En el transcurso
del año hemos podido apreciar la cara más maquiavélica de algunos dirigentes de
FUS. Acciones donde el fin justifica los medios, o actuar políticamente
teniendo como herramienta el miedo y no el amor y la conciencia, no son
elementos nuevos en la historia.Lo que sorprende es la postura de algunos
sindicatos. Sorprende porque su lógica para actuar no parece precisamente eso,
lógica. Circula un video donde un dirigente de FUS le dice a la cara a los
trabajadores del Americano que la lucha de ellos no es prioritaria para la FUS,
los trabajadores escuchan impávidos esa afirmación que los condena de antemano
a una lucha en solitario.
Algunos pensadores europeos de principio del
siglo XX expresaron que vivíamos en la época de un "nihilismo acontecido
" una especie de falta de valor ético, es decir, estoy mal, muy mal, pero
mejor, me quedo como estoy. Aquello de "acorralado cualquiera pelea "
parece ser que ha quedado ...¿cómo decirlo?
Demodé. Ahora el miedoqueda intacto,
aunque lo peor sea inevitable. Ante la posibilidad de quedar huérfanos, o sea,
sin conducción, sin guía, muchos sindicatos han decididoque es preferible tener
un “padre maltratador", a no tener ninguno.¿No será necesario asumir
nuestra mayoría de edad y denunciar estos padres maltratadores, o mejor aún, no será necesario quitarles la
patria potestad?
Hemos hecho aquí
varios análisis sobre neoliberalismo, acerca del sujeto, de la conciencia de
clase y también de la posibilidad o no de la lucha de clase. Lo que no hemos
hecho es analizar ciertos comportamientos que nos hacen cuestionarnos si no hay
un síndrome de Estocolmo en el sindicalismo.
A los hechos me remito, advertimos una
identificación con el verdugo, una cierta comprensión de su actitud, y en su
defecto una tibia condena, que luego vuelve a desaparecer. En la lógica amigo-enemigo, no se puede estar
en el medio, pues te matan los dos bandos. Muchos dirigentes sindicales se
encuentran a mitad de camino entre sus compromisos con la cúpula de la FUS y
los intereses de sus propios compañeros. Tarde o temprano esa lucha se da. Como
decía Jean
Paul Sartre:
" nuestros actos nos definen " y podemos entender que el miedo y la
culpa obturen cualquier tipo de razonamiento medianamente coherente. Pero mirar sin parpadear que te digan a la
cara que tu lucha no es importante o escuchar que la lucha de la Española y el
SUATT es un problema entre empresarios y que los trabajadores no deben meterse,
para luego pagar esa indiferencia con rebajas salariales y el riesgo de cierre
de la empresa, parece algo rayano en una nueva perversión: elsado-sindicalismo.
Encender nuestra
conciencia, estrechar los vínculos con nuestros compañeros de clase, levantar
la mirada, aprender a estar de pie, aunque duela, aunque muchas veces
signifique angustia, sigue siendo el camino de la liberación tanto individual
como colectiva. Mauricio
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