Elecciones entre combates
Mientras los combates entre el ejército ucraniano y los separatistas prorrusos causaron más de 150 muertos en las últimas semanas, los sondeos sitúan al multimillonario prooccidental Petro Poroshenko como claro favorito.
Ucrania se prepara para celebrar hoy unas elecciones presidenciales cruciales para su futuro, con las autoridades interinas pendientes de lo que pase en las regiones del Este, donde los combates entre el ejército ucraniano y los separatistas prorrusos causaron más de 150 muertos en las últimas semanas. Los sondeos sitúan al multimillonario prooccidental Petro Poroshenko como claro favorito con un 44 por ciento de intención de voto. Sus principales rivales son la ex primera ministra Yulia Timoshenko y el banquero Serguei Tiguipko. Poroshenko, que prometió en campaña gestionar Ucrania como su empresa de chocolates Roshen, no tiene garantizada la victoria en la primera vuelta, en cuyo caso se celebrará la segunda el 15 de junio. Kiev ha desplegado 55 mil policías y 20 mil voluntarios para esta elección en la que están convocados a las urnas 36 millones de electores.
En Kiev, el gobierno interino que surgió de las barricadas de Maidán, donde el movimiento de protesta expulsó del poder al presidente prorruso Viktor Yanukovich a finales de febrero, participó ayer en una misa en la catedral Santa Sofía. La víspera, el presidente ruso, Vladimir Putin, esbozó un gesto de pacificación al anunciar que respetará “la elección del pueblo ucraniano” y trabajará con el jefe de Estado electo. La Casa Blanca se mostró prudente ante esta declaración e indicó que espera una señal más tangible por parte del Kremlin.
En el Este, se vivía una tregua relativa después de dos días de violentos combates en la región de Donetsk que dejaron al menos 26 muertos, entre ellos 19 el jueves en las filas del ejército ucraniano, sus mayores pérdidas desde el inicio de la operación “antiterrorista” el 13 de abril. La ciudad de Slaviansk, bastión de los insurgentes prorrusos, registró pese a todo algunos combates ayer de madrugada, en vísperas de unos comicios que pretenden poner fin a seis meses de crisis política.
Sin embargo, las autoproclamadas repúblicas populares de Donetsk y Lugansk se unificaron ayer bajo el nombre de Novorossia –Nueva Rusia–, en un acto que supone un mensaje a las autoridades de Kiev y a los electores. La ceremonia de unificación tuvo lugar en un hotel de Donetsk, la capital de la homónima región prorrusa, en presencia de representantes de otras regiones del sudeste ucraniano: Odessa, Jersón, Nikoláyev, Dnipropetrovsk y Zaparozhie. Los insurgentes reconocieron que en sus filas se produjo una división entre los que apoyaban el acto de unificación y los que defienden incluir en Novorossia a las ocho regiones surorientales, de mayoría rusohablante.
Los rebeldes se proponen boicotear las elecciones presidenciales, en las que están llamados a votar cinco millones de electores de Donetsk y Lugansk. En ambas regiones los rebeldes han bloqueado las comisiones, han tomado los colegios, frente a los que colocaron incluso morteros, requisado urnas y listas de votantes, y ni siquiera fueron imprimidas las boletas porque los insurgentes asaltaron todas las imprentas.
Los candidatos apuraron el viernes las últimas horas de la campaña para participar en debates y programas de televisión, con la excepción de Poroshenko, que mantuvo un perfil bajo. Mientras, su principal rival, Timoshenko, centró su campaña en los medios audiovisuales. El favorito para la presidencia es un cultor del bajo perfil que hizo de la lucha contra la corrupción su propuesta de campaña. “No hay dinero gris, ni negro, ni blanco. O combatimos la corrupción o es que estamos complicados en ella”, señaló en uno de sus últimos actos de campaña.
La ex premier, con un tímido 10 por ciento en los sondeos, es la que estaría más cerca de participar del ballottage frente a Poroshenko, quien podría obtener menos de los votos necesarios para consagrarse presidente en la primera vuelta. A pesar de los esfuerzos que ha hecho, los votantes relacionan a la líder de la Revolución Naranja con el sistema político contra el que luchó el Maidán de Kiev.
Los que veían en Timoshenko a una mártir del engranaje político encabezado por el ex presidente, tras pasar dos años en prisión condenada por abuso de poder, tuvieron que aceptar, a fuerza de sondeos, que va a estar difícil hacerle sombra a Poroshenko, el empresario conocido como “el rey del chocolate”. Con porcentajes muy similares a la ex ministra se ubica Tiguipko, antiguo asesor electoral de Yanukovich, ex jefe del Banco Central de Ucrania y militante del Partido de las Regiones (PR) del depuesto presidente, aunque no su candidato oficial. Nacido en Moldavia y formado en la rusoparlante Dnepropetrovsk, Tiguipko coincidió en la última etapa de la Unión Soviética con el presidente interino Alexandr Turchinov en las filas de las Juventudes Comunistas (Komsomol) y ayudó desde su cargo a poner en marcha su primer negocio a Timoshenko, natural de esa ciudad del Este de Ucrania. Tiguipko asumió lisa y llanamente el papel de candidato del sudeste rusoparlante del país.
Tiguipko pidió a las autoridades ucranianas durante la campaña que pongan fin a la operación militar lanzada contra los insurgentes. En cambio, Timoshenko, al igual que el favorito Poroshenko, siempre apoyó las acciones militares emprendidas contra las milicias independentistas y se manifestó a favor de la integración de Ucrania tanto en la Unión Europea como en la OTAN.
Por otra parte, el primer ministro en funciones, Arseni Yatseniuk, adelantó que la primera visita al extranjero del presidente ucraniano que resulte elegido será a Bruselas. “Tendremos un presidente legalmente elegido que efectuará su primera visita a la capital de la Unión Europea y firmará un documento para una zona de libre comercio”, dijo Yatseniuk, según un comunicado oficial. Además aseguró que las autoridades harán todo lo posible para garantizar que las elecciones sean “limpias y transparentes”.
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