sábado, 1 de agosto de 2020

LA SOCIEDAD PATRULLADA.uy

LA SOCIEDAD PATRULLADA.uy
Es raro.
 Nadie parece verlo.
Ojalá no esté descomponiéndose.
 No hay comentarios ni análisis de politólogos ni de políticos ni de sociólogos ni de periodistas. Qué raro... Realmente raro. Los gobiernos en Uruguay, todos, han apelado, a ejercer poder de mando, tomar decisiones sin la aprobación popular. Es el arte de la política de seducir.
O no, cuando no hay arte. Vivimos en un sistema social de privilegios, y clases sociales dueñas de la inmensa mayoría de las propiedades y recursos del país, y tomando como válido el control del Parlamento, con la pata de la mal llamada “justicia”, el Poder Judicial. Para ese objetivo aplican el DISCIPLINAMIENTO SOCIAL.

 Los discursos académicos han llamado esa relación de clases e instituciones el pomposo e hipócrita término de Contrato Social, cuyo original fue elaborado por J. Rouseau en la Francia de 1762, parido en otras condiciones en otras sociedades europeas, en otras relaciones de poder. Como si los desfavorecidos en ese contrato social, aceptaran mansamente en igualdad de condiciones, el reparto de recursos y privilegios y derechos a la defensa de la propiedad privada, aunque se hundan en la miseria cada vez que haya “crisis” económica.
El fiscal General de la Nación dijo: “la cárcel está llena de jóvenes pobres”. En ése régimen, las libertades y derechos de “los de abajo”, han sido logros de años y luchas sociales y culturales inmensas, no siempre reconocidas desde “arriba”.
A la salida de última la dictadura militar, y con el desprestigio de las FFAA, en medio del atraso económico y aislación del país, hubo un pacto de régimen para gobernar, que se hizo entre los que pretendían liderar las relaciones políticas y sociales del país. Firmaron entonces, el Partido Colorado, el FA, y los militares. En principio el Partido Nacional no firmó. Luego acató sus términos. Se llamó pacto del Club Naval. Las FFAA se retirarían del gobierno, pero serían intocadas en sus privilegios y acciones realizadas.
La dictadura tuvo el rol bestial de las FFAA contra civiles, para imponer planes económicos de entrega y bandidaje económico, de parte de la burguesía uruguaya, y que nada que ver tuvo la lucha contra la guerrilla, derrotada en 1972. Su rol fue para desarticular y reprimir bestialmente toda organización civil social de sindicatos y asociaciones culturales que pudieran aglutinar la rebeldía social a un régimen que endeudó y empobreció material y espiritualmente al país en un daño que aún seguimos pagando.
Así fue que en 1984, supuestamente volvían a su rol de cuidar fronteras y de guardar la soberanía en caso de guerra con algún país. Aun así, en plena campaña electoral asesinan al doctor Roslik en un cuartel en Fray Bentos. A partir de ahí, tendrían “Misiones de Paz” para seguirse entrenando contra otros civiles. La policía ejercería nuevamente la vigilancia y control de la vida social y de la delincuencia común. Fueron años de durísimos conflictos obreros y sociales por recuperar nivel de vida y derechos y garantías democráticas.
Todos los días durante años hubo alguna movilización popular por derechos y huelgas y paros por salarios y reivindicaciones obreras. Resumiendo, en corta historia, cada vez que hubo tensiones políticas sociales graves, huelgas policiales, aparecieron patrullas militares mostrándose. La garantía de disciplinamiento y orden social mediante la presencia armada de militares. La policía siempre dispuesta para ése fin ha estado desalojando fábricas, calles, locales de estudio, el Codicen, por ej.
En el Hospital Filtro, cuando una masiva concentración de jóvenes y no tanto defendíamos el Derecho a Asilo, un derecho cultural contra las persecuciones a los activistas sociales del mundo, contra las opresiones de gobiernos dictatoriales, ahí fueron los cuerpos más duros de la policía, La Republicana, a caballo y a balazo limpio, los que arremetieron para reprimir a sangre y fuego criminal impune, para imponer ese disciplinamiento social, por parte de un corrupto gobierno que negoció a los vascos asilados, por autos patrulleros, con el gobierno de España.
Durante los gobiernos del progresismo en éste siglo, se fue endureciendo el disciplinamiento social, rigiendo algunos acuerdos con dirigentes sindicales, parte de los cuales pasaron a tener puestos en el gobierno, en otros pactos de control, entre otros roles para que nunca se desbordaran ni desafiaran los conflictos donde ellos pudieran incidir.
Aun así, la sociedad se descompuso en otros sectores. La pobreza siguió creciendo, se sumó el narcomenudeo en barrios pobres, la cooptación de adolescentes para las pandillas, la desesperación violenta de adicciones, no tuvo solución social. Aun con mejoras en algunos barrios, fue inflando las cárceles de jóvenes pobres, y creció la violencia de pobres contra pobres. Entonces como una calesita siniestra, los militares reaparecen en el imaginario popular con oportunismo político, al no haberse disminuido sus privilegios, con olvidos convenientes, y sin haberse hecho nunca justicia contra sus actos en general, como institución.
Con apariciones públicas aparentemente inocentes, al punto de que el más nombrado hoy, Manini Ríos, hoy llega a senador, y fue investido e hizo carrera, de comandante en jefe, por un tupamaro Ministro de Defensa.
En este hoy, ha vuelto a tener a parte de la población favorable a mano dura y mayor represión a civiles, poniendo mayor presencia militar en lugares donde la actividad civil debería resolver conflictos que han creado guetos y grietas sociales profundas.
En éste hoy, la televisión y las radios se hacen eco, en notas e informativos centrales, en un bombardeo de noticias deliberadas sobre la pandemia del virus, la ola de frio, el control de rutas, de fronteras, el reparto de comida, la toma de temperatura en viajeros de ómnibus interdepartamentamentales, en las coberturas a los que viven "en situación de calle" (eufemismo del abandono social estatal), en rutas y caminos cuidando las vaquitas ajenas, en informes de actividades civiles varias, (pueden agregar uds otras más)... Podemos ver como fue tomando protagonismo gente de uniformes camuflados, de combate, armas pesadas largas y cortas, tanquetas, camiones, vehículos militares. Es cierto que ya acampaban rodeando algún perímetro carcelario, hace tiempo. Es cierto que se suman a los empoderados policías, de los GRT, la Republicana, los PADO, los GEO, los PUMAS, vestidos de forma similar.
De combate, de guerra. Aumenta la presencia reiterada, y naturalizándose, a fuerza de apariciones diarias y entrevistas y menciones de “excelente” desempeño… Parece no contar para la nota del desempeño, que un ex infante de Marina, dado de baja por inconducta, haya entrado desarmado como pancho por su casa, en un puesto de guardia reforzada, luego de que el Ministro había mandado reforzar guardias, y desarmó y asesinó salvajemente a tres guardias como si nada.
Entonces, contra quién es el despliegue, la vestimenta de campo de batalla no urbana, y el armamento de guerra? ¿Es para atajar el virus, combatir el frío, el hambre, contra la falta de techo, de trabajo, de perspectiva de mejorar la situación social, de distribución de comida, de mejoras o mantenimiento de logros salariales?
 La cantidad de platos que elabora algún cuartel, jamás igualará en solidaridad inmediata y fraterna, la que surgió en los barrios más populares y carenciados, por miles y miles de platos, de manos y corazón de los militantes y activistas solidarios, sin uniforme alguno de violencia, con muchísimo esfuerzo, a abrazos y sonrisas y contención, en las ollas populares, sin tanto teatro de violencia y amenaza.
 Con merenderos y ayuda escolar y liceal y bibliotecas.
El pueblo tiene reservas morales y solidarias a defender. Somos los que pierden capital siempre, que es la fuerza de trabajo, el poder pagar servicios básicos, salud, los que hemos asistido a sangrías dolorosas de exilios, los que queremos seguir viviendo aquí porque es notorio que el mundo entero vive dolores sociales e inestabilidades varias, lo que ha vuelto atractivo para miles de inmigrantes que han decidido mudarse aquí para seguir con sus vidas. Nosotros debemos defender derechos y conquistas que no son regalo de ningún gobierno.
Queremos poder seguirnos comunicando, organizarnos, reírnos de las autoridades, pintar un grafitti, una pancarta, distribuir un volante, pintar una fachada o un muro, denunciar en una sátira de carnaval o de teatro, y llamar por su nombre a los abusadores y matones y corruptos de poderes sean del estado o sean privados.
 Nuestras libertades aun restringidas, son nuestro pan de cada día. Las vamos a defender. Para que crezcan, no para retroceder.

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