sábado, 18 de enero de 2020

El sujeto moderno

El sujeto moderno y la lucha por el sentido
Analizar qué entendemos por “sujeto” y cómo toma éste sus decisiones, es fundamental para comprender el comportamiento electoral de las sociedades modernas. Las preguntas que nos hacemos en los últimos tiempos apuntan en el sentido de saber … ¿cómo se puede votar o eligir en contra de sus propios intereses? Para dilucidar esto hay que entender la volatilidad del pensamiento ─cómo es posible que una persona se acueste pensando una cosa y amanezca con otra─ y la impotencia de la voluntad. Para eso tendremos que poner en cuestión (o revisar) la palabra ideología, y cómo ésta influye en nuestras decisiones cotidianas, pero también el término “interés”, aquello que siento me beneficia en forma particular.
El sujeto moderno vive lo que Zygmund Bauman llamó la liquidez del pensamiento político, las mujeres y hombres que buscan cambiar el statu quo, con mayor o menor fervor, lo hacen desde un accionar lábil, su militancia no encuentre solidez porque todo es un volver a empezar siempre…infinito. Las personas desprecian la política porque “es aburrida” el capitalismo en su mutación neoliberal ha hecho que todo sea entretenimiento. Y entonces podemos ver adultos infantilizados y jóvenes (y no tanto) en una especie de depresión hedonista.
Un capitalismo salvaje que ha sabido conjugar (como ya hemos dicho) la falta y el exceso; es decir, cada vez más se extiende la insaciabilidad y lo que supuestamente va a colmar esa insaciabilidad, todo ello en un mismo golpe. Este es el momento histórico que nos está tocando atravesar, y es en este contexto donde nos toca repensar la política y lo político. En el discurso de los marxistas europeos encontramos un relato xenófobo solapado cuando declaran que los extranjeros son el nuevo ejercicito de reserva. En estos “marxistas europeos” hay una vuelta a viejos conceptos como el de patria, familia, etc., conceptos conservadores que otrora eran patrimonio de la derecha más conservadora y reaccionaria. Por estos lares, vemos cómo la derecha irrumpe con un discurso políticamente incorrecto, el que, por momentos y paradojalmente, lleva a desafiar la autoridad.
 En la batalla por el sentido ─y esto sí es un rasgo de época─, los dispositivos del poder no solo luchan por el sentido, sino que lo producen sistemáticamente. De esta forma intervienen en la batalla por el sentido común con un arsenal encriptado en algoritmos donde el combate es, al menos de entrada, bastante desigual.
Mauricio

No hay comentarios:

Publicar un comentario