viernes, 11 de julio de 2014

economicas

BCU sigue contrayendo política monetaria para enfriar precios

Baja del pollo y UTE se verán opacadas en julio por suba de la carne

En su reunión de ayer, el Comité de Política Monetaria (Copom) del Banco Central (BCU), decidió reducir su rango de referencia indicativo de crecimiento de la cantidad de dinero en circulación –medida a través del agregado monetario M1’–, a entre 9% y 12% para el tercer trimestre del año.
En el período abril-junio, ese rango estaba entre 10% y 13%, mientras que el crecimiento efectivo del indicador se ubicó en 10,4% –según datos prelimares–. De ese modo, el Copom en su comunicado sostiene que “la política monetaria ha mantenido un claro carácter contractivo”.
El agregado M1’ considera no solo la emisión de dinero en poder del público, sino también los depósitos a la vista y las cajas de ahorro del público en el sistema bancario.  El objetivo del gobierno es que en un horizonte de 24 meses, el crecimiento de la cantidad de dinero en circulación sea de 8%.
Según sostienen las autoridades, la economía uruguaya “si bien experimenta un enlentecimiento en su crecimiento”, presenta tasas de expansión “que están por encima de las del promedio de la región”. En ese contexto “persisten presiones inflacionarias, a la vez que la inflación efectiva como las expectativas de los agentes se mantienen por encima del rango objetivo, por lo que la inflación continúa siendo tema central en las preocupaciones de la política económica”.
De todas maneras, el comunicado señala que “el Banco Central continuará manejando esta trayectoria de los agregados monetarios con la gradualidad necesaria a efectos de no afectar otros equilibrios”.  La suma de los esfuerzos realizados por el BCU y el Ministerio de Economía para reducir el ritmo de inflación, han dado como resultado una desaceleración en la evolución de los precios que en junio llegó a 9,08%, siendo el menor nivel del año, tras haber rozado el 10% en febrero, llegando a 9,82% interanual.
Las últimas medidas implementadas fueron la reducción  acordada con el sector privado de 10% en el precio del pollo, que comenzó a regir a mediados de junio, y la baja de 5,5% a partir de este mes en la tarifa de UTE. Pero estas iniciativas se ven opacadas por la resolución de la industria frigorífica de aumentar el precio de la carne a partir de este mes  $ 8 en todos los cortes, lo que corresponde a un incremento en el entorno de 8% y 9%.
Según cálculos realizados por la Unidad de Análisis Económico deEl Observador, si el resto de los precios mantienen su ritmo de aumento interanual, la inflación en el año móvil a julio se mantendría constante en 9,08%. Sin embargo, se debe tener en cuenta la finalización de acuerdos en los precios que mantenía el gobierno con los privados y que este mes varios sectores realizan ajuste salarial, pudiendo agravar las presiones inflacionarias.

Caída en el área arrocera se acentuará, pero no le echan la culpa a la soja

Para la ACA, la oleaginosa llegó a los sistemas arroceros, pero para sumar; el achique se explica porque el precio y los crecientes costos dan números en rojo


La realidad, según se percibe por parte de los productores de arroz, es que muchos agricultores integraron la producción de soja dentro de los sistemas arroceros “en una actitud que le aporta mucho al sistema arrocero”.

Añadió que “no soluciona el plantar soja, y mucho menos en suelos arroceros, el problema económico que actualmente tiene el arroz, no se trata (la soja) de un cultivo que viene para solucionar el problema económico que tiene el arroz”.

Un achique del 3%

En tanto, consultado sobre los datos expuestos por la Encuesta de Arroz Zafra 2013-14 (ver en los cuadros), señaló que “coinciden bastante con los datos nuestros”.

El relevamiento realizado por la Dirección de Estadísticas Agropecuarias (DIEA) del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), entre otros datos, divulgó que en la última campaña se cultivó arroz en 167.200 hectáreas, con una producción de 1.348.300 toneladas y un rendimiento de 8.064 kilos por hectárea, considerando el total nacional para los tres ítems.

En el área, se establece pues una caída del 3% con relación a las 173 mil hectáreas ocupadas con el cultivo en la campaña anterior (2012-13).

Se indica, además, que se logró un rendimiento similar al de las zafras anteriores.

Considerando lo que está por venir, el informe oficial indica que para la zafra 2014-15 el área de siembra puede estimarse en 164 mil hectáreas.

Al respecto, Zorrilla precisó que “la encuesta se desarrolló en mayo –concretamente en la segunda quincena de ese mes– y luego ha ido cayendo más la expectativa de siembra, eso en vez de mejorar empeoró”, incluso luego de esa fecha fue que se realizó la asamblea de productores en la que se percibió con claridad, destacó, un incremento del desánimo de los productores arroceros.

Otro achique por llegar

“Suponemos que la estimación del área a sembrar seguirá cayendo, incluso hay quienes opinan que la caída será superior a la que se produjo el año pasado”, indicó.

Aunque se cita oficialmente que el área cayó 3%, en realidad el descenso fue mayor considerando que el área originalmente prevista para la última zafra era próxima a las 180 mil hectáreas, por lo tanto la caída real se puede estimar del 6% al 7%.

Zorrilla aclaró que “todavía es temprano para hablar de un área definitiva, pero hoy sí se puede afirmar que hay una fuerte incertidumbre”.

La ausencia de un margen de rentabilidad en el sector es tal que incluso en el caso de productores que no están en una situación comprometida se toma la decisión de ajustar el área, por lo que se teme que la caída sea mayor a la que oficialmente se detectó hace dos meses cuando se efectuó la citada encuesta arrocera. Dada esa realidad, incluso, es que en la asamblea de los productores, que se realizó hace dos semanas en Treinta y Tres, se instó a generar nuevas instancias de negociaciones con la industria.

El resultado de esas nuevas instancias, se estima, incidirá notoriamente en la decisión final de los arroceros sobre bajar el área o, directamente en algunos casos, no plantar durante la próxima campaña.
Esta situación, de gestionar nuevas negociaciones con la industria, es inédita. Al respecto no han surgido novedades, incluso la nueva negociación en la que se podría generar una nueva reliquidación del precio (ver en el recuadro de la página 6) “no se hará antes de 60 o 90 días”.

Alternativa: arroz con cáscara

Sobre la productividad, Zorrilla dijo que “el gran drama está ahí, está en un tope de rendimiento tecnológico, pensar en lograr más rendimiento que el que se está logrando con la tecnología actual es prácticamente imposible”. Agregó que “tal vez ya se ha ido a una máxima eficiencia”.

En materia de precio, “es muy difícil que podamos pensar en tener valores arriba de los US$ 600 por tonelada, que es a lo que se está vendiendo, pero ahí sí tenemos el aporte de una propuesta que la ACA le ha hecho mucho a la industria, que en cierta medida la ha ido tomando: la posibilidad de la venta de arroz con cáscara”.

“Hoy hay quienes pagan mejor el arroz cáscara que el elaborado, elaborar el arroz en Uruguay pasó a ser una de las razones de la gran caída de la competitividad, es tan caro elaborar el arroz que hace que sea mucho mejor negocio venderlo con cáscara”, comentó.

Destacó que ello supone un riesgo para todo este sector que está muy bien integrado, “lo que pasa es que hoy hay un porcentaje muy bajo de productores que están por fuera de este sistema integrado, por fuera del sistema convenio, que de pronto están haciendo negocios a valores con un dólar o un dólar y medio por encima de lo que está haciendo el sistema convenio y esa diferencia es para muchos la diferencia entre la vida y la muerte”.

Señaló que está claro que esa opción de vender el arroz sin procesar no es trasladable al 100% de la producción en el sistema convenio, “pero todo aquello que aporte ingreso, hoy, aunque sea coyuntural, hay que hacerlo porque el sector atraviesa por una situación de gravedad”. Por lo tanto, dijo, “si un porcentaje se vende con cáscara, sin comprometer el funcionamiento de la industria, pensando siempre que debería ser algo circunstancial, hay que hacerlo, porque hoy la prioridad absoluta es lograr mayores ingresos porque pensar en bajar costos, al menos a corto plazo, es muy difícil en el marco de una situación muy apremiante, más allá de que igual se está trabajando a todos los niveles”.

Finalmente, Zorrilla destacó que, a diferencia de lo que sucedía hace algunos años, y sobre todo tras la inauguración oficial de la cosecha en 2014, “hay un reconocimiento generalizado sobre lo complicado de la situación del sector, a todos los lugares a los que vamos vemos que hay conciencia, eso es un cambio muy grande con relación a cuando empezamos con el último Fondo Arrocero. Entonces dijimos que transitábamos hacia cierta situación y lamentablemente esa situación llegó, pero está reconocida y esperamos construir alguna nueva solución a partir de eso”.

Admitió que el Fondo Arrocero “fue una bocanada de aire muy importante, una solución financiera a un problema económico, pero pasó el Fondo, se cobró y ya se empezó a sentir porque del precio recibido por el producto se van restando US$ 0,35 por bolsa y la situación real se va desnudando”.

Esta vez no incidide la disponibilidad de agua

Visualizando la próxima siembra de arroz, “hoy estamos suponiendo que el productor no tiene problemas de agua, al contrario”, comentó Hernán Zorrilla, y admitió que en los últimos años las fluctuaciones en el área arrocera obedecieron precisamente a la buena o mala disponibilidad de ese recurso, “pero hoy no es así, lo que hoy está incidiendo en la incertidumbre de cuánto sembrar es el tema del precio que se recibe, que no cubre los costos productivos”.

A propósito, para la campaña 2013/14 los costos de la producción de arroz se ubicaron en US$ 2.170 por hectárea, de acuerdo al estudio realizado por los profesionales de la Asociación de Cultivadores de Arroz.

Zorrilla explicó, al respecto, que si se divide ese costo por los US$ 12,92 –precio provisorio para el arroz de esta zafra al que se llegó por una fórmula, no por un acuerdo con la industria como era tradicional– se establece la necesidad de producir 167 a 168 bolsas de arroz (de 50 kilos) por hectárea para cubrir el costo, pero este año el promedio nacional de la producción fue 161 bolsas por hectárea, por lo tanto en una enorme mayoría de las chacras el costo no se logró cubrir.

Incluso, precisó, esos US$ 12,92 no son lo que realmente recibe el productor arrocero por la bolsa de 50 kilos de arroz cáscara sano, seco y limpio, porque hay que descontarle a ese monto los US$ 0,35 correspondientes al pago del último Fondo Arrocero.

Tercer año récord tendrá la soja

Se espera que Uruguay pueda exportar 3,7 millones de toneladas de la oleaginosa en 2014

Por tercer año consecutivo la Expoactiva muestra a la sociedad uruguaya cuál es el motor principal de la economía. Por tercer año el país está en víspera de una cosecha récord de cultivos de verano, con un empuje que empezando su segunda década está  intacto y en la previa de lo que puede ser también la siembra de cultivos de invierno más interesante de los últimos tiempos.
Aunque los precios de los granos han bajado, el dinamismo se mantiene. Y en los cultivos de invierno, a pesar de un mejor abastecimiento internacional por la situación generada en Ucrania y una mejora en las condiciones comerciales para cebada y canola, se puede esperar una persistencia del dinamismo agrícola local por todo 2014.

Otra oleada sojera
A un mes de empezar la cosecha, se perfila otro récord de producción de soja de Uruguay. El área ha aumentado levemente respecto al año anterior y el rendimiento, a pesar de situaciones heterogéneas, va en camino de superar o al menos igualar los muy buenos resultados del año pasado.
Pocos días después que la Expoactiva termine empezará una cosecha que volverá a ser récord. El volumen exportado por Uruguay pasará de los 3,5 millones de toneladas que fueron récord en el 2013 a aproximadamente 3,7 millones en 2014. Tanto el volumen cosechado como la persistencia de precios favorables consolidan a la soja como el motor fundamental del crecimiento de la agricultura uruguaya. Con aproximadamente un millón y medio de hectáreas sembradas, la soja no solo genera dinamismo por sí misma, sino que también es un factor de impulso a la ganadería a través de las pasturas que van sembradas tras el cultivo en zonas donde la agricultura de doble cultivo no es generalizada. Y dará sustento a la nueva siembra de cultivos de invierno, que estará en condiciones de sostener su dinamismo.
Será el tercer año consecutivo de grandes cosechas y posteriores reinversiones. A pesar de que el precio de los granos ha revertido su curso y va en una tendencia a la baja, el mercado tiene la suficiente volatilidad y tantas alternativas comerciales que sigue siendo muy atractivo. El productor que tiene una buena estrategia comercial consolida una actividad con una rentabilidad importante. Y suma tres años sin sequía. Que permiten enfrentar un escenario siempre desafiante desde los costos.
No fue un año sin sobresaltos. Primero fue la ola de calor de diciembre y comienzo de enero. Luego, las lluvias de enero y febrero fueron desafiantes por su abundancia, pero no hicieron descarrilar una cosecha que tendrá buenos rendimientos en los tres cultivos de verano.
El maíz repetirá productividades del orden de 5.000 kilos por hectárea como promedio y cifras similares alcanzará el sorgo.
No es que no haya habido daño. Las sojas de segunda sembradas en diciembre sintieron los calores. Lo mismo los maíces sembrados de primera que florecieron en plena ola de calor. Pero la agricultura va. A pesar de que hay amenazas ciertas en el horizonte agrícola porque las reservas mundiales de granos van en ascenso, y el precio de los combustibles baja en EEUU, la cosecha de verano salva el examen con buena nota, y la de invierno se prepara con muy buenas expectativas.
Será el otoño nuevamente un período exigente para el almacenamiento de granos, porque el trigo de las cosechas pasadas ha salido en forma más lenta de lo previsto, hay cerca de un millón de toneladas de trigo que esperan para salir y a ellas deberán sumarse las casi cuatro millones de toneladas de soja que se empezarán a levantar en unos días.
Afortunadamente, para el manejo de los granos en cosecha también el clima parece dar una mano. Un mes de marzo relativamente poco lluvioso permite que el arroz se coseche ágilmente y que la acrecentada flota de camiones podrá terminar seguramente a tiempo con la cosecha arrocera y quedar plenamente disponible en abril para levantar la soja.
En la conexión entre agricultura y ganadería también el verano lluvioso genera una gran cosecha de maíz y sorgo para silo, por lo que en simultáneo se potencia a la vez la producción de granos, carne y leche.

Riesgos en cultivos de verano
Ha sido curiosa la trayectoria de precios de la soja. Se sabe que tendencialmente va en baja porque se van acumulando cosechas muy abundantes en el Mercosur y en EEUU. Las reservas mundiales suben. Como comentamos en la sección internacionales, EEUU se encamina a sembrar por lejos un área récord de soja. Y con un stock mayor, la lógica de largo plazo es inevitable.
Mientras el grano de la cosecha pasada se movió con un precio por encima de los US$ 500, el grano de esta cosecha osciló mayormente entre los US$ 430 y US$ 460. Pero al comenzar el 2014 los precios volvieron a dispararse. China compró agresivamente prácticamente todo el grano de EEUU. Los embarques desde Brasil se vieron demorados. En algunas zonas la sequía y en otras el exceso de lluvias fueron generando una sensación de que ante la escasez de la soja estadounidense, la demanda volvía a presionar las cotizaciones. En el interín el conflicto en Ucrania desató compras de trigo y maíz que también favorecieron lateralmente a la oleaginosa. El precio llegó a US$ 490. Pero finalmente emergió el mayor riesgo que enfrenta el precio de la soja y toda la economía de Uruguay: en el mercado se ve a una economía de China cada vez más débil y con menos posibilidades de sostener el ritmo de compras. El precio se ha moderado. Pero en un entorno de US$ 470, dados los buenos rendimientos que mayoritariamente se dan este año, el margen de la actividad cierra. Con muchas chacras rindiendo 3.000 kilos y más, el buen ánimo en la Expoactiva parece asegurado. Aunque el precio pueda seguir bajando.
Entre Argentina y Brasil agregarán casi 10 millones de toneladas más al mercado mundial. La producción brasileña pasará de 82 a 87 millones de toneladas, la Argentina de 49 millones a 53 millones y se sumarán al aumento de la producción estadounidense, de 82 a 89 millones. Y que en la cosecha 2015 se irán arriba de 90 millones. Claramente la soja es un gran negocio en todo el mundo, el área se expande en todas partes donde pueda sembrarse y cosecharse normalmente y las reservas mundiales van en ascenso. Pasan de 58 a 71 millones de toneladas en 2014 y deben superar los 80 millones en 2015.
El ajuste ya ha ocurrido en el maíz, tras una buena producción en EEUU. Pero el dinamismo del consumo interno permite que aún con importaciones récord, el precio interno del maíz supere a los valores de Chicago dándole de paso una mano al sorgo.
Desde hace un tiempo la zafra de cultivos de verano es la principal, y la de invierno es un complemento. Para el ejercicio 2013/14 que entra en su fase final, esa no será la excepción. Pero las cosas pueden cambiar en esta zafra 2014/15 que está empezando, porque la siembra de cultivos de invierno trae novedades más que interesantes. El impulso agrícola parece destinado a prolongarse en las siembras de otoño que pueden traer una expansión de los cultivos de invierno.

El despertar de la cebada y la colza
Es arriesgado mirar con optimismo la siembra de cultivos de invierno cuando el trigo se encuentra trabado. El mercado está atorado a raíz de una zafra 2013/14 en la que no se presentaron muchos obstáculos, hubo buenos rendimientos y a la que se le sumó producción excedentaria previa, pero en la que se tuvieron problemas de calidad y de colocación en el extranjero. Esto se refleja en los números de cantidades exportadas previo a la cosecha de verano: mientras que en enero y febrero de 2012 se exportaron aproximadamente 650 mil toneladas, en el mismo período en el presente año sólo se exportaron un poco más de 110 mil toneladas, que además constituyen solo una cantidad 15% mayor si se la compara a la de 2013. Esto no es un tema menor para Uruguay y se configura como un verdadero desafío logístico, ya que comienza la cosecha de verano y se necesita espacio para almacenar la abundante soja que vendrá, pero queda 1,5 millones de toneladas de trigo en stock, 600 mil toneladas más de lo que había un año atrás.
En tanto, la incertidumbre que genera la situación entre Ucrania y Rusia, exportadores muy importantes del grano, el mal estado del cultivo de trigo en EEUU y la sequía que amenaza la siembra de Australia son un marco alentador para el trigo. Y los cultivos de menor área, colza y cebada, están llamados a crecer. En colza Alur elevó el precio mínimo de US$ 450 a US$ 500. En cebada las malterías están actuando en franca competencia y han pasado de pagar 90% del trigo de Chicago en la posición de diciembre a pagar 103% de esa referencia en el caso de Maltería Uruguay y se espera una propuesta similar de Maltería Oriental para estos días. Los productores estarán en mejores condiciones para diversificar la agricultura, algo que en tiempos de planes de uso de suelo y de precauciones de manejo de suelos y sanidad vegetal viene de perillas. Siempre queda en el horizonte la interrogante de hasta cuándo puede durar el dinamismo con costos tan altos. Si no sucede un fenómeno climático extremo, la pregunta quedará para la Expoactiva 2015. En ésta la agricultura vuelve a salvar el examen con buena nota.


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