sábado, 31 de mayo de 2014

Visto bueno

La "izquierda"(?) uruguaya celebra el visto bueno de las calificadoras. Gobiernan para los banqueros.

Bergara espera que calificadoras acompañen decisión de Moody’s

Recomendó ajustar las políticas fiscal y monetaria para seguir mejorando la nota soberana

El anuncio de suba de grado en el perfil de deuda del país por parte de Moody’s generó el esperado entusiasmo en el gobierno que ahora aguarda, de boca del ministro de Economía y Finanzas, Mario Bergara, que el resto de las calificadoras importantes del mundo se sumen a esa decisión. Un experto de Moody’s resaltó los deberes hechos por Uruguay con relación al manejo de deuda y aseguró que para seguir en el camino ascendente será necesario hacer ajustes en las políticas fiscal y monetaria. 

Moody’s subió ayer la calificación crediticia soberana de Uruguay en un escalón, a Baa2, por una mejoría del perfil de la deuda gubernamental que tiene un promedio de vencimiento de más de 10 años, con un panorama estable. 

Según la nota, la puntuación Baa2 “ubica a la economía uruguaya al mismo nivel de calificación que Perú y Brasil, de acuerdo al criterio de esta misma agencia calificadora, y por encima de la nota de Colombia que ubica en Baa3”. Al anunciar la nueva evaluación del país, Moody’s señaló este viernes que la mejora de la calificación se basa en el fortalecimiento del perfil de la deuda soberana de Uruguay, así como en los moderados riesgos crediticios y la reducción de algunas de sus vulnerabilidades.

La agencia de calificación añade que Uruguay tiene bajos riesgos de refinanciación de su deuda y reservas financieras suficientes ante un giro adverso de los mercados mundiales. También apunta que la economía uruguaya está experimentando una rebaja ordenada y moderada de su crecimiento, sin disminuir por ello la tasa de inversión y la productividad. 

El ministro Bergara indicó que el paso de Moody’s “consolida un camino” y que es “necesario seguir en esta dirección de política económica”. “Hemos mitigado vulnerabilidades contra posibles shocks regionales o globales, el perfil de deuda es adecuado y la economía tiene un crecimiento equilibrado”, señaló. Destacó también que esto es una continuación del grado inversor conseguido hace dos años. 

Ahora, para reforzar el nuevo estatus, continuó el jerarca, “será clave que las otras calificadoras importantes sigan el tirón hacia arriba que Moody’s hace de la calificación uruguaya. Para nosotros sería significativo que Fitch, Standard & Poor’s y otras calificadoras siguieran este comportamiento”. 

El extitular del Banco Central  y actual ministro dijo que ya se demostró que el país sabe cómo manejarse ante inconvenientes de los vecinos. “En reuniones que mantuvimos con la calificadora (Moody’s) enfatizábamos que no estamos especulando con lo que podía pasar en el futuro (respecto a la incidencia regional), sino que es algo que ya vivimos. Brasil crece en menores tasas y Argentina también se desaceleró rápidamente, además del cepo cambiario y las medidas contra los puertos. Ya hemos tomado medidas y la economía del país las ha absorbido muy razonablemente”, aseguró Bergara.

El analista senior para el Cono Sur de Moody’s, Mauro Leos, indicó que la suba de la calificación de Uruguay se enmarca en un proceso gradual de fortalecimiento crediticio, y en el manejo y estructura de la deuda, la que aún cuenta con un grado elevado de dolarización. “El gobierno por un lado tiene una deuda en dólares elevada y por otro, que es la compensación, un perfil de deuda a plazos muy amplios. En el conjunto de países emergentes son contados los países que tienen la madurez de deuda mayor a 10 años”, dijo a El Observador. 

Leos manifestó su preocupación por la inflación alta del país y también por el gasto fiscal. “En la parte monetaria, la inflación, si uno quita a Argentina y Venezuela que son casos especiales, Uruguay es de los más elevados. Ahora casi todo el mundo está no solo por debajo de 10%, sino que significativamente por debajo de 10%. Además, Uruguay tiene una inflación por fuera de las propias metas del Banco Central y las expectativas son que continúen por fuera de los rangos. Esta situación no se encuentra en otras partes”. 

El experto precisó que para seguir escalando en el perfil de deuda, Uruguay deberá acomodarse desde el punto de vista fiscal y monetario. La denominación de “estable es porque consideramos que (Uruguay) está robusto ante choques. No esperaríamos ahora que se mueva; para que se mueva tendría que observarse el efecto de estrategias del próximo gobierno en materia de política fiscal y monetaria que lleven a mejoras en aspectos macroeconómicos”.

Argentina :el gobierno K y la deuda

Acuerdo con el Club de París: fin del ciclo para una deuda ilegítimaImprimirE-Mail
Thursday, 29 de May de 2014
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A partir del acuerdo cerrado en la madrugada de hoy con el Club de París se termina el ciclo de cancelación de deuda de origen ilegítimo gestada en forma fraudulenta durante la dictadura cívico-militar. Pero también se legalizan los canjes realizados por los posteriores gobiernos democráticos. Esto ocurre aunque existan investigaciones y causas judiciales abiertas e incluso fallos de la Justicia que declaran la ilegalidad de esa deuda de facto y de los posteriores procesos de (des)endeudamiento. Red Eco Alternativo.
 
(Fabiana Arencibia – Red Eco) Argentina – El gobierno argentino acaba de reconocer ante el Club de París una deuda que fue contraída en un cincuenta por ciento por la dictadura y que además está sujeta a una investigación por parte del Juzgado en lo Criminal y Correccional Federal N° 2, a cargo del Dr. Sebastián Roberto Ramos. 

El ministro de Economía, Axel Kicillof, que encabezó las negociaciones, manifestó al finalizarlas: “Con el acuerdo alcanzado hoy, Argentina cierra un capítulo más de la triste historia del sobreendeudamiento que condujo, inevitablemente, al default”.

Este camino, que se inició con la primera reestructuración de la deuda en 2005, el pago al contado de 9.810 millones de dólares al FMI en 2006, un nuevo canje en 2010 y los últimos pagos a las empresas con laudos en el CIADI en 2013, ha sido parte de la estrategia del llamado “desendeudamiento” adoptada por el actual gobierno: cambiar deuda vieja mayoritariamente ilegal por nueva deuda, ahora legitimada en un ciento por ciento.

El monto consolidado (capital e intereses) al 30 de abril, reconocido como deuda a 15 de los 19 países que integran este foro informal de prestamistas internacionales, asciende a 9.700 millones de dólares. La misma era de 1.880 millones en 2001 y por sucesivos cambios en las cotizaciones de las monedas en que está contraída (mayoritariamente en euro y yen) trepó a cerca de 6.500 millones en 2006. El resto lo constituyen intereses.

El acuerdo consiste en cancelar la totalidad en 5 años. El primer pago será de 650 millones de dólares en julio próximo, luego otro por 500 millones en mayo de 2015 y el próximo en mayo de 2016 por 1150 millones. El resto se cancelará entre 2017 y 2019. La tasa de interés pautada es del 3% anual para los saldos de capital durante esos 5 años. Lo que no se reveló es si los pagos serán en efectivo o con la emisión de nueva deuda (bonos).
clubdeparis.jpgEl acuerdo también establece un pago mínimo en cada año al que podrán adicionarse otros pagos en caso de que los países integrantes del Club incrementen sus inversiones en Argentina. Si las inversiones no se concretan, los pagos se extenderán dos años más (totalizando 7) con un aumento del costo financiero de alrededor de un 1% adicional en total. 

Los miembros del Club de París emitieron un comunicado en el que "dan la bienvenida a los progresos hechos por la República Argentina orientados a la normalización de sus relaciones con los acreedores, la comunidad financiera y las instituciones internacionales, tras la crisis del año 2001".

Por su parte, el ministro de Economía manifestó que el acuerdo “garantiza la sustentabilidad de los pagos de los compromisos financieros como un todo, es compatible con el perfil de vencimientos que tiene el país en el futuro y no implica condicionalidad alguna para llevar adelante sus políticas económicas”, y agregó que “constituye un paso importante para promover la inversión en Argentina".

Ambas manifestaciones expresan un claro objetivo del gobierno argentino de volver al mercado internacional de capitales para lo cual priorizó en su momento un lugar en el G-20 antes que abrir la posibilidad a que se investigase cuál era la deuda genuina.

La gestión kirchnerista ha sido la que más deuda ilegítima canceló de todas las gestiones post dictadura y también la que ha reanudado un nuevo ciclo de endeudamiento externo.

Tal como lo afirmó públicamente la propia presidenta Cristina Fernández, en su discurso del 26 de agosto de 2013, este es el gobierno que más deuda ha pagado (173.700 millones de dólares en esa década). Aunque omitió decir que también es el que más deuda ha contraído.

La deuda pública nacional que a mediados de 2005 era de unos 147.000 millones de dólares alcanza hoy, según los últimos datos disponibles del Ministerio de Economía (30/9/2013), a 201.000 millones de dólares. Esta deuda no incluye los intereses a pagar, ni cupones atados al PBI, ni deudas de provincias y municipios; tampoco la deuda con el Club de París que acaba de cerrarse ni la deuda en poder de los holdouts estimada en los 11.000 millones de dólares (capital e intereses).

Además, se incrementa cada año por más de 10.000 millones de dólares (en el 2011: 14.600, durante el 2012: 18.800, en el 2013: sin cifras oficiales aún, se previó un aumento de 12.100, y para 2014 el Presupuesto prevé un incremento de 12.700)

La mayor parte de la deuda pública es hoy intra-estado. Se le (nos) debe plata a la Anses, al Banco Nación, al Banco Central y otros organismos estatales. De allí se han sacado los fondos no solo para cubrir gasto social sino también para pagar deuda. A cambio de eso, el gobierno viene emitiendo bonos que son la nueva deuda del futuro. 

Y en ejercicio de la memoria, recordamos una pregunta que el 25 de mayo de 2012 le hacían públicamente diversas personalidades al entonces ministro de Economía Hernán Lorenzino: ¿Señor Ministro, por qué pagar tanto al Club de París?

Se trata de una carta que integrantes de Diálogo 2000 y otras organizaciones sociales defensoras de los derechos humanos,  le entregaron a Lorenzino en la que le pedían que precisara públicamente de qué se trataba la deuda que el gobierno argentino quería pagarle al Club de París. (1)

“¿Cuáles son los orígenes de las deudas, quiénes se beneficiaron con su contratación y cuánto se ha pagado ya en concepto de servicios?”, preguntaban el Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel y las Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora Nora Cortiñas y Mirta Baravalle, entre otros firmantes de la Carta. 

Allí también afirmaban: “La mitad de la deuda reclamada por el Club de París tiene su origen durante la dictadura cívico-militar y forma parte de la deuda que ya en el año 2000 fue declarada ‘fraudulenta y arbitraria’. Incluye créditos recibidos para la compra de armas y equipo militar, créditos para bancos y empresas privadas y otros que endeudaron a las empresas públicas sin que las mismas recibieran el beneficio de esos ingresos (…).Todos los reclamos son cuestionados actualmente en sede judicial”.

Nos preguntábamos en una nota que publicamos en Red Eco hace tres años (2) hasta dónde resulta diferente el canje de deuda por activos físicos (la entrega del patrimonio que hizo el menemismo) del canje de deuda con activos financieros (la plata del Banco Central, de la Anses y del Banco Nación) que realizó el gobierno actual.

La firma del acuerdo persigue el objetivo de volver al endeudamiento externo con los mismos bancos y organismos financieros de siempre. Hacia allí vamos a repetir una historia que ya hemos vivido. A la corta o a la larga el endeudamiento externo nunca ha sido una solución para el desarrollo ni para la independencia económica. 

Recurrir al mercado de crédito externo cuando hay fuentes locales de financiamiento (las ganancias exentas de la actividad financiera y de la explotación minera, las “corpos” que la “juntan con pala” y que el actual gobierno señala en cada oportunidad que se le presenta) nunca nos ha llevado a buen puerto.


“Esto es reestructuración de la deuda iniciada, contra viento y marea y contra todos los pronósticos,  por el Presidente Kirchner (...) es el pago al Fondo Monetario Internacional (...) Es también la otra parte de la reestructuración que se realiza durante mi primer gobierno. (…). Todo esto se ha hecho pagando rigurosamente, sin acceso al mercado de capitales, con recursos de los argentinos”, decía la presidenta en agosto de 2012 cuando se terminó de pagar el BODEN2012.

Luego vinieron varios deberes cumplidos por parte de este gobierno para volver a acceder a ese mercado; al que hoy tanto el gobierno como los países poderosos (para poder hacer sus negocios con mayor tranquilidad) festejan que Argentina regrese.

Acordamos con ambos conceptos de ese discurso de la presidenta.  Rigurosidad en los pagos (este es el gobierno que más deuda ha cancelado) y utilización de los recursos de los argentinos. Aunque en esto último no creemos que “los” argentinos seamos “todos” realmente. Nos preguntamos sobre qué parte del pueblo recae y recaerá el peso de este (des) endeudamiento. 


(1)    Texto completo de la Carta 

viernes, 30 de mayo de 2014

WILLIAM FAULKNER

William Faulkner: Una rosa para Emily

William Faulkner1.

Cuando murió la señorita Emily Grierson, todo nuestro pueblo fue a su funeral: los hombres por una especie de respetuoso afecto hacia un monumento caído, las mujeres sobre todo por la curiosidad de ver el interior de su casa, que nadie, excepto un viejo criado —mezcla de jardinero y cocinero— había visto, por lo menos, en los últimos diez años.
Era una casa de madera, grande, más bien cuadrada, que alguna vez había sido blanca; estaba decorada con cúpulas, agujas y balcones con volutas, según el airoso y pesado estilo de los setenta. Se ubicaba en la que antiguamente fue nuestra mejor calle, después invadida por talleres y limpiadoras de algodón que se inmiscuyeron e hicieron caer en el olvido incluso los apellidos más ilustres de ese vecindario. Sólo la casa de la señorita Emily seguía alzando su obstinada y coquetona decadencia por encima de los camiones de algodón y las bombas de gasolina —un adefesio entre adefesios. Y ahora la señorita Emily había ido a reunirse con los que otrora portaran aquellos ilustres apellidos en el lánguido cementerio de cedros, donde yacían entre las tumbas, ordenadas en filas y anónimas, de los soldados de la Unión y la Confederación que cayeron en la batalla de Jefferson.
En vida, la señorita Emily había sido una tradición, una preocupación y un deber; algo así como una obligación hereditaria que recayó sobre el pueblo desde aquel día de 1894 en que el coronel Sartoris, el alcalde —quien creó el decreto por el cual ninguna mujer negra podría salir a la calle sin un delantal— le condonó el pago de impuestos desde la muerte de su padre y a perpetuidad. No era que la señorita Emily hubiera aceptado una obra de caridad. El coronel Sartoris inventó una complicada historia según la cual el padre de ella había prestado dinero al pueblo, dinero que la comunidad, por cuestiones financieras, prefería pagarle de esta manera. Sólo un hombre de la generación y con la mentalidad del coronel Sartoris podría haber inventado algo así, y sólo una mujer podría haberlo creído.
Este acuerdo generó cierto descontento cuando la siguiente generación, con ideas más modernas, llegó a la alcaldía y al Consejo. El primer día del año le enviaron por correo una notificación del pago de impuestos. Llegó febrero y aún no había respuesta. Le escribieron un oficio para pedirle que se presentara en la oficina del alguacil en cuanto le fuera posible. Una semana después, el alcalde mismo le escribió, ofreciéndose a visitarla o enviarle su coche y recibió como respuesta una nota escrita en un papel de apariencia anticuada, con caligrafía fina y fluida y tinta desvanecida, en la que la señorita Emily le decía que ya no salía nunca. También incluía la notificación del pago de impuestos, sin comentario alguno.
Convocaron a una junta especial de concejales. Una delegación fue a buscarla y tocó la puerta por la que ningún visitante había pasado desde que ella dejó de dar clases de pintura en porcelana ocho o diez años antes. El viejo negro los guió hacia un oscuro vestíbulo, desde donde ascendía una escalera que se adentraba en una oscuridad todavía más profunda. Olía a polvo y desuso —un olor a encierro, a humedad. El negro los condujo a la sala, donde había pesados muebles de piel. Cuando él abrió las persianas de una ventana, pudieron ver las grietas en la piel de los muebles y al sentarse, un ligero polvillo se elevó perezosamente alrededor de sus muslos, girando con lentas motas a la luz del único rayo de sol. En un caballete dorado deslustrado que se encontraba frente a la chimenea, se erigía un retrato al carbón del padre de la señorita Emily.
Se levantaron cuando ella entró —una mujer pequeña y gorda, vestida de negro, con una delgada cadena de oro que descendía hasta su cintura y desaparecía en su cinturón. Se apoyaba en un bastón de ébano con cabeza de oro deslustrado. Su esqueleto era pequeño y enjuto; quizás por eso lo que en otra persona hubiera sido simple gordura, en ella era obesidad. Se veía hinchada y con el mismo color pálido que un cuerpo sumergido por mucho tiempo en agua estancada. Sus ojos, perdidos en las protuberancias que formaban los pliegues de su cara, parecían dos pequeños carbones presionados en un bulto de masa que se movían de una cara a otra mientras los visitantes explicaban el motivo de su visita.
Ella no los invitó a sentarse. Solamente se paró bajo el marco de la puerta y escuchó en silencio hasta que el hombre titubeó y se detuvo. Entonces ellos pudieron escuchar el tictac del invisible reloj que colgaba de la cadena de oro.
Su voz era seca y fría. “Yo no tengo que pagar impuestos en Jefferson. El coronel Sartoris me lo explicó. Quizás alguno de ustedes pueda tener acceso a los registros de la ciudad y comprobarlo por sí mismo.”
“Ya lo hicimos. Somos las autoridades de la ciudad, señorita Emily. ¿No recibió una notificación del alguacil, firmada por él mismo?”
“Sí, recibí un papel —dijo la señorita Emily—. Quizás él se cree el alguacil… Yo no tengo que pagar impuestos en Jefferson.”
“Pero, verá usted, no hay ningún registro que lo demuestre. Debemos seguir…”
“Vean al coronel Sartoris. Yo no tengo que pagar impuestos en Jefferson.”
“Pero, señorita Emily…”
“Vean al coronel Sartoris. (El coronel Sartoris había muerto hacía casi diez años.) Yo no tengo que pagar impuestos en Jefferson. ¡Tobe! —el negro apareció—. Muéstrale a los caballeros dónde está la salida.”

2.

Así que los venció, por completo, tal y como había vencido a sus antepasados treinta años atrás en relación con el olor. Eso fue dos años después de la muerte del padre de la señorita Emily y poco después de que su enamorado —el que todos creíamos que la desposaría— la abandonara. Después de la muerte de su padre ella salía muy poco; después de que su novio se fue, ya no se le veía en la calle en lo absoluto. Algunas damas tuvieron la osadía de buscarla pero no las recibió, y la única señal de vida en el lugar era el negro —joven entonces— que salía y entraba con la canasta del mercado.
“Como si un hombre —cualquier hombre— pudiera llevar una cocina adecuadamente”, decían las damas. Así que no se sorprendieron cuando surgió el olor. Fue otro vínculo entre el mundo ordinario, terrenal, y los encumbrados y poderosos Grierson.
Una vecina se quejó con el alcalde, el juez Stevens, de ochenta años de edad.
“¿Pero qué quiere que haga al respecto, señora?”, dijo.
“Bueno, mande a alguien a decirle que lo detenga —dijo la mujer—. ¿Acaso no hay leyes?”
“Estoy seguro de que no será necesario —dijo el juez Stevens—. Probablemente sea solamente que su negro mató una víbora o una rata en el jardín. Hablaré con él al respecto.”
Al día siguiente recibió dos quejas más, una de ellas de un hombre que le dijo con tímida desaprobación: “De verdad debemos hacer algo al respecto, juez. Yo sería el último en molestar a la señorita Emily, pero debemos hacer algo.” Esa noche el Consejo se reunió —tres hombres con barbas grises y un hombre más joven, miembro de la nueva generación.
“Es simple —dijo este último—. Enviémosle un aviso para que limpie su propiedad. Le damos un plazo para hacerlo y si no lo hace…”
“Por Dios —dijo el juez Stevens—, ¿acusaría a una dama de oler mal en su propia cara?”
Así que la noche siguiente, después de media noche, cuatro hombres cruzaron el jardín de la señorita Emily y se escabulleron en la casa como ladrones, husmeando a lo largo del basamento de ladrillo y los huecos del sótano mientras uno de ellos hacía un movimiento regular con el brazo, como de sembrador, sacando algo de un saco que colgaba de su hombro. Rompieron la puerta del sótano y espolvorearon cal ahí y en todo el exterior de la casa. Cuando cruzaron de nuevo el jardín, una ventana que había estado apagada estaba ahora iluminada y se podía ver a la señorita Emily sentada, con la luz detrás de ella y la parte superior de su torso inmóvil como la de un ídolo. Se deslizaron silenciosamente a través del césped hacia la sombra de las acacias que bordeaban la calle. Después de una semana o dos el olor desapareció.
Eso fue cuando la gente ya había comenzado a sentir verdadera pena por ella. El pueblo recordaba cómo la anciana Wyatt, su tía abuela, se había vuelto completamente loca y creía que los Grierson se sentían más importantes de lo que realmente eran. Ningún joven era lo suficientemente bueno para la señorita Emily y su familia. Habíamos pensado durante mucho tiempo en ellos como si fueran un cuadro, la delgada figura de la señorita Emily en el fondo y la figura de su padre al frente, con la espalda vuelta hacia ella y sujetando un látigo, ambos enmarcados por la puerta principal abierta. Así que cuando ella cumplió treinta años y aún era soltera, no fuimos precisamente complacidos, sino vengados; incluso con la locura de su familia, ella no hubiera rechazado todas sus oportunidades si éstas se hubieran materializado de verdad.
Cuando su padre murió, se rumoraba que la casa fue todo lo que le dejó, y de alguna forma, la gente estaba contenta por ello. Finalmente podrían compadecerse de la señorita Emily. Al quedar sola y pobre, se había humanizado. Ahora también ella sabría lo que eran la desesperación y el temor de tener un centavo de más o de menos.
El día siguiente a la muerte de su padre, todas las damas se prepararon para ir a su casa y ofrecer sus condolencias y ayuda, como es nuestra costumbre. La señorita Emily las encontró en la puerta, vestida como siempre y sin señal alguna de aflicción en el rostro. Les dijo que su padre no estaba muerto. Lo hizo durante tres días, con todo y que los ministros y los doctores la buscaban tratando de persuadirla para deshacerse del cuerpo. Justo cuando iban a recurrir a la ley y la fuerza, ella tuvo una crisis y ellos enterraron a su padre rápidamente.
Entonces no decíamos que estaba loca. Creíamos que tenía que hacer lo que hizo. Recordábamos a todos los jóvenes que su padre había ahuyentado y sabíamos que, ahora que nada le quedaba, tendría que aferrarse a quien la había robado, como cualquiera en su lugar lo haría.

3.

Estuvo enferma durante mucho tiempo y cuando volvimos a verla, se había cortado el cabello, lo que la hacía parecer una niña, con un ligero parecido a esos ángeles de los vitrales de las iglesias —entre trágicos y serenos.
El pueblo acababa de aceptar los contratos para pavimentar las aceras y las obras comenzaron en el verano que siguió a la muerte de su padre. La compañía de construcción llegó con negros y mulas, maquinaria y un capataz llamado Homer Barron, yanki —un hombre grande, de piel oscura, vivaz, con una voz fuerte y ojos más claros que su rostro. Los niños lo seguían en grupos para escucharlo maldecir a los negros y a éstos cantar al compás con que subían y bajaban los picos. Muy pronto Homer Barron conocía ya a todo el pueblo. Siempre que se escuchaban risas en algún lugar de la plaza, él estaba en el centro del grupo. Poco tiempo después comenzamos a verlo con la señorita Emily las tardes de domingo, conduciendo su coche con ruedas amarillas y el par de caballos bayos de la caballeriza.
Al principio nos dio gusto que la señorita Emily estuviera interesada en alguien, porque todas las damas decían: “Por supuesto, una Grierson no tomaría en serio a un obrero del norte.” Pero otros, mayores, afirmaban que ni siquiera la aflicción podría hacer que una verdadera dama olvidara la noblesse oblige —sin llamarla exactamente noblesse oblige. Solamente decían: “Pobre Emily. Su familia debería visitarla.” Ella tenía algunos parientes en Alabama; pero años atrás su padre se había peleado con ellos por la herencia de la anciana Wyatt, la loca, y ya no había comunicación entre las dos familias. Ni siquiera habían enviado a alguien en su representación al funeral.
Y tan pronto como los ancianos dijeron “Pobre Emily”, los rumores comenzaron. “¿Crees que sea cierto? —se decían entre ellos—. Por supuesto que sí. ¿Qué más podría…?” Lo decían a sus espaldas; y el susurro de la seda y el raso detrás de las persianas cerradas bajo el sol de la tarde de domingo conforme sonaba el rápido clop-clop-clop de los caballos: “Pobre Emily.”
Ella llevaba la frente muy en alto —incluso cuando creíamos que había caído. Era como si demandara más que nunca el reconocimiento de su dignidad como la última Grierson; como si ese toque de desenfado reafirmara su impenetrabilidad. Como cuando compró el veneno para ratas, el arsénico. Eso sucedió un año después de que comenzaran a decir “Pobre Emily”, durante la visita de sus dos primas.
“Quiero un veneno”, dijo al droguero. Entonces ya rebasaba los treinta, era aún una mujer delgada, aunque más delgada de lo normal, con ojos negros, fríos y arrogantes, en una cara con la piel estirada sobre las sienes y alrededor de los ojos, como uno imaginaría que debe verse la cara de un guardafaros. “Quiero un veneno”, dijo.
“Sí, señorita Emily. ¿De qué tipo? ¿Para ratas y cosas por el estilo? Le recomiendo…”
“Quiero el mejor que tenga. No me importa de qué tipo sea.”
El droguero mencionó varios. “Matarían hasta a un elefante. Pero lo que quiere es…”
“Arsénico —dijo la señorita Emily—. ¿Ése es bueno?”
“¿Arsénico?… Sí, señora. Pero lo que usted quiere…”
“Quiero arsénico.”
El droguero bajó la mirada. Ella lo miró, muy erguida, con el rostro como una bandera tirante. “Bueno, por supuesto —dijo el droguero—. Si eso es lo que desea. Pero la ley exige que diga para qué va a usarlo.”
La señorita Emily sólo lo miró, con la cabeza inclinada hacia atrás para verlo a los ojos, hasta que él desvió la mirada, fue por el arsénico y lo envolvió. El repartidor, un niño negro, le llevó el paquete; el droguero no volvió. Cuando ella abrió el paquete en su casa, estaba escrito sobre la caja, debajo del símbolo de la calavera y los huesos cruzados: “Para ratas.”

4.

Así que al día siguiente todos dijimos “Va a suicidarse”; y pensábamos que era lo mejor que podía hacer. Cuando se le había comenzado a ver con Homer Barron, habíamos dicho “Se casará con él”. Luego dijimos “Todavía puede convencerlo”, porque el mismo Homer había puntualizado que él no era para casarse, le gustaba alternar con hombres y se sabía que bebía con los jóvenes en el Club de Elk. Después dijimos “Pobre Emily” detrás de las persianas, cuando pasaban por la tarde de domingo en el brillante coche, la señorita Emily con la frente en alto y Homer Barron con el sombrero ladeado y un puro entre los dientes, tomando las riendas y el látigo entre sus guantes amarillos.
Luego algunas damas comenzaron a decir que era una desgracia para el pueblo y un mal ejemplo para los jóvenes. Los hombres no querían intervenir, pero finalmente las damas forzaron al pastor de la iglesia bautista —la familia de la señorita Emily pertenecía a la iglesia episcopal— a que hablara con ella. Él nunca habría de decir qué pasó durante la entrevista, pero se negó a regresar. Al domingo siguiente ellos pasaron de nuevo por las calles y el lunes la esposa del ministro le escribió a los parientes de la señorita Emily en Alabama.
De modo que de nuevo tenía parientes bajo su techo y nosotros esperamos para ver los acontecimientos. Al principio no sucedió nada. Luego estábamos seguros de que se casarían. Nos enteramos de que la señorita Emily había ido con el joyero y le había pedido un juego de tocador de plata para hombre, con las letras H.B. grabadas en cada pieza. Dos días después nos enteramos de que había comprado un juego completo de ropa de hombre, incluyendo un camisón para dormir. Entonces dijimos “Están casados”. De verdad estábamos contentos. Lo estábamos porque las dos primas eran aún más Grierson de lo que la señorita Emily había sido.
De modo que no nos sorprendió que Homer Barron se fuera —las obras en las calles habían terminado desde hacía algún tiempo. Nos desilusionó un poco que no hubiera una despedida pública, pero creíamos que él se había ido para preparar la llegada de la señorita Emily, o para darle la oportunidad de deshacerse de sus primas. (Para entonces ya era una conspiración y todos éramos aliados de la señorita Emily para ayudar a ahuyentar a las primas.) Efectivamente, después de una semana partieron. Y, como todos esperábamos, tres días después Homer Barron volvió al pueblo. Una vecina vio al negro recibiéndolo por la puerta de la cocina en la penumbra una noche.
Ésa fue la última vez que vimos a Homer Barron. También a la señorita Emily, por algún tiempo. El negro entraba y salía con la canasta del mercado, pero la puerta principal seguía cerrada. De vez en cuando la veíamos en la ventana por un momento, como cuando la vieron los hombres que esparcieron la cal, pero durante casi seis meses ella no se apareció en la calle. Entonces supimos que también esto era de esperarse; como si la personalidad de su padre, que había frustrado su vida de mujer tantas veces, hubiera sido demasiado virulenta y furiosa como para morir.
Cuando volvimos a verla, había engordado y su cabello se estaba volviendo gris. Con los años se tornó gradualmente más gris hasta que llegó a ser de un gris acerado, entrecano parejo, y así permaneció. El día de su muerte a los setenta y cuatro años seguía siendo el mismo brioso gris acerado, como el cabello de un hombre activo.
A partir de entonces la puerta principal de su casa permaneció cerrada, excepto por un periodo de seis o siete años, cuando ella tenía alrededor de cuarenta años, durante el cual dio clases de pintura en porcelana. Acondicionó una de las habitaciones a manera de estudio en la planta baja y allí le enviaban a las hijas y nietas de los coetáneos del coronel Sartoris, con la misma regularidad y el mismo espíritu con que las mandaban a la iglesia los domingos, con una moneda de veinticinco centavos para la canastilla de la limosna. Para entonces ya le habían condonado el pago de impuestos.
Entonces la nueva generación se volvió la columna vertebral y el alma del pueblo, las alumnas de pintura crecieron, se fueron y no enviaron a sus hijas con cajas de colores y tediosos pinceles e imágenes recortadas de las revistas para damas a la casa de la señorita Emily. La puerta principal se cerró por última vez detrás de la última alumna y permaneció cerrada para siempre. Cuando el pueblo tuvo correo gratuito, únicamente la señorita Emily se negó a dejarlos poner los números metálicos sobre su puerta y a instalar un buzón. Ella no los escuchaba.
Día con día, mes con mes, año con año, vimos al negro encanecer y encorvarse, entrando y saliendo con la canasta del mercado. Cada diciembre enviábamos a la señorita Emily una notificación para que pagara sus impuestos, notificación que regresaría por correo una semana después, sin haber sido abierta. De vez en cuando la veíamos en una de las ventanas de la planta baja —evidentemente, había cerrado el piso superior de la casa— como el torso tallado de un ídolo en un nicho, sin que supiéramos si nos veía o no. Así siguió de generación en generación —cercana, ineludible, impenetrable, impasible y perversa.
Y así murió. Se enfermó en la casa llena de polvo y de sombras, con sólo el negro senil para atenderla. Ni siquiera nos enteramos de que estaba enferma; hacía mucho que habíamos dejado de intentar obtener información del negro. Él no hablaba con nadie, quizás ni siquiera con ella, ya que su voz se había vuelto áspera y oxidada, como por el desuso.
Ella murió en una habitación de la planta baja, en una pesada cama de nogal con cortina, su cabeza gris apoyada en una almohada amarillenta y mohosa por el tiempo y la falta de luz del sol.

5.

El negro recibió a las damas en la puerta principal, con sus cuchicheos silbantes y sus miradas furtivas y curiosas, y luego desapareció. Atravesó la casa, salió por la parte trasera y nadie volvió a verlo.
Las dos primas vinieron en seguida. Ellas organizaron el funeral al segundo día y recibieron al pueblo que venía a ver a la señorita Emily bajo un ramo de flores compradas, con la cara al carbón de su padre meditando profundamente por encima del ataúd, las damas repugnantes susurrando y los muy ancianos —algunos con sus uniformes de la Confederación recién cepillados— en el porche y el césped, hablando de la señorita Emily como si hubiera sido contemporánea suya, creyendo que habían bailado con ella y que quizás hasta la habían cortejado, confundiendo el tiempo y su progresión matemática, como le pasa a los ancianos, para quienes el pasado no es un camino que se estrecha, sino un vasto campo al que el invierno nunca toca, separado de ellos por el estrecho cuello de botella de la década más reciente.
Ya sabíamos que había una habitación en el piso de arriba que nadie había visto en cuarenta años, cuya puerta debería forzarse. Esperaron, sin embargo, hasta que la señorita Emily estuviera decentemente bajo tierra antes de abrirla.
La violencia al romper la puerta pareció llenar la habitación con un polvillo penetrante. Un paño delgado como el de la tumba cubría toda la habitación que estaba adornada y amueblada como para unas nupcias: sobre las cenefas de color rosa desvaído, sobre las luces rosas, sobre el tocador, sobre los delicados adornos de cristal y sobre los artículos de tocador de hombre, cubiertos con plata deslustrada, tan deslustrada que las letras estaban oscurecidas. Entre ellos estaba un cuello y una corbata, como si alguien se los acabara de quitar; al levantarlos, dejaron sobre la superficie una pálida medialuna entre el polvo. Sobre una silla estaba colgado el traje, cuidadosamente doblado; debajo de éste, los mudos zapatos y los calcetines tirados a un lado.
El hombre yacía en la cama.
Durante un largo rato nos quedamos parados ahí, contemplando aquella sonrisa profunda y descarnada. Parecía que el cuerpo había estado alguna vez en la posición de un abrazo, pero ahora el largo sueño que sobrevive al amor, que conquista incluso los gestos del amor, le había sido infiel. Lo que quedaba de él, podrido bajo lo que quedaba del camisón, se había vuelto inseparable de la cama en la que yacía, y la cubierta uniforme del paciente y eterno polvo cubría el cuerpo y la almohada a su lado.
Entonces nos dimos cuenta de que en la segunda almohada estaba la marca de una cabeza. Uno de nosotros levantó algo de ella e, inclinándonos hacia delante, con el débil e invisible polvo seco y acre en la nariz, encontramos un largo mechón de cabello color gris acerado.

jueves, 29 de mayo de 2014

subsidios al capital

 los subsidios al capital son enormes 

En el último informe de la DGI, del 14 de enero pasado, sobre lo que ellos denominan Gasto Tributario se presentan los datos de 2012. Allí se puede observar el importante peso de los subsidios al capital identificando como tales, principalmente, al Impuesto a la Renta de las Actividades Económicas (IRAE) – $ 16.807 millones equivalentes a 1,66% del PBI – y el Impuesto al Patrimonio (PAT) – $ 10.905 millones que equivalen a 1,08% del PBI. El Estado dejó de recaudar por IRPF y PAT $ 27.712 millones (2, 74% del PBI).

Debe destacarse que los controles de los gastos tributarios – no requieren crédito presupuestal y se realizan en una sola etapa – son mucho menos rigurosos que los gastos realizados por vía presupuestal que se realizan en dos etapas, percepción del ingreso y luego pago del subsidio. Según la OCDE “Esto hace peligrar las funciones distributivas, macroeconómicas y administrativas del presupuesto y puede poner en riesgo la función primaria de recaudación de ingresos del sistema tributario” (“Best Practice Guidelines – Off Budget and Tax Expenditures”, 2004).

La enorme dimensión de estos subsidios al capital ($ 27.712 millones) puede apreciarse al ver que son casi exactamente la mitad de los gastos de funcionamiento e inversiones consolidados de toda la Administración Central ($ 55.140 millones). Los siguientes ejemplos ayudaran a dimensionar mejor el tamaño de estos subsidios que son: a) mayores que las Retribuciones Personales de toda la Administración Central ($ 24.983 millones; b) mayores que la suma de los egresos de los Ministerios de Defensa e Interior ($ 25.355 millones); c) alcanzan para pagar diez veces el presupuesto del Ministerio de Desarrollo Social ($ 2.761 millones).

Cuando se analiza quienes fueron los más beneficiados se observa que las empresas en Zonas Francas recibieron $ 7.962 millones – $ 6.191 millones en el IRAE y $ 1.771 en el PAT – en tanto las empresas beneficiadas por la Ley de Promoción de Inversiones recibieron $ 5.027 millones – $ 4.809 millones en el IRAE y $ 216 millones en el PAT. En conjunto $ 12.989 millones. Continuando con la presentación de ejemplos se puede decir que reciben casi lo mismo que la suma del presupuesto de la Universidad de la República ($ 8.016 millones) y el INAU ($ 5.687 millones).

Las maniobras que realiza el Poder Ejecutivo para dibujar una inflación menor a la real y estimar una inflación futura inalcanzable generan un “ahorro” para el gobierno y, como contrapartida, una pérdida para los trabajadores del Sector Publico No Financiero de $ 2.632 millones. Las empresas instaladas en Zonas Francas y la que están amparadas en la Ley de Promoción de Inversiones reciben cinco veces más que lo que se les quita a los trabajadores.

Dicha situación de inequidad se agrava al considerar el alto nivel de concentración de los subsidios al capital en las mayores empresas. Un estudio realizado en base a información de la DGI del período 2008-2010 demuestra, como se observa en el siguiente cuadro, que las 100 mayores empresas se apropian, en promedio para dicho trienio, del 35,1% del IRAE y del 10,6% del Impuesto al Patrimonio.

lunes, 26 de mayo de 2014

CINE

CINE › LA BICICLETA VERDE ES EL PRIMER LARGOMETRAJE PRODUCIDO EN ARABIA SAUDITA

Relato elíptico con potencia simbólica

La realizadora Haifaa Al-Mansour describe la situación de sus congéneres en su país, pero evita la confrontación directa con la historia de una chica cuyo objeto de deseo es una bicicleta, en un mundo donde su uso está vedado a las mujeres.
 Por Diego Brodersen
El primer largometraje producido en Arabia Saudita es, también, el primero dirigido allí por una mujer. Esa es la noticia que circuló ampliamente desde el estreno de Wadjda en el Festival de Venecia, hace casi dos años. Dadas las particulares circunstancias del rodaje –con la realizadora encerrada en una combi durante las escenas de exteriores– y la situación de la mujer en general en ese país árabe, se trata no tanto de una línea anecdótica que sirve para publicitar el film, como de un hecho de la realidad que tiene (y mucho) que ver con el tema y el tono de la historia que narra. “Quería filmarla en mi país, porque me interesaba particularmente mostrar cómo son las cosas allí. Mostrarlas no sólo a público de otros lugares, sino al de mi propio país, que hasta ahora no tenía imágenes cinematográficas de sí mismo”, confesó la realizadora Haifaa Al-Mansour en una entrevista publicada en estas mismas páginas. Irónicamente, Wadjda nunca será estrenada en salas sauditas por la sencilla razón de que éstas no existen, aunque sí ha sido exhibida en la televisión de cable y se espera un lanzamiento reducido en DVD.
Con el título local de La bicicleta verde, la película –que contó con un importante apoyo económico alemán, como así también de técnicos de ese país en rubros como la fotografía y el montaje– evita de lleno la confrontación o la denuncia directa, optando, en cambio, por un relato elíptico, no exento de cierto vuelo metafórico, un poco a la manera del cine iraní protagonizado por niños. Algo lógico, teniendo en cuenta el deseo de Al-Mansour de llegar a sus coterráneos sin sufrir problemas de censura. Uno de los momentos de mayor potencia simbólica, que puede pasar inadvertido si el espectador está algo desatento, encuentra a la niña protagonista –la Wadjda del título original– encerrada en el baño público de un shopping junto a su madre: todo parece indicar que no existen los probadores femeninos en las tiendas sauditas, por lo que la mujer debe recurrir a ese truco para probarse un nuevo vestido. En un plano que no dura más de un par de segundos, la cámara se detiene sobre un afiche publicitario donde una modelo –sin dudas extranjera– fue fotografiada de cuerpo entero, pero la ley islámica dispuso varios rectángulos negros sobre su cuello, los brazos, las piernas y el ombligo.
En Arabia Saudita, una de las pocas monarquías absolutas que siguen rigiendo en el mundo, el cuerpo de la mujer no es cosa pública. De hecho, parece ser en gran medida propiedad privada. Eso es lo que va aprendiendo la joven Wadjda (interpretada por Waad Mohammed, quien nunca antes había actuado frente a una cámara) en los pasillos y aulas de la escuela. Siendo todavía una niña, no está obligada a portar el chador y mucho menos el nicab, aunque la rectora del establecimiento ya la ha reprendido en varias ocasiones por salir a la calle sin un pañuelo, con la cara totalmente descubierta. No se trata de una obligatoriedad impuesta por la ley, sino de una serie de usos y costumbres de las cuales es casi imposible escapar, transmitida de madres a hijas, de docentes a alumnas. El machismo no es sólo cosa de hombres y la opresión empieza por casa.
No hay ambivalencias en la representación de la madre de Wadjda, atrapada en el tradicional rol de madre y esposa, angustiada por la posibilidad de que su marido despose a otra mujer (la poliginia es admitida en Arabia Saudita, siempre y cuando el hombre demuestre tener los medios económicos para mantener a varias esposas), atenta y preocupada por las pequeñas rebeldías de su hija. Allí es donde hace aparición la mentada bicicleta, objeto de deseo en un mundo donde su uso está vedado a las mujeres por las convenciones sociales. Deseo que, eventualmente, llevará a la niña a anotarse en un concurso de recitación del Corán, casi una paradoja en sus propios términos. En poco tiempo más, Wadjda no podrá jugar ni pasear libremente con su vecino, por lo que las prácticas con una bicicleta prestada se sienten como una carrera contra el tiempo. Sin abandonar nunca el registro realista de casos y cosas, Haifaa Al-Mansour va sin embargo incorporando al relato un componente de fábula. Si ese elemento esperanzado es simplemente expresión de voluntarismo o una señal cinematográfica de que algo –lenta, gradualmente– está cambiando para las mujeres en la sociedad saudí es algo que sólo el tiempo podrá dilucidar.

  

Ucrania: Elecciones

EL MUNDO › EN UCRANIA SE IMPUSO EL MAGNATE PETRO POROSHENKO

Ganó el rey del chocolate

Poroshenko prometió resolver el conflicto con los separatistas del este, aunque dijo que no negociará con ellos a menos que dejen las armas. También anunció que tendrá una reunión con Putin.

Petro Poroshenko, magnate de la industria de las golosinas, ganó en las elecciones de Ucrania y será el próximo presidente de la ex república soviética. “El país tiene un nuevo presidente”, celebró el multimillonario de 48 años junto a su familia y sus seguidores, en una conferencia de prensa en Kiev que tuvo lugar poco después de conocerse sondeos de boca de urna que le otorgaron entre el 55 y el 57 por ciento de los votos. Según las mismas encuestas, la ex primera ministra Yulia Timoshenko quedó segunda, lejos del rey de los chocolates, con entre 10 y 13 por ciento. Luego de conocerse los sondeos que le dieron la victoria, con la que evita la segunda vuelta, Poroshenko prometió resolver el conflicto con los separatistas que declararon la independencia en dos provincias del este del país y que ayer impidieron que se votara en esa región. Dijo también que una mayoría espera que él continúe con la integración con el resto de Europa. “Hoy tiene prioridad concretar la senda europea, el deseo europeo de Ucrania”, destacó Poroshenko al señalar uno de los ejes de su gobierno. En su primera declaración tras el cierre de las mesas, Timoshenko, la referente más radical del oeste proeuropeo del país, reconoció la derrota, aunque faltaban algunas horas para la difusión de los primeros resultados preliminares oficiales. “Estas fueron unas elecciones justas y limpias. Posiblemente, no hayamos visto unas elecciones como éstas en 23 años de independencia”, aseguró. “Haremos todo lo posible para ayudar a construir una Ucrania fuerte y europea y celebrar finalmente un referéndum sobre el ingreso en la OTAN”, dijo, recordando una de sus principales promesas de campaña.
Pero Poroshenko, dueño de la séptima fortuna de Ucrania, ya dejó en claro cuál será la hoja de ruta para el primer tramo de su gobierno. En el mismo discurso en el que declaró su victoria, el dueño del mayor emporio de chocolate del país anunció que convocará a elecciones parlamentarias este año y prometió reunirse con el presidente ruso, Vladimir Putin, porque “Rusia es importante”. Adelantó que su primer viaje oficial será a Donetsk, una de las dos provincias orientales que declaró la independencia y pidió ingresar a la Federación Rusa. “Ucrania debe ser un Estado unitario”, sentenció. “El país se encuentra en medio de una guerra y una agresión. Para implantar la paz en la parte sur de Ucrania hay que negociar con todas las partes, incluida Rusia”, opinó el futuro mandatario, en referencia al levantamiento separatista en Donetsk y Lugansk y la reciente anexión rusa de la sureña Crimea, recostada sobre el Mar Negro.
A diferencia de sus rivales, Poroshenko tiene buenos contactos tanto con Rusia –fue el ministro de Economía y Comercio del presidente prorruso recientemente derrocado, Viktor Yanukovich– como con las potencias occidentales –apoyó abiertamente las masivas protestas proeuropeístas que terminaron con la salida de Yanukovich del poder en marzo pasado–. Un gesto del magnate de los chocolates es el anuncio de su primer viaje oficial, cuando asuma en 15 días, al sublevado este del país, y no a Bruselas, sede de la Unión Europea, para firmar un acuerdo de integración económica, como había anunciado hace unos días el primer ministro interino, Arseni Yatseniuk.
El oligarca señaló que no negociaría con los separatistas del este a menos que dejen las armas. Los activistas tomaron varias regiones hace casi dos meses y ayer lograron boicotear las elecciones en la mayoría de los distritos de Donetsk y Lugansk. Los prorrusos impidieron la elección presidencial en 15 de los 22 distritos de la provincia de Donetsk, mientras que en los siete restantes la participación fue baja.
Según datos oficiales, el gobierno separatista evitó que se votara en diez de las doce circunscripciones de Lugansk, región fronteriza con Rusia. Donetsk y Lugansk suman cerca de un 15 por ciento del padrón nacional. La victoria política de los separatistas prorrusos dejó, sin embargo, al menos dos muertos en la localidad de Novoaydar. La naturaleza incompleta de la votación sembró dudas sobre la legitimidad del voto.
Poroshenko no sólo prometió resolver el conflicto y recuperar el control del este del país, sino que muchos de los ucranianos que votaron por él lo hicieron para que terminara con el levantamiento separatista prorruso en Donetsk y Lugansk.

elecciones europeas

EL MUNDO › FRANCIA, PILAR DEL PROYECTO EUROPEO JUNTO A ALEMANIA, PROPULSO UNA MAYORIA NACIONAL ANTIEUROPEA Y XENOFOBA

Los ultras franceses provocaron un maremoto

En la elección al Europarlamento, la derecha fue mayoritaria, seguida por el socialismo; irrumpieron los ultras de derecha e izquierda.
 Por Eduardo Febbro

Desde París
Los electores le estampillaron una soberana bofetada a la democracia francesa y al proyecto de construcción europea: la consulta para elegir a los 751 diputados del Parlamento Europeo terminó en Francia con un resultado histórico para la extrema derecha. El Frente Nacional, movimiento fundado por Jean Marie Le Pen y dirigido por su hija, Marine Le Pen, se convirtió en el primer partido de Francia. Con 25 por ciento de los votos, el FN supera a la derecha de gobierno, la UMP, estancada en 20 por ciento de los votos. El partido del ex presidente Nicolas Sarkozy quedó relegado por la ultraderecha al segundo lugar. A su vez, los socialistas, con un sorprendente 14 por ciento, siguieron su camino cuesta abajo. Los porcentajes de la izquierda francesa son una calamidad. Toda la izquierda francesa reunida apenas totaliza 33 por ciento. Los resultados de las otras extremas derechas europeas son también importantes, pero ninguno iguala al francés. Francia, que es, junto a Alemania, el pilar del proyecto europeo, propulsó una mayoría nacional antieuropea, profundamente anclada en una suerte de nacionalismo utópico y opuesto a casi todo lo que mueve la filosofía política de la Unión Europea desde hace 30 años. “Se ha votado por el retorno a la soberanía nacional y por escapar de la austeridad”, dijo Marine Le Pen en sus primeras declaraciones.
Dinamarca avanzó en el mismo surco que Francia. El ultranacionalista y xenófobo Partido Popular Danés obtuvo el 23,1 por ciento y se convirtió también en el primer partido político del país. Los movimientos anti-Europa soy hoy una espina clavada en el pie de las grandes democracias del Viejo Continente. Si en Gran Bretaña, Holanda y Bélgica los ultras quedaron relegados con respecto a las expectativas suscitadas por los sondeos, en Alemania, la canciller Angela Merkel vio surgir otro frente desestabilizante. Su coalición CDU-CSU volvió a ganar (36 por ciento), pero en el horizonte político le aparecieron dos adversarios: uno, restaurado, los socialdemócratas del SPD; el otro, recién creado en marzo de 2013, el partido antieuro Alternativa por Alemania. El SPD conquistó 27 por ciento de los votos y protagonizó así un repunte espectacular frente al 20,9 por ciento que había obtenido en 2009. Pero el dato más notorio es el vertiginoso ascenso del movimiento antieuro Alternativa por Alemania, el cual –en su primera participación a una elección– recogió 6,5 por ciento. Otro invitado al banquete democrático es el partido neonazi alemán NPD. Su escaso 1 por ciento le permite también ingresar al Europarlamento. A diferencia de Francia, la extrema izquierda alemana de Die Linke roza el 8 por ciento contra el 6,1 por ciento de 2009.
La ultraizquierda y la ultraderecha modificaron el tablero europeo. En Austria, el partido de centroderecha ÖVP está a la cabeza de los comicios (27,3 por ciento) delante de los socialdemócratas del SPÖ (24 por ciento); pero la ultraderecha del FPÖ, con el 20,5 por ciento de los votos, registra un resultado sobresaliente comparado con el 12,7 por ciento de 2009. Grecia parece confirmar lo que anticiparon los sondeos. La izquierda radical de Syriza va primera en los recuentos, delante de la derecha de Nueva Democracia (ND) y de los neonazis de Aurora Dorada. Incluso con sus líderes presos, los herederos griegos de Hitler sacaron entre 8 y 10 por ciento de los votos. Toda una hazaña.
La gran lección de estas elecciones parlamentarias europeas salta a los ojos: la socialdemocracia fracasó una vez más en sus intentos de controlar el Parlamento de Estrasburgo, la derecha es mayoritaria al mismo tiempo que los partidos de ultraderecha o ultraizquierda irrumpen con peso en el escenario parlamentario. El ejemplo más excepcional es el de Francia. El ultraderechista Frente Nacional había obtenido 6,4 por ciento de los votos en 2009 contra 25 por ciento de ahora. De marginal pasó a ser el primer partido del país. El Europarlamento sigue bajo el control de la derecha, Partido Popular Europeo (PPE), y de los socialdemócratas (SD), pero les han salido brotes rebeldes de eurofóbicos, euroescépticos y eurofachos repartidos entre las izquierdas radicales y la pujante ultraderecha. La llamada “excepción francesa” es la más dramática por el peso real y simbólico que tiene Francia en la historia moderna europea. En varios países, la extrema derecha superó la barrera del 15 por ciento: Dinamarca (23), Reino Unido (22), Austria (20), Hungría (15 por ciento). Pero es en Francia donde los ultras llegaron más lejos y donde la izquierda perdió muchos niveles de legitimidad. Los ecologistas y la izquierda francesa sufrieron un maremoto. El gobernante PS se quedó con un triste papel de figurante. Su resultado le permite ganar 13 diputados europeos contra casi el doble para el Frente Nacional (entre 23 y 25). Los ecologistas franceses, que habían sacado 16,3 por ciento en 2009, apenas conquistaron ahora 7 por ciento. El Frente de Izquierda de Jean-Luc Mélenchon no pudo sacar provecho del descontento que inspira la política liberal de los socialistas. El FG se quedó a su nivel de 2009, entre 6 y 7 por ciento.
El PS francés volvió a la prehistoria de la gran capitulación electoral de 1994. La derecha, aunque segunda, no conoció un destino mejor. “Todo indica que hay una fractura entre Europa y el pueblo francés”, reconoció el ex primer ministro liberal François Fillon. En cuanto al actual jefe del Ejecutivo francés, Manuel Valls excluyó toda idea de renuncia e insistió en que proseguiría con las reformas. El ejemplo francés es un naufragio descomunal. Los dos partidos que gobernaron el país, la derecha de la UMP y ahora los socialistas, rompieron todos los códigos comprensibles y terminaron por crear simplemente un monstruo: la derecha, con sus permanentes incursiones en los terrenos de la extrema derecha, y los socialistas con su giro liberal, tan extranjero a las promesas y a las razones por las cuales la gente votó a François Hollande en 2012.
En términos globales, la composición del Europarlamento se ha modificado sin dar por ello un vuelco: el Partido Popular Europeo lograría 211 escaños (64 menos que el Parlamento saliente) y el Partido Socialista Europeo 193 (dos menos que el Parlamento saliente). En cambio, la izquierda radical pasa de 35 diputados a 47 y los Verdes, según las estimaciones, permanecerían estables con 58 diputados. Entre estas corrientes se instalará ahora la ultraderecha. Todo parece una inasible pesadilla. Europa, la civilización de la cultura, los derechos, las guerras, la paz, un proyecto de unión impresionante... y de pronto, de la mano de la democracia que combaten y combatieron, vuelven los imperiosos pájaros de la destrucción, el odio a los otros y la obsesión por la raza, la pureza y las fronteras

domingo, 25 de mayo de 2014

UCRANIA

Elecciones entre combates

Mientras los combates entre el ejército ucraniano y los separatistas prorrusos causaron más de 150 muertos en las últimas semanas, los sondeos sitúan al multimillonario prooccidental Petro Poroshenko como claro favorito.

Ucrania se prepara para celebrar hoy unas elecciones presidenciales cruciales para su futuro, con las autoridades interinas pendientes de lo que pase en las regiones del Este, donde los combates entre el ejército ucraniano y los separatistas prorrusos causaron más de 150 muertos en las últimas semanas. Los sondeos sitúan al multimillonario prooccidental Petro Poroshenko como claro favorito con un 44 por ciento de intención de voto. Sus principales rivales son la ex primera ministra Yulia Timoshenko y el banquero Serguei Tiguipko. Poroshenko, que prometió en campaña gestionar Ucrania como su empresa de chocolates Roshen, no tiene garantizada la victoria en la primera vuelta, en cuyo caso se celebrará la segunda el 15 de junio. Kiev ha desplegado 55 mil policías y 20 mil voluntarios para esta elección en la que están convocados a las urnas 36 millones de electores.
En Kiev, el gobierno interino que surgió de las barricadas de Maidán, donde el movimiento de protesta expulsó del poder al presidente prorruso Viktor Yanukovich a finales de febrero, participó ayer en una misa en la catedral Santa Sofía. La víspera, el presidente ruso, Vladimir Putin, esbozó un gesto de pacificación al anunciar que respetará “la elección del pueblo ucraniano” y trabajará con el jefe de Estado electo. La Casa Blanca se mostró prudente ante esta declaración e indicó que espera una señal más tangible por parte del Kremlin.
En el Este, se vivía una tregua relativa después de dos días de violentos combates en la región de Donetsk que dejaron al menos 26 muertos, entre ellos 19 el jueves en las filas del ejército ucraniano, sus mayores pérdidas desde el inicio de la operación “antiterrorista” el 13 de abril. La ciudad de Slaviansk, bastión de los insurgentes prorrusos, registró pese a todo algunos combates ayer de madrugada, en vísperas de unos comicios que pretenden poner fin a seis meses de crisis política.
Sin embargo, las autoproclamadas repúblicas populares de Donetsk y Lugansk se unificaron ayer bajo el nombre de Novorossia –Nueva Rusia–, en un acto que supone un mensaje a las autoridades de Kiev y a los electores. La ceremonia de unificación tuvo lugar en un hotel de Donetsk, la capital de la homónima región prorrusa, en presencia de representantes de otras regiones del sudeste ucraniano: Odessa, Jersón, Nikoláyev, Dnipropetrovsk y Zaparozhie. Los insurgentes reconocieron que en sus filas se produjo una división entre los que apoyaban el acto de unificación y los que defienden incluir en Novorossia a las ocho regiones surorientales, de mayoría rusohablante.
Los rebeldes se proponen boicotear las elecciones presidenciales, en las que están llamados a votar cinco millones de electores de Donetsk y Lugansk. En ambas regiones los rebeldes han bloqueado las comisiones, han tomado los colegios, frente a los que colocaron incluso morteros, requisado urnas y listas de votantes, y ni siquiera fueron imprimidas las boletas porque los insurgentes asaltaron todas las imprentas.
Los candidatos apuraron el viernes las últimas horas de la campaña para participar en debates y programas de televisión, con la excepción de Poroshenko, que mantuvo un perfil bajo. Mientras, su principal rival, Timoshenko, centró su campaña en los medios audiovisuales. El favorito para la presidencia es un cultor del bajo perfil que hizo de la lucha contra la corrupción su propuesta de campaña. “No hay dinero gris, ni negro, ni blanco. O combatimos la corrupción o es que estamos complicados en ella”, señaló en uno de sus últimos actos de campaña.
La ex premier, con un tímido 10 por ciento en los sondeos, es la que estaría más cerca de participar del ballottage frente a Poroshenko, quien podría obtener menos de los votos necesarios para consagrarse presidente en la primera vuelta. A pesar de los esfuerzos que ha hecho, los votantes relacionan a la líder de la Revolución Naranja con el sistema político contra el que luchó el Maidán de Kiev.
Los que veían en Timoshenko a una mártir del engranaje político encabezado por el ex presidente, tras pasar dos años en prisión condenada por abuso de poder, tuvieron que aceptar, a fuerza de sondeos, que va a estar difícil hacerle sombra a Poroshenko, el empresario conocido como “el rey del chocolate”. Con porcentajes muy similares a la ex ministra se ubica Tiguipko, antiguo asesor electoral de Yanukovich, ex jefe del Banco Central de Ucrania y militante del Partido de las Regiones (PR) del depuesto presidente, aunque no su candidato oficial. Nacido en Moldavia y formado en la rusoparlante Dnepropetrovsk, Tiguipko coincidió en la última etapa de la Unión Soviética con el presidente interino Alexandr Turchinov en las filas de las Juventudes Comunistas (Komsomol) y ayudó desde su cargo a poner en marcha su primer negocio a Timoshenko, natural de esa ciudad del Este de Ucrania. Tiguipko asumió lisa y llanamente el papel de candidato del sudeste rusoparlante del país.
Tiguipko pidió a las autoridades ucranianas durante la campaña que pongan fin a la operación militar lanzada contra los insurgentes. En cambio, Timoshenko, al igual que el favorito Poroshenko, siempre apoyó las acciones militares emprendidas contra las milicias independentistas y se manifestó a favor de la integración de Ucrania tanto en la Unión Europea como en la OTAN.
Por otra parte, el primer ministro en funciones, Arseni Yatseniuk, adelantó que la primera visita al extranjero del presidente ucraniano que resulte elegido será a Bruselas. “Tendremos un presidente legalmente elegido que efectuará su primera visita a la capital de la Unión Europea y firmará un documento para una zona de libre comercio”, dijo Yatseniuk, según un comunicado oficial. Además aseguró que las autoridades harán todo lo posible para garantizar que las elecciones sean “limpias y transparentes”.