sábado, 13 de septiembre de 2014

SOBRE EL CENSO AGROPECUARIO

CENSO AGROPECUARIO NACIONAL: Resultados definitivos
Radiografía de un modelo social y productivo
Autor: William Yohai
2 de setiembre de 2014
Por acuerdos internacionales a los que Uruguay adhiere, los censos agropecuarios deberían llevarse a cabo los años terminados en 0, en la práctica, cada 10 años.
Pero no, el gobierno frenteamplista, por "dificultades de índole administrativa" fue incapaz de cumplir con lo estipulado; según la misma DIEA afirma:
"La obligatoriedad legal de efectuar los censos agropecuarios data del año 1913, según lo dispone el segundo artículo de la ley N o 4.294 de fecha 7 de enero de ese año. Posteriormente, el decreto N o 228/978, del 26 de abril de 1978, establece que los Censos Generales Agropecuarios se realizarán "en los años terminados en cero y coincidiendo con el Censo Mundial de la FAO, serán de cobertura total, entendiéndose por tal que todos los establecimientos agropecuarios del país de una hectárea y más de superficie serán censados".
En esta oportunidad, a raíz de dificultades de índole administrativa, resultó imposible formalizar la contratación de personal de campo en tiempo y forma para levantar el censo en 2010. Esto llevó a la necesidad de solicitar la autorización para postergar el operativo para 2011, autorización que se formalizó en el Artículo 368 de la Ley No 18.719, aprobada por la Asamblea General el 27 de diciembre de 2010."
La notable incapacidad demostrada por los gobiernos FA no termina aquí: recién el mes pasado se publicaron los resultados definitivos del censo. El documento tiene 146 páginas. Calculando a 200 días hábiles por año la "productividad" del equipo encargado de elaborar los datos y escribir el trabajo alcanza a 0,25 páginas por día. Sin duda merece algún premio especial, no sólo a nivel nacional sino, también, probablemente, mundial.
Pero estas consideraciones son de índole secundaria. Lo esencial es lo que surge ya desde una lectura primaria y fragmentaria del asunto.
Nos centramos en tres aspectos:
a) la concentración de la propiedad de la tierra
b) la reducción de la población rural, pero sobre todo, de la cantidad de población empleada en las tareas agrícolas y pecuarias.
c) tratamos de explicar algunos de los datos que demuestra el censo combinado con los provenientes de las cuentas nacionales que publica el BCU relativas al sector.
La información acerca de la evolución del número de explotaciones es conocida ya que fue publicada hace aproximadamente dos años en los resultados preliminares del censo. A simple modo de recordatorio reproducimos en el cuadro 1 la evolución del dato: desde 1980 la contra reforma agraria vigente ha concentrado propiedad y producción. Se notan dos saltos: uno de aproximadamente 20% entre 1980 y 1990 y otro mayor aún de casi 22% entre 2000 y 2011. A modo de hipótesis de trabajo nos animaríamos a plantear que la primera gran caída en el número de explotaciones (80-90) responde a la crisis del sector agropecuario producida a partir de la ruptura de la "tablita" cambiaria (noviembre de 1982) que fuera precedida por un aumento del endeudamiento del sector culminando la caída tendencial de precios de los principales productos (carne vacuna y lana) a partir de mediados del siglo XX.
La segunda fase drástica de concentración (reducción en 12.350 o un 25% en el número de explotaciones) está, probablemente unida a un factor similar a la anterior. A fines de la década de los 90, después de un breve período de auge de precios que genera un estímulo para aumentar la producción (efectivamente entre 1990 y 1996 el pbi agropecuario crece significativamente) y el endeudamiento, se dan dos factores cuya sumatoria lleva a una nueva gran crisis: al mencionado aumento del endeudamiento se suma que los precios caen bruscamente entre 1999 y 2002. La epidemia de fiebre aftosa que (gracias también a la absurda reacción del gobierno Jorge Batlle) asuela el principal renglón de la producción del sector; la carne vacuna, sirve como agravante decisivo de la crisis.
Pero, a principios de los 90 hay otro fenómeno menos tratado por los especialistas: se deroga el IMAGRO (impuesto a la actividad agropecuaria), sucesor del IMPROME (impuesto a la producción mínima exigible) ambos tributos que castigaban la concentración de la propiedad de la tierra. Si bien, tal cual nos informa el cuadro entre 1990 y 2000 la cantidad de explotaciones aumenta levemente (y aquí habría que analizar detalladamente las metodologías empleadas para precisar los alcances de esta variación) entendemos que se crean las condiciones para la brutal concentración que se hará manifiesta entre 2000 y 2011.
CUADRO 1 (cantidad de explotaciones)
1980
1990
2000
2011
68,362
54,816
57,131
44,781
A partir de los datos del censo se pueden realizar algunos cálculos que hacen aún más evidente la concentración de riqueza en pocas manos que plaga nuestro campo.
las 4.167 explotaciones mayores a 1.000 hectáreas suman algo más de 10 millones de aquellas. Acumulan de esta forma algo más del 61% del territorio agrícola y pecuario del país. Si tomamos, en cambio, las explotaciones mayores de 500 hectáreas constatamos que algo más de 8.000 de ellas concentran casi el 78% del territorio productivo; o sea, más de 12 millones de hectáreas. Ha sido ampliamente divulgado que las dos multinacionales propietarias de sendas plantas de celulosa (UPM y Montes del Plata) son propietarias de aproximadamente medio millón de hectáreas.
Para tener una idea de las magnitudes involucradas recordemos que el departamento de Montevideo, incluyendo su extensa área rural, ocupa algo más de 50.000 hectáreas.
Otro aspecto interesante que surge al estudiar los resultados del censo refiere a la evolución de la población rural y el número de trabajadores empleados en la producción.
CUADRO 2
1980
1990
2000
2011
Var. 00-11
pob. Trabajadora
159.446
140.430
157.009
115.371
-26.5
pob. agricola
264.216
213.367
189.838
106.961
-43.7
hect. Por trab. Perm.
101
113
105
142
35.2
Como se observa en el cuadro 2 el descenso de la población trabajadora se interrumpe entre 1990 y 2000. Esto coincide con una solución de continuidad, tal cual se evidencia en el cuadro 1, en el proceso de concentración de la propiedad, entre esos mismos años.
Entre 2000 y 2011, sin embargo, la población trabajadora cae bruscamente. Se reduce en más de una cuarta parte (26,5%). No podría dejar de correlacionarse este dato con el aumento del número de hectáreas por trabajador permanente; 35% en 11 años.
Más acentuada aún (44%, o sea, casi la mitad) es la caída en la población agrícola, es decir, la que reside en los establecimientos. Se ha señalado que el fenómeno se debe a la urbanización de los trabajadores del campo facilitada por la proliferación de la motocicleta que permite el transporte rápido de aquellos desde y hacia sitios de residencia en pueblos y ciudades. Esto ha permitido al estanciero liberarse de obligaciones respecto a trabajadores residentes en el establecimiento.
Resulta del mayor interés relacionar la caída de la cantidad de trabajadores con la producción total expresada a través del producto bruto agropecuario.
En el siguiente cuadro vemos la evolución del dato mencionado más arriba entre los años de los dos últimos censos (fuente: BCU/cuentas nacionales).
CUADRO 3
Variación pbi entre 2000 y 2011 (porcentaje)
AGRICULTURA, GANADERIA, CAZA Y SILVICULTURA
41.8
Cultivos en general; servicios agrícolas aplicados a estos cultivos
154.6
Cría de animales; servicios ganaderos
6.1
Silvicultura, extracción de madera y actividades de servicios conexas
20.8
Queda claro que el crecimiento (42% punta a punta, algo menos del 4% anualizado) del producto global del sector se produce a expensas de la agricultura en detrimento de una ganadería que permanece prácticamente estancada. El asunto no es para nada sorprendente si consideramos que la soja ha pasado a ser el principal rubro exportable, superando a la carne vacuna. La sustitución del uso de los mejores campos con aptitud agrícola desde la cría y sobre todo invernada vacuna hacia la siembra de cultivos graníferos, principalmente soja, determina este estancamiento relativo de la ganadería.
La productividad por trabajador empleado pasa de 214.000 a 405.000 pesos constantes de 2005 entre los dos últimos censos.
Nos preguntamos cuál sería la base para tal cuasi duplicación de la productividad del trabajo rural en el país. Y encontramos algunas respuestas: a) entre los años del censo (2000 y 2011) la importación de "fitosanitarios" como amablemente los llama la dirección de servicios agrícolas del MGAP; agrotóxicos como sería más apropiado en nuestra opinión, saltó de 3.793 a 18.583 toneladas. Groseramente, se multiplicó por 5.
b) La importación de fertilizantes1 pasó de 243 a 556 miles de toneladas aproximadamente. O sea, casi se duplicó.
Sería interesante estudiar la inversión en maquinaria y otros insumos (combustible, principalmente) que se utilizaron en el proceso. Pero esto excedería los límites de este trabajo.
En síntesis: más producción sobre la misma superficie del país con menos trabajadores. El aumento de la productividad se materializa a través de la multiplicación del uso de agrotóxicos y fertilizantes. Todos ellos en esencia insumos importados que agudizan la dependencia económica del país del exterior.
Las implicancias de este modelo productivo son varias: en el mediano-largo plazo es probablemente insustentable, ya que (y no lo hemos tratado en este trabajo pero hay evidencia suficiente al respecto) la intensificación agrícola condujo a un acelerado proceso de erosión de los mejores suelos del país. Además implica una fuerte dependencia de importaciones de insumos que es viable en la medida en que los precios relativos se mantengan favorables.
Existen modelos alternativos que implican el uso más intensivo de trabajo humano, con el consiguiente descenso de la productividad pero que garantizan una mayor sostenibilidad en el mediano-largo plazo.
Desde la óptica de una posible transformación socialista este modelo mucho más centralizado que el que existía hasta hace algo más de una década facilita la administración estatal de buena parte de la producción.
En este sentido nos sentimos autorizados a afirmar que los burgueses que, junto al estado, llevan adelante el proceso le están creando al proletariado las bases materiales para pasar a controlar la producción agropecuaria del país.
Nada nuevo bajo el sol; ya lo anticiparon los creadores del marxismo hace 160 años.

1 http://www.fagro.edu.uy/~fertilidad/curso/docs/TECNOLOGIA.pdf
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Información disponible también en este link: resonandoenfenix.blogspot.com

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