EL ODIO LE GANÓ AL AMOR”
(por ahora…)
Esas fueron las palabras de un compañero al analizar la pérdida de la mayoría en las elecciones de APMU por 40 votos. Está bien que se juntaron tres listas para ganarle a la 17, hubo una coalición de la lista 45, la 69 y la extinta 27. Pero hay que ser críticos y autocríticos y entender el por qué de ese resultado.
La pregunta que se impone es: ¿por qué uno de los sindicatos que avanzaba, con más de 14 comisiones funcionando (funcionando no sólo de nombre), un sindicato que no tuvo despidos, ni envíos al seguro de paro, un sindicato que salió en defensa de los trabajadores cuando desde los medios de comunicación nos atacaban día sí día no, pierde las elecciones?
El reconocimiento del increíble trabajo realizado no fue cuestionado ni una sola vez. Increíblemente, no se habló durante la campaña electoral de ninguna propuesta, de hecho, la agrupación que ganó, ni siquiera los nombres de los representantes en las fotos de las carteleras tenía, algunos de ellos son absolutos desconocidos. Son representantes que hace años no militan, algunos ni paros hacen, no integran ninguna comisión, ni saben cómo funciona el sindicato. Entonces ¿cómo ganaron?
La campaña fue de insultos, mentiras, violencia verbal y simbólica y comportamiento patoteril. Ganaron por 40 votos, pero tuvieron el apoyo de 700 compañeros que votaron una no-propuesta. Pero eso, a mi entender tampoco explica el resultado de las elecciones.
¿Entonces, qué pasó? Debemos analizar la cuestión con desapasionamiento y objetividad, si queremos aprender de este proceso. Debemos aprender porque la renuncia a la lucha y a la organización de los trabajadores no es ni nunca será una opción.
Se unieron las listas 69, 45, y 27 en una coalición cuyo único objetivo era sacar a la 17. Los representantes de la lista 69 que ganaron las elecciones no son los referentes históricos de esa agrupación. Asimismo la lista 45 decidió boicotear las elecciones porque la mayor parte de sus representantes le están haciendo juicio al sindicato pidiendo el 64 % de la casa sindical, motivo por el cual fueron suspendidos de toda actividad sindical.
No nos confundamos, no piden democracia, piden dinero. Las que son referentes de la lista 69 históricamente, decidieron acompañar la decisión del boicot y los que se presentaron en las elecciones de APMU, hace años que no pisan el sindicato y algunos apenas si saben donde está la puerta.
Hasta hace dos semanas algunos de ellos hablaban de la ilegitimidad de las elecciones y amenazaban con hacer la denuncia en el MEC, todo eso desapareció, como lo habíamos anticipado, era para enchastrar la cancha, cumplió su función y ahora ya nadie se acuerda de eso. Fue puro palabrerío jurídico sin contenido alguno, para agarrar algún incauto y llenar de dinero a los abogados. Como el resultado les salió favorable, ya se olvidaron de los problemas del Estatuto.
Los vehículos para la destrucción fueron las redes sociales -la impunidad que genera estar detrás de un teléfono- y la mentira como modus operandi permanente e insidioso, llenaron de fake news las redes y los pasillos de la Médica.
Pero sigamos analizando con detalle. Entre los eventos políticos a destacar, dos fueron los centrales durante el período de la 17:
a) La injerencia de la FUS durante todo el proceso tratando de desestabilizar un sindicato que les hizo frente a dos cuestiones que son tabú en la mayoría de los sindicatos y federaciones: los padrones de socio y las finanzas.
b) Lo otro es la suspensión de 298 trabajadores que piden una parte de la casa sindical a través de un juicio, incitados por representantes de la propia Mesa Directiva de APMU e integrantes del Consejo Central de FUS. Alentaron los sueños mercantilistas de algunos ilusos, hablando de millones sin un real sustento jurídico. Ya sabemos cómo terminan esas cuestiones, si hay para repartir dinero, siempre hay cola.
¿Qué tienen en común ambas cuestiones? El dinero. No es en vano que vivimos en un sistema llamado capitalismo donde matar y mentir son cuestiones perdonables pero el dinero -capital- es sagrado.
Tocamos lo sagrado. Todos luchan por un mundo mejor, pero eso tiene el límite de lo sagrado: el dinero y los privilegios no se tocan. Privilegios que vienen de la mano de representantes que viven de los trabajadores y no para los trabajadores. Los principios y la transparencia son conceptos vacíos de contenido que ya ni siquiera se mencionan en las campañas. La realidad es una construcción permanente y ganar es el objetivo. La realidad pasó a ser una guerra de relatos y los relatos una secuencia psicótica que intenta imponer un mundo construido en el aire, con percepciones, sin solidez, sin metas, sin utopías.
En el traspaso de una Comisión Directiva a otra, estaban los trabajadores de Médica que le están haciendo juicio al Sindicato, los mismos que cuestionaron la legitimidad de las elecciones y trataron de chantajear e intervenir. Buscan dinero, nada más y ven la posibilidad de tenerlo ya que el propio colectivo les abrió la puerta. Los que asumieron como nueva mayoría de APMU no ocultaron su objetivo: representarán a los suyos, nada más. Los hechos revelan las intenciones más que las palabras, estaban con todas las insignias de la 69, y a la hora de haber asumido, había llamado a una campaña de afiliación usando como slogan el suyo propio, el de su propia agrupación. Están avalados para ello por 700 votos, no podemos engañarnos respecto a eso. Prometieron el oro y el moro. Había que ganar sin importar qué. Ahora les tocará pagar. Ganaron afirmando ser los representantes de 300 que pretenden hacerle daño a APMU (nuestro sindicato tiene casi 4000 trabajadores), ahora les abrirán la puerta, negociarán entre gallos y medianoche, pretenderán desguazar la CAJA de PREVISIÓN y levantarán la resolución de la asamblea de suspensión de aquellos que le hacen juicio al sindicato. Eso dijeron que harían.
El daño para APMU será no sólo económico, sino moral. Sentarán un precedente que vendrá en algún momento a cobrarles peaje, porque con esas acciones sancionarán definitivamente que en APMU, VALE TODO. Se puede hacer cualquier cosa en APMU, se puede hacer juicio al sindicato, atacarlo por las redes, estar afiliado e ir en contra de los más elementales principios y nada, pero nada tendrá límites.
Este deterioro es general. Los procesos sociales son sinuosos, y estamos viviendo un tiempo de retroceso en todos los ámbitos.
El espíritu del neoliberalismo, esa concepción para lo que nada es sagrado, para la que todo y todos tienen un precio y donde la racionalidad, la democracia y los límites morales y éticos no tienen cabida, está mostrando todos sus colores. Así en el colmo del absurdo presenciamos de primera mano a una trabajadora no afiliada al sindicato que entra en una asamblea sindical, ayudada y alentada por los que hoy ganaron las elecciones. Y como si esto no fuera poco, instó a los afiliados a APMU a votar en contra en una institución de la que no solamente no es afiliada, sino que además le está haciendo juicio.
No todo es negativo, hay resistencia, tenemos compañeras y compañeros para los que este canto de sirena no tiene apego. Tenuemente, de a poco, esto irá cambiando, quizá sea necesario perder para ganar.
Nosotros, la diecisiete, no somos un rejunte electoral, somos una comunidad, esa siempre fue nuestra fortaleza, tenemos los mismos valores, los mismos objetivos, actuamos con horizontalidad. Compartir todo eso no nos hace un páramo de serenidad, tenemos discusiones internas, algunas muy duras, diferentes puntos de vista, pero sobre todo tenemos códigos de conducta, y principios que nos rigen. Eso es lo que nos hace una comunidad. Estamos convencidos que representamos y luchamos por otro estilo de sindicalismo, tenemos el desafío ahora de reconfigurar nuestra lucha. Lo haremos, nacimos en la adversidad y nos hemos fortalecido en cada batalla.
Desde el inicio no tuvimos tregua, la lucha fue por las condiciones laborales, por el respeto al sindicato, por la transparencia, por la democracia, por la justicia, por la moral.
Aportamos en la construcción de un sindicato sin igual, tanto en derechos como en principios y aunque pueda parecer extraño que hayamos perdido, lo que fue más extraño aun, es como ganamos, es como avanzamos y como pudimos mantenernos, teniendo tantos y tan grandes poderes en contra y toda una cultura individualista y mercantilista que campea a sus anchas en el gremio de la salud.
Aprenderemos de este resultado, debemos seguir construyendo otras formas de hacer sindicalismo, para eso nacimos. No estaremos solos, en ese camino estaremos junto a otras compañeras y compañeros del movimiento sindical, estaremos junto a trabajadoras y trabajadores de la salud privada, aquellos que entienden que otra FUS es necesaria, muy necesaria. Ese es el verdadero significado de solidaridad y lucha. Aquellos que llegan a través del odio, proponiendo destrucción terminan fatalmente como llegan, siendo víctimas de sí mismos. No cambiaremos nuestro accionar, la coherencia, la ética y el amor debe ser la base de nuestra construcción. Todo lo demás es efímero.
Insistiremos en el camino de la coherencia, de la ética y del amor, no hay otro camino más que la lucha por “ser” mejores, ni otra salida más que la victoria.
Rosalba Hunter
No hay comentarios:
Publicar un comentario