El diario
El País entrevisto al dirigente de la
FUM ( maestros) Macedo quien es docente en la Escuela 167 de la Unión ,una escuela que
cuenta con un alto índice de repetición .Vale la pena reproducir algunas partes
de la nota ,que rebela la situación que enfrentan día a día los maestros.
"La
escuela 167 está a cinco cuadras de Avenida Italia y siete de 8 de Octubre. Es
un barrio obrero pero la clase media sacó a sus hijos de la escuela. Esto es
parte de un deterioro progresivo de la educación pública que se vive desde
1973. Los niños que vienen a la escuela tienen situaciones muy complejas. La
mayoría carece de cuestiones básicas como agua caliente en sus casas o la
alimentación necesaria. Está bravo para un niño no cenar, pasar frío, tener
parásitos y venir a aprender, no es changa", dijo.
En
momentos de conflicto con el gobierno por mayores salarios, Macedo reivindica
el papel de los maestros en las zonas de contexto crítico.
"En
el aula yo no me doy cuenta de que exista un impacto de las políticas sociales.
Y no digo que con esto la culpa de la situación la tenga el Mides. Digo que hay
una preocupación por mostrar las grandes cifras, el pasaje de la indigencia a
la pobreza, pero nada más. Ese es el logro de las políticas asistencialistas,
pero por ahí quedan", dijo.
Reclamó
que las autoridades responsables de las políticas sociales lleguen hasta las
escuelas para coordinar. "Todo queda librado a la voluntad que tenga la Dirección de la
escuela para conectarse con el barrio, lo cual se hace y en muchos casos muy
bien, con el desarrollo de redes y el involucramiento de los padres. Pero
faltan políticas de largo plazo y con todos. Se hizo bien con el Plan Bucal de
Presidencia, pero nada más. Todos los otros esfuerzo se hacen sin coordinar, se
gasta dinero y todo cae en saco roto", afirmó.
Y acotó:
"en las zonas rojas los médicos y el transporte ya no entran, a los
policías les cuesta cada vez más hacerlo y, sin embargo, el maestro, con su
túnica blanca, va y viene todos los días. Y lo respetan porque quienes allí
viven saben que la educación es su última oportunidad para dejar ese lugar. Los
maestros son el último eslabón con los pobres y están solos. Siempre estamos
solos. Cada uno tironea para su lado y le echa la culpa al otro", opinó.
Dijo que
la escuela es el primer contacto del Estado con la gente y por ello es también
la primera en recibir las descargas de los marginados. "Nadie va al
despacho de un ministro ni a la comisaría a descargar sus frustraciones con la
sociedad. Lo hacen en la escuela, la rompen o insultan o le pegan al maestro.
Pero a nivel político se le pega y se usa a la escuela pública porque es el
lugar donde resulta más fácil cosechar réditos", dijo.
Macedo
consideró que es necesario que esas personas tengan "verdaderas
oportunidades para salir" más allá de las políticas asistencialistas.
"Cuando
esta situación se reproduce durante tanto tiempo resulta muy difícil
revertirla. Pero hay que empezar porque de lo contrario en 2050 nuestra
sociedad va a padecer muchísimo. No hay que ir muy lejos para ver lo que nos espera,
alcanza con ir a Centroamérica", sostuvo.
Macedo
contó que hace unos años se integró a la escuela donde dictaba clases una
maestra que siempre había trabajado en colegios privados. Lo primero que le
llamó la atención fue la estatura de los niños y comentó que los del privado
eran "muy grandes" para la edad. Macedo respondió: "no son
grandes, son normales y estos son muy chicos". El docente destaca así que
los problemas de alimentación siguen siendo una constante en las zonas de contexto
crítico e inciden decididamente en el rendimiento del niño. También advirtió
sobre el alto porcentaje de parásitos que presentan los niños, lo cual los
condiciona desde todo punto de vista. La Intendencia de Montevideo detectó que en las
escuelas el 65% de los niños tiene parásitos, y en algunos casos se llega al
80%.
"Es
un dato espantoso. El que no los tiene no puede imaginarse lo que eso implica.
Hay que embarrarse un poco y se verá que la cosa está muy difícil",
indicó.
La
escuela 167 donde se desempeña Macedo es de tiempo completo. El docente afirma
que el hecho de ofrecer desayuno, almuerzo y merienda incide y mucho en la
decisión de los padres para enviar a sus hijos a la escuela. "Es un
componente muy importante porque estamos hablando niños que viven en zonas de
contexto socioeconómico muy bajo", indicó.
No
obstante, no considera que la extensión de las escuelas de tiempo completo sea
la solución a todos los problemas.
"Más
que tiempo necesitamos calidad. Yo soy de la idea de que los maestros deben
trabajar seis horas, cuatro con el niño y dos planificando y estando en
contacto con el barrio y las familias de los niños. Por su parte, los niños
deben dedicar esas dos horas que no están con los maestros para participar de
talleres en los que puedan desarrollar su imaginación, su veta artística,
etc.", explicó.
Macedo
explicó que en una escuela de tiempo completo donde los docentes cumplen ocho
horas queda muy poco tiempo para establecer redes con el barrio y trabajar con
los padres de los alumnos, algo que consideró indispensable y que depende en
gran medida de la actitud que tenga el cuerpo docente.
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