América Latina en su hora.
El continente se agita como nunca, las rebeliones populares
en Ecuador y Chile, el golpe y la resistencia en Bolivia, el rápido agotamiento
de Macri y Bolsonaro , las movilizaciones en Colombia, la sostenida lucha del
pueblo Haitiano…
Si algo parece tener en común la situación en Chile, Ecuador
e inclusive en Bolivia es que los pueblos tienden a superar a las direcciones
tradicionales de la izquierda institucionalizada. La necesidad de enormes
sectores de la juventud y los explotados de abrir una nueva salida se
manifiesta, además de en esta tendencia a superar a las viejas direcciones, en
tumultuosas asambleas populares, cabildos que discuten el camino a seguir.
En Chile, la rebelión dura ya semanas cuando el Gobierno de
Piñera apostaba al desgaste, en lugar de eso ha crecido en calidad sumando a
sectores obreros, mineros y extendiéndose por todo el país. Piñera intento ceder, retirando el aumento
del transporte, pero aquel primer reclamo fue rápidamente superado apareciendo
en toda su dimensión el hartazgo del pueblo Chileno con décadas de saqueo. En
el correr de la semana la población se ha dado mayores niveles de organización
a la hora de manifestarse y de enfrentar la brutal represión de Carabineros que
ya se ha cobrado más de 20 muertos además de
miles de heridos y detenidos. En su aislamiento Piñera ha oscilado en
prometer concesiones varias (como una variante de Constituyente trucha) y el
reforzamiento de la represión, mandando un paquete de nuevas leyes represivas y
convocando a retirados de carabineros a volver a las calles. Tan fuerte ha sido
la movilización que el Presidente aceptaría una nueva constitución que
reemplace a la vigente (y hasta ahora intocable) Constitución Pinochetista.
Chile, puesto como ejemplo de desarrollo en la región, es en
verdad el ejemplo de desigualdad, privatizaciones y saqueo. Su régimen de
jubilaciones privadas (AFJ) ha servido de ejemplo para numerosos países del
continente (incluido Uruguay) y la privatización de los recursos naturales ha
permitido el enriquecimiento explosivo de una minoría.
El estallido está lejos de ser sorpresivo, la juventud
Chilena lleva años de pelea por la educación, chocando con los sucesivos
gobiernos de izquierda y derecha por igual. Desde opinadores del la izquierda
progresista se insiste en señalar que el levantamiento popular es contra el
fascismo y el “neoliberalismo” utilizando esto, en plena campaña electoral por
estos lares, para tratar de arrimar algún voto con el cuco del retorno de la
derecha. Pero el propio pueblo chileno contesta en forma contundente a eso
cuando levanta la consigna de “no son 30 pesos, son 30 años” (30$ es el precio
del boleto). "El problema no son los 30
pesos. Son los 30 años de corrupción y de abuso de la clase política, la
iglesia y las Fuerzas Armadas" señala un dirigente sindical.
En estos
30 años a los que se refieren los manifestantes se han alternado gobiernos de
derecha e izquierda, todos han mantenido el fondo de la política económica y
las prebendas a las FFAA. El levantamiento
no es entonces contra el Neoliberalismo o la derecha, el levantamiento
cuestiona el régimen mismo.
LO NUEVO
Como señalábamos antes esta gran lucha esta recorrida por un
gran debate por abajo, en asambleas y cabildos se discute el futuro, los
reclamos de cambios en la educación, la eliminación de las AFJ, una asamblea
constituyente. Para la gran mayoría esta claro que no hay que abandonar la
calle, el olfato les permite ver las maniobras que pretenden llevar el
movimiento a una salida “ordenada” que los deje con las manos vacías. Una serie
de partidos, entre ellos el Partido Comunista, el Socialista, la Democracia
Cristiana, entre otros, han armado una salida de este tipo que incluye un
plebiscito y la convocatoria a una asamblea constituyente. Desde estos sectores
como también la CUT se impulsa el abandono de la consigna de “Fuera Piñera”
para abrir un dialogo de salida, la combativa Coordinadora de Secundarios
(ACES) rompió con la Unidad social denunciando esta maniobra.
Al final el 14 de Noviembre el gobierno y parte de la
oposición (PS, Radical, etc.) firmaron un acuerdo para una nueva constitución
que implica un larguísimo derrotero que comienza en Abril del año próximo con
un plebiscito que determine la composición de la Asamblea constituyente. Esta
maniobra pretende desarmar al movimiento de lucha y ponerlo de nuevo como
apéndice de los partidos del régimen. Otra vez la Coordinadora de Secundarios
denuncio la maniobra y llamo a seguir en las calles.
Esta todo para ganar, el paro del 14 de Noviembre mostro una
adhesión de más del 80% y la participación activa en movilizaciones y bloqueos
de sectores muy fuertes como mineros o portuarios. Chile despertó y no lo
duerme nadie más.
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