viernes, 12 de junio de 2015

Menganno, el "héroe argentino"


El "héroe argentino" patrulla las calles disfrazado, furor en Facebook, quedó imputado tras repeler a tiros el robo de su auto y ahora dice que está "deprimido".

Por Victoria Molnar
No es Fulano, ni Zultano, sino “Menganno” y parece salido de una película de Alex de lglesia, pero lejos de ser ficción o las bromas es un hombre de contextura robusta que se disfraza y sale a patrullar las calles de las localidades bonaerenses de Aldo Bonzi y Lanús para “prevenir” el delito y “proteger” a sus vecinos y se autodenomina como “superhéroe”. La semana pasada los medios de toda la Argentina lo tuvieron como protagonista de sus crónicas ya que repelió a tiros el robo de su auto cuando “sin disfraz” ingresaba al garaje de la casa de su novia. Tras denunciar el hecho quedó imputado ya que, según expuso C5N, la pericia policial determinó que los 14 disparos que impactaron en su automóvil y las paredes linderas provinieron de su potente Glock.40 y tenía vencido su permiso de portación de arma.
Ser un “superhèroe”. Con un slogan digno de Toy Story (“Tu superhéroe”) está claro que Menganno no pretende pasar desapercibido, viste de azul policial,  lleva un gran escudo que remite a la escarapela argentina y hasta tiene una máscara con luces de led azules que se suma a la llamativa sirena que activa en su motocicleta si durante sus andanzas la ocasión lo amerita. Empezó su derrotero de “superhéroe” a principios de 2010 luego de una seguidilla de asesinatos en ocasión de robo que “lo conmovieron hasta las lágrimas”. Desde entonces patrulla las calles; fue mejorando su disfraz y convirtió una moto en su “Mengannomóvil”;  abrió una fanpage de Facebook desde donde anuncia los robos que evita, da consejos de seguridad –como poner de guardianes a una pareja de teros en casas con fondo- y pide ayudar a la Policía en su tarea-; y fundó una escuela de superhéroes para niños que dicta en su “Menganno cueva”. Se fabricó a sí mismo en todo un producto  con merchandising y, solidario, comercializa sus muñequitos y pins para ayudar a niños necesitados o enfermos. Incluso le donó la venta de su primer Mengannomóvil (unos $10.000 uruguayos) a Jesús Nicolás Borjas un niño que sufre parálisis cerebral y necesita un trasplante de células madres.
A la vez que intentó ocultar celosamente su verdadera identidad ya se trilló todos los canales de la TV argentina empezando, claro está, por Crónica. Cual estrella de cine sólo persigue las loas, a aquellos que lo critican no les da nota y nunca se dio cita en el programa “Hechos y Protagonistas” de Anabella Ascar, porque, aclara, no quiere que se burlen de él o que junto a la “reina de lo bizarro” lo relacionen con el chiste. Padre de mediana edad y decidido en su elección la declaración de su alter ego determinó el fin de su matrimonio, aunque tiempo después el amor volvió a sonreírle y consiguió una pareja que parece no tener problema de lidiar con su doble vida y sus patrullajes nocturnos. Ante los últimos sucesos parte del periodismo dio a conocer su “verdadera identidad” y otros detalles de su “vida real”: se llama Oscar Natalio Lafosse, es un ex policía, su familia es propietaria de una importante empresa de seguridad porteña y hasta tiene deudas con el fisco bonaerense en concepto de patentes. TV y  Facebook mediantes y siempre enmascarado, Menganno realizó su descargo y tildó la información de “mala leche”, lloró ante las cámaras pidiendo que no haya represalias hacia su persona y aseguró que defendía a su novia y que los presuntos ladrones también le dispararon.
Detrás de la máscara. Pero no hace falta desenmascararlo ni dar a conocer su nombre para que cada quien pueda sacar su propias conclusiones sobre la personalidad (o las personalidades) de Menganno, en la autodescripción que colocó en su sitio web (www.menganno.com.ar) –que, suspicacias al margen, al escribir esta nota aparecía suspendida-, afirma ser empresario y un romántico a nivel musical -le gustan U2, Andrea Bocelli y Eros Ramazzotti-, que pesa 100 kilos y mide 1,84 metros, sabe aikido y boxeo y tiene como “hobbie” coleccionar armas. Y en una especie de declaración continuaba: “Soy de carne y hueso, tan real como la vida misma, y recorro las calles de mi ciudad de día y de noche porque la ciudad se ha vuelto cada vez más loca y necesita de alguien más que la proteja. / Soy un ciudadano común que trato de hacer prevalecer el bien…/ También quiero demostrar cómo la policía necesita la colaboración del ciudadano, en cuanto a dar aviso de ciertas situaciones./ Tenemos que ser los ojos y los oídos adicionales de la policía. / Mi traje simboliza que no todos dejamos que los delincuentes se adueñaran de nuestra tranquilidad. / Mi jornada laboral incluye patrullar las calles, notificar de delitos a la policía, promover la conciencia medioambiental, ayudar a los necesitados. Mi nombre es ‘MENGANNO”; y enumeraba sus “poderes”: “1. Capacidad de llamar la atención; 2. Poder de inspiración de quienes tienen la obligación pero no la motivación; 3. Capacidad de ayudar al prójimo”; y agrega: “O muero siendo un héroe o vivo toda mi vida siendo cómplice de los delincuentes por mi silencio./ No podré toda mi vida hacer esto, pero espero que alguien me releve y que ese alguien sea quienes tienen que serlo (sic)… héroes con rostro”.
Fenómeno social. No es el único de su especie, estos “superhéroes reales” están presentes en todo el mundo. Por ejemplo, inspirados por los comics y series de TV, en los Estados Unidos existe una pequeña comunidad de excéntricos y anónimos “vengadores enmascarados” que combaten el crimen y suscitan la atención y críticas de sus vecinos debido a que en ocasiones han terminado presos por extralimitar el uso de sus poderes. Sus fans, le agregaron a Menganno el rango de “Capitán”. Si bien las casi 40 mil adhesiones que posee en Facebook (que se duplicaron tras la mediatizada balacera) no significan que todos los que allí lo siguen ven con buenos ojos su actividad -algunos sólo buscaran divertirse y otros lo detestan abiertamente y se lo dicen-, pero ante su última y triste peripecia su muro se pobló  de mensajes de apoyo que también colmaron los comentarios de las notas que sobre él se publicaron en la web: “Se merece la re difusion mengano por transmitir tan buenos valores que parecian perdidos en esta sociedad! (sic)”; “A muerte con mengano, loko (sic)” o “Vamos todos los que lo apoyan (…) donen unos centavos así ayudan al capitán a pagar sus deudas....el apoyo moral es bueno y lindo, pero también hay que apoyar de manera mas palpable (sic)”, postean.
Debate vigente sobre los hechos delictivos y las políticas de seguridad que se deben tomar, sobre si hay “inseguridad” o se trata de una “sensación”; con vinculaciones a redes de delito -como el narcotráfico y de trata de personas- y casos de gatillo fácil y de golpizas, muertes y desapariciones de menores pobres en comisarías, la Policía de la Provincia de Buenos Aires (conocida como “la Bonaerense”) tiene reputación de “corrupción enquistada” por lo que expiar sus culpas y mejorar su imagen es el complejo deseo por el que los diferentes gobiernos de turno a los que toca su administración dicen esforzarse. En ese contexto el aplauso virtual y minutos de fama otorgados a un sujeto encapuchado y armado habla de un fenómeno digno de la investigación social académica más seria y dirigida a la acción de que lo que puede abarcar y pretender una simple nota. Porque es fácil pasar de la risa a la mueca de espanto y en el caso de Menganno el justificativo de “servicio a la comunidad” se diluye en un afán de llamar la atención y buscar legitimación que lo coloca al borde de la ilegalidad y de la apología del delito -en tanto con dichos y actos arenga a los ciudadanos a impartir justicia por mano propia- y hasta le jugó en contra. Tras el intento de asalto dejó de patrullar, está deprimido y recibe atención psiquiátrica. "El psiquiatra me medicó porque no puedo dormir. Tengo miedo de que nos vengan a matar, es terrible pensar que pueden volver, porque ahora saben a quién le quisieron robar", dijo al diario MUY y agregó sobre su ausencia: "Menganno todavía está recuperándose de las heridas que tiene en su alma".

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