Miles de personas están hoy fuera de sus
casas en diversos puntos del País como consecuencia de las inundaciones, lo
mismo sufren en el litoral Argentino y otras provincias. En los grandes medios
de comunicación se pretende colocar estos fenómenos como “naturales”
(inevitables) y habrá quien se los adjudique a la furia de algún Dios. En
realidad la raíz de estos cambios climáticos y catástrofes tiene una
explicación económica y es la voracidad capitalista. En toda nuestra América se
ha disparado el llamado agronegocio, la desforestación y el cambio en la
explotación agrícola anterior por los enormes monocultivos sojeros.
Un estudio hecho por técnicos argentinos
(INTA) ,señala que en el área pampeana más de diez millones de hectáreas han
pasado a la explotación de soja en el último periodo y que en el mismo periodo
las napas que estaban a diez metros de profundidad están hoy a menos de un
metro. La tierra ya no puede absorber más agua .A esto se suma la
desforestación en el norte (Brasil, Paraguay) con las consecuencias que
sufrimos.
Los enormes negocios que han crecido ,como
la soja transgénica ,la ganadería intensiva ,la minería a cielo abierto entre
otros , están lejos de crear riqueza para los habitantes de estas tierras ,por
el contrario generan empobrecimiento a corto y a largo plazo , las ganancias
“emigran” y queda la contaminación y la tierra devastada..Los únicos
beneficiados son Monsanto, Cargill, Bayer y otras tantas multinacionales con
sus socios locales.
En nuestro país ni siquiera existe como
paliativo un plan de obras públicas y vivienda para afrontar inundaciones que
en algunas zonas se repiten más de una vez al año ,provocando la evacuación de
las mismas familias . El Estado se suma a las campañas de solidaridad como si
fuese un “vecino “mas obviando sus responsabilidades.
La única forma de ser ecologista es siendo
anticapitalista.
El incremento de los cultivos agrícolas, principalmente de soja, produce
un acercamiento de la napa freática a la superficie, reveló una investigación
del INTA. Esto explica por qué las inundaciones son cada vez más continuas y
graves.
El monte nativo absorbe 300 milímetros de
agua por hora. Una pastura convencional (donde hay ganado) 100 milímetros. Y
una campo con soja apenas 30 milímetros por hora. Una investigación del INTA
explica que el cambio del uso del suelo es un factor fundamental para explicar
por qué las inundaciones son cada vez más continuas y graves. “No estamos de
acuerdo en que los excesos hídricos se deban a la falta de obras ni al exceso
de lluvias, si no más bien a cuestiones asociadas al proceso de minería que
sufre la agricultura y a la agriculturización de las últimas dos décadas
principalmente”, afirma Nicolás Bertram, investigador del INTA Marcos Juárez
(Córdoba). También apunta a las responsabilidades del poder económico del
agronegocios.
Misiones sufrió una gran inundación en
2014. A inicios de 2015 fue el turno de Córdoba y Santiago del Estero. El
segundo semestre sufrieron el Litoral y Buenos Aires. Este año fue el turno de
Santa Fe, Entre Ríos, Chaco, Corrientes, Córdoba y noroeste bonaerense. “Fue un
tsumani que vino del cielo”, había dicho en 2015 el entonces gobernador de
Córdoba, José Manuel de la Sota. En línea similar, responsabilizando a la
naturaleza, argumentaron otros mandatarios.
Nicolás Bertram, ingeniero agrónomo del
INTA Marcos Juárez, estudia desde hace diez años los “excesos hídricos”. Su
trabajo académico fue titulado “Ascenso de napas en la región pampeana:
¿Incremento de las precipitaciones o cambios en el uso de la tierra?” (firmado
junto a Sebastián Chiacchiera). Analizaron las lluvias de los últimos cuarenta
años y los cambios en el modelo agropecuario (sojización y expulsión de ganadería),
entre otras variables.
“El incremento sostenido del componente
freático que se dio en los últimos 40 años en la región pampeana, y que en la
actualidad se acerca demasiado a la superficie, conlleva a un alto riesgo no
solo en lo que respecta a producciones agrícologanaderas, sino también en
sectores urbanos, pudiendo generar en ambas situaciones de inundaciones”,
alertaba el trabajo, presentado en el XXV Congreso Nacional del Agua (Conagua
2015) en Paraná.
Bertram explica en lenguaje gráfico: “La
napa estaba a diez metros de profundidad y hoy está a menos de un metro. Los
suelos están saturados, no pueden absorber más. Es como si antes teníamos una
maceta grande y echábamos un balde de agua. Ahora la maceta es diez veces más
chica pero echamos el mismo balde de agua”.
La investigación explica que se observaron
dos tipos de efectos en el comportamiento de la napa, a corto plazo (asociado a
precipitaciones) y largo plazo (relacionados con los cultivos y el consumo que
generan). Luego del procesamiento de datos (donde confirmaron que las lluvias
se mantuvieron dentro de sus promedios anuales) aseguran: “A partir de datos
históricos se puede observar una relación directa entre el incremento de los
cultivos agrícolas (de soja principalmente) y el acercamiento de la napa
freática a la superficie”.
El trabajo señala que buena parte de la
región pampeana la napa freática se encuentra a un metro de profundidad (o
menos) y recuerda que diez millones de hectárea pasaron de la actividad
ganadera o mixta a la puramente agrícola, con preponderancia de la soja.
“Millones de hectáreas de pasturas y pastizales que consumían agua durante los
doce meses del año fueron cambiadas por cultivos anuales que, en el mejor de
los casos lo hacen durante un tercio o la mitad de ese tiempo, pasando de
consumir anualmente 1500-2000 milímetros a 500-800 milímetros”, precisa el
trabajo como explicación del ascenso de la napa casi a la superficie.
El trabajo estuvo focalizado en Marcos
Juárez, zona de la Pampa Húmeda y núcleo sojero. Bertram asegura que la
investigación es extrapolable a toda esa región e incluso a zonas
extrapampeanas, como San Luis (donde se generaron nuevos ríos), Santiago del
Estero, y regiones del norte de Santa Fe y Buenos Aires (zonas que fueron
monitoreadas con freatímetros).
Sobre la actual inundación, que afecta a
40 mil personas (11 mil evacuados), el investigador del INTA señala que “llovió
por encima de la media, pero de ninguna manera eso explica la magnitud del
desastre; la clave está en el ascenso de la napa y que arrasaron el monte que
retenía agua”.
Bertram cuestiona la propuesta de
políticos y empresarios. “Ninguna obra va a solucionar las inundaciones”,
afirma. Y llama la atención sobre los “responsables” de los anegamientos.
“Muchos medios de comunicación cuestionan siempre a los políticos y en parte no
está mal, pero esos medios nunca vinculan la inundación con el poder económico
del modelo agropecuario, desde los Grobocopatel a Monsanto, Bayer, Cargill, Dow
y una lista larga. Quizá porque esas empresas son los anunciantes de esos
medios”.
La investigación también cuestiona el
modelo. “Pese a este escenario, se continúa en una carrera por lograr mayores y
más estables rendimientos de los cultivos agrícolas, en la supuesta búsqueda de
alimentar a un mundo que sigue padeciendo hambre, en donde muchas veces no
existe el tiempo para pensar para quién y qué se está produciendo”, afirma el
trabajo del INTA.
La investigación concluye que “si no se
modifican las rotaciones o el uso de la tierra, no sólo se seguirá incrementando
el nivel freático, sino también la superficie, con un alto riesgo de
anegamiento”. Afirma que se pueden encontrar soluciones (incorporación de
pasturas, otros cultivos, mejor manejo de agua), pero debe primar una “mirada
amplia”, interdisciplinaria, donde además de los sectores productivos se tenga
en cuenta los aspectos ambientales y sociales.
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