Votan autonomías en Ucrania
El presidente de Ucrania dijo que los prorrusos de Donetsk y Lugansk no entienden que la separación puede significar “una completa destrucción de la economía, los programas sociales y la vida en general para la población”.
Dos de las regiones del Este de Ucrania se preparan para votar hoy un referendo de autonomía, profundizando la crisis de separatismo en ese país. Los autonomistas prorrusos quieren crear “repúblicas populares soberanas” en dichas regiones, donde los insurgentes mantienen enfrentamientos con el ejército y desde hace varias semanas ocupan edificios públicos. Mientras el presidente interino, Aleksander Turchinov, advirtió sobre el peligro de destruir las economías regionales. El mandatario dijo que los prorrusos de Donetsk y Lugansk no entienden que la separación puede significar “una completa destrucción de la economía, los programas sociales y la vida en general para la mayoría de la población”, según un comunicado publicado por la presidencia.
Por su parte, el portavoz de la comisión electoral de la República Popular de Donetsk, Román Liaguin, brindó una conferencia de prensa en la que aseguró que ya está todo dispuesto para el referéndum y que los 2000 centros electorales serán custodiados durante toda la jornada tanto por las milicias prorrusas como por agentes del orden público locales. “Oponemos el referendo a la guerra”, proclamó Liaguin, quien precisó que en cada uno de los lugares de votación hay cuatro o cinco grupos móviles dispuestos a intervenir para prevenir cualquier desorden que impida la celebración del plebiscito.
Los referendos de hoy son similares a la consulta realizada en marzo en Crimea, donde el 96 por ciento de los votantes decidió separarse de Ucrania y anexarse a Rusia. Sin embargo, las regiones que votan mañana seguirían siendo parte de Ucrania, pero con un poder regional más amplio. Liaguin aseguró que, según sondeos, un 70 por ciento del censo electoral acudirá a las urnas y que las listas de electores para este referéndum fueron confeccionadas sobre la base de los anteriores padrones electorales.
El portavoz agregó que los centros de votación abrirán sus puertas a las 8 horas (2 de la Argentina) y permanecerán así hasta las 22 horas (16), aunque precisó que en ciudades como Slaviansk, Kramatorsk y Mariupol, donde en los últimos días hubo combates, cerrarán antes. Asimismo, dejó en claro que las elecciones presidenciales previstas por las autoridades interinas de Kiev para el 25 de mayo no serán celebradas en el sudeste del país.
Poco antes, la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, François Hollande, instaron a Rusia a cooperar para lograr unas elecciones presidenciales “incontestables” en Ucrania. Sólo si estas elecciones tienen lugar con “regularidad” y “transparencia” totales, el presidente que resulte elegido tendrá la “legitimidad indispensable” para realizar las tareas que tiene por delante, argumentó Hollande.
Además, le exigieron a Rusia una “reducción visible” de sus fuerzas militares junto a la frontera ucraniana y advirtieron a Moscú que si no contribuye a la celebración de elecciones democráticas, deberá enfrentarse a las “correspondientes consecuencias”, en referencia a sanciones económicas. Asimismo, ambos reafirmaron su compromiso con el gobierno pro europeísta de Kiev, aunque instaron a las autoridades a acabar con sus ofensivas militares contra los insurgentes del Este hasta los comicios.
El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, subrayó que los comicios del 25 de mayo serán “un buen instrumento para estabilizar la situación en Ucrania”. El gobierno de Kiev se mostró dispuesto a dialogar, aunque no con “terroristas”, nombre con el que el Ejecutivo se refiere a los prorrusos, quienes por su parte exigieron a Kiev el fin de la violencia antes de iniciar un diálogo. “Escuchamos a (la cuenca del) Donbás y estamos dispuestos a sentarnos en la mesa de negociaciones”, afirmó Turchinov ayer en un comunicado.
Simultáneamente, el presidente interino destituyó al gobernador de Lugansk, Mijail Bolotskij, a quien había nombrado el 2 de marzo, después de que el gobierno central perdiera el control de amplios sectores de la región. Por su parte, las fuerzas prorrusas exigieron de nuevo a Kiev el fin de la violencia como condición previa a cualquier tipo de diálogo. “Sólo se podrá hablar de algún tipo de negociación cuando quienes tienen el poder en Kiev pongan fin a sus acciones agresivas, retiren a sus tropas y estén dispuestos a un diálogo pacífico”, aseveró Miroslav Rudenko, miembro de la cúpula de la autoproclamada República Popular de Donetsk.
Tras los combates vividos el viernes, la situación se tranquilizó ayer en Mariupol, ciudad portuaria del sudeste de Ucrania y cercana a la frontera con Rusia. La Guardia Nacional anunció su retirada del centro de la ciudad, aunque advirtió que se hará todo lo necesario para estabilizar la situación. La policía aseguró que seguirá de servicio tras los “trágicos acontecimientos”, cuando tropas del gobierno ucraniano y fuerzas prorrusas se enfrentaron por el control de una comisaría. Según las autoridades locales, en los enfrentamientos de Mariupol murieron al menos 7 personas y unas 50 resultaron heridas. El ministro de Interior ucraniano, Arsen Avakov, reportó la muerte de dos soldados ucranianos y 20 separatistas.
En tanto, fuerzas prorrusas retuvieron brevemente en Donetsk a nueve trabajadores de la Cruz Roja Internacional, a los que dejaron en libertad tras comprobar sus intenciones, informó el portavoz del organismo, Pierre Marquet. Los trabajadores de Cruz Roja –ocho ucranianos y un suizo– llevaban consigo medicamentos y ahora podrán llevar a cabo su misión humanitaria en la región.
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