ESTUARIO
Cansada
de mis penas, arrojé las hojas al río
¿Por
qué alguien habría de recogerlas y gastarse en rearmar una vida en letras?
Un
transeúnte de manos ásperas acostumbradas a la tinta, levantó los papeles
mojados a pedido de su aburrimiento insatisfecho:
“Este
es mi primer intento de salir de la guarida, de reivindicar mi ser entre tanto
ente que roba aire sin merecerlo;
el
agua enseguida se enturbiará apenas apoye mis pensamientos en ella, pues la
intemperie y yo siempre nos hemos causado descompensaciones.
Mi
interior no es trivialidad, es el ensayo de años separados por la enajenación y
unidos por recortes que no terminan de reconocerse ni aceptarse, como aquel que
busca quererse pero solo se critica.
Has
tenido la oportunidad de encontrarme en lo único que me permite pertenecer, que
es esto por lo que luego pedirás disculpas no entender.
Tu
negativa ha destrozado mi día, no porque vendas subjetividad muerta, sino
porque nunca supe ver luz en este mundo”
Cansada
de mis penas, arrojé las hojas al río
¿Por
qué alguien habría de recogerlas y gastarse en rearmar una vida en letras?
Al
llegar a la desembocadura, ellas simplemente volvieron a mí.
Natalia
Faroppa
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