jueves, 26 de mayo de 2016

Entrevista a Ken Loach

 Por qué apoyo el boicot cultural a Israel

El aclamado director de cine Ken Loach habla sobre Palestina, política y por qué quiere seguir armando jaleo. "Al final, la lucha palestina será un triunfo. Las cosas no permanecen inamovibles para siempre" nos dice.

-¿Podría explicarnos cómo llegó a enterarse de la lucha por los derechos de los palestinos y por qué se comprometió con ella?
Todo empezó hace algunos años, cuando participaba como director en el montaje de una obra de teatro llamada “Perdition”. Trataba sobre el sionismo en la Segunda Guerra Mundial y el acuerdo que realizaron algunos sionistas con los nazis. Arrojaba nuevas luces sobre la creación del Estado de Israel y las políticas sionistas 1. En aquel momento me di cuenta que la fundación de Israel se basó en un crimen contra los palestinos, y los años han reforzado esa convicción. Desde entonces se han perpetrado nuevos crímenes. La opresión de los palestinos, que han perdido su tierra y cuyas vidas cotidianas han sido interrumpidas por la ocupación, que viven en un estado de depresión permanente que continúa hasta hoy, es algo a lo que nos tenemos que enfrentar.
¿Por qué Palestina? ¿Por qué es un símbolo Palestina?
Existe opresión en muchos lugares del mundo, pero hay una serie de factores que hacen que el de Israel-Palestina sea un conflicto especial. Lo primero, que Israel se presenta ante el mundo como una democracia. Un país como cualquier otro país occidental. Y lo hace mientras sigue cometiendo crímenes contra la humanidad. Ha creado un Estado dividido según líneas raciales, como el apartheid de Sudáfrica. Está apoyado militar y financieramente por la Unión Europea y Estados Unidos. Es de una hipocresía impresionante; estamos apoyando a un país que dice ser una democracia, lo estamos apoyando de todas las maneras posibles y sin embargo está cometiendo crímenes contra la humanidad.
Existen varios instrumentos para intentar cambiar este orden de cosas, y uno de ellos es la Campaña de Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS). Usted fue la primera personalidad relevante en sumarse al llamamiento de boicot cultural a Israel abriendo las puertas que han seguido muchos otros. Pero hay quien dice que no se debería boicotear la cultura. ¿Qué respondería a esto?
Antes que nada somos seres humanos. Cuando te ves confrontado por tales crímenes tienes que responder como ser humano, con independencia de que seas un artista, un VIP o lo que sea. En primer lugar tienes que reaccionar y hacer lo que esté en tu mano para que otra gente se entere de esta situación. El boicot es una táctica. Resulta efectivo contra Israel porque Israel se considera un faro cultural, por lo que es muy susceptible a un boicot cultural. No deberíamos mezclarnos con proyectos respaldados por el Estado de Israel. Los individuos no interesan; tenemos que concentrarnos en las acciones del Estado israelí. Ése debe ser nuestro objetivo. Y lo tomamos como objetivo porque no puedes quedarte quieto y aceptar que las personas vivan en campos de refugiados para siempre.
Israel utiliza el arte y el cine en una campaña denominada “Marca Israel”. Por tanto, el arte es político. Según usted, todas sus películas son políticas. ¿Puede el arte ser un instrumento de lucha contra la opresión?
Por supuesto. Lo principal es lo siguiente: Sea cual sea la historia que quieras contar o las imágenes que decides mostrar, lo que seleccionas indica cuáles son tus intereses. Si produces un producto pensado solo para la evasión, en un mundo repleto de opresión, estás diciendo cuáles son tus prioridades. Por tanto, una gran película comercial, hecha para ganar un montón de dinero, muestra algo. Tiene consecuencias políticas e implica una postura política. La mayor parte del arte tiene un contexto político e implicaciones políticas.
¿Ha oído hablar de la película World War Z (Guerra mundial Z), una película con Brad Pitt en la que un virus está aniquilando a gente de todo el planeta y el único lugar a salvo es Israel, gracias al muro que han construido?
Parece un guión de extrema derecha. Haría falta ver la peli antes de hacer un juicio sobre ella, pero, por esa descripción parece una fantasía de extrema derecha. Es interesante que Israel se muestre a través de sus amigos. En el norte de Irlanda –que tiene un largo historial de divisiones entre unionistas y republicanos- los unionistas pintan en sus muros la bandera de Israel y la de la Sudáfrica blanca; los republicanos pintan en los suyos las banderas de Palestina y del Congreso Nacional Africano. Es curioso el modo en que estas alianzas revelan lo que la gente realmente piensa.
¿Está preocupado por el ascenso de la extrema derecha y de las ideas de extrema derecha por toda Europa? Me recuerda al inicio de los años treinta.
El ascenso de la extrema derecha siempre acompaña a la recesión económica, la depresión y el desempleo masivo. Quienes están en el poder y quieren conservar el poder siempre tienen que encontrar chivos expiatorios, porque no quieren que la gente luche contra el enemigo real, que es la clase capitalista, los dueños de las grandes industrias, que son quienes controlan la política. Así que buscan chivos expiatorios. Los más pobres, los inmigrantes, los solicitantes de asilo, los gitanos, ellos tienen la culpa. La extrema derecha escoge a los más vulnerables, los más débiles, para culparles de la crisis de su sistema económico. Cuando hay desempleo masivo, la gente está descontenta, tiene que encontrar algo contra lo que luchar. Se culpó a los judíos en los años treinta y les hicieron cosas terribles. Ahora son los inmigrantes, los desempleados… Tenemos una prensa miserable en Gran Bretaña que llega a echar la culpa de su situación de desempleo a quienes no tienen trabajo, cuando, por supuesto, lo que ocurre es que no hay empleo.
¿Cómo podemos responder ante eso cuando las mismas personas lo controlan todo: la prensa, el capital, la política? ¿Cómo podemos, la sociedad civil, enfrentarnos a esta ideología y derrotarla, si no tenemos acceso a la prensa mayoritaria?
Gran pregunta. Al final, no existe otro lugar más que la política. Hay que hacer un análisis de la situación y organizar la resistencia. El modo en que se organiza es siempre la gran pregunta. Tienes que vencer cada ataque sobre el terreno y ser solidario con los que sufren los ataques más fuertes. También hay que organizar partidos políticos. El problema es que nuestros partidos hacen un análisis erróneo. Tenemos a los partidos estalinistas de la izquierda que llevaron a la gente por un callejón sin salida durante años. Tenemos a los socialdemócratas, que quieren hacernos creer que tenemos que trabajar dentro del sistema, que podemos reformarlo, que podemos hacer que funcione. Lo que claramente es una fantasía, porque nunca funcionará. La gran pregunta es ¿qué clase de política? La gente se enfrenta a ella cada día.
Su película más reciente trata de estos puntos. De personas marginadas por su opiniones políticas. Hoy he leído que Jimmy’s Hall podría ser su última película y que ahora quiere centrarse en documentales, lo que quizá sea una buena noticia para Palestina.
No sé nada de eso. El rodaje de Jimmy’s Hall fue muy largo y es un trabajo duro. No estoy seguro de si podría hacer otra película como ésa. Pero todavía hace falta armar jaleo en muchos lugares y tengo que encontrar la mejor manera de seguir haciéndolo. Es evidente que habría que hacer películas sobre Palestina. Y hace falta que las hagan los palestinos. Al final, la lucha palestina será un triunfo. Las cosas no permanecen inamovibles para siempre. Al final ganarán. La cuestión es ¿qué clase de Palestina emergerá entonces? No se trata solo de terminar con la opresión israelí; la eterna pregunta es: ¿cómo será el Estado que surgirá entonces? ¿Representará a todo el pueblo? ¿O volverá a estar dominado por una clase opulenta que oprima al resto con independencia de su procedencia? La gran pregunta es cómo será el Estado que ha de surgir.
Entrevista realizada por Frank Barat para Le Mur a des Oreilles
Notas
1 Finalmente fue prohibida por la dirección del teatro pocos días antes de su estreno por ser supuestamente antisemita y pretender deslegitimizar a Israel (N. del T.)

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