FRANCIA
En el corazón de las protestas.
El sábado 11 millones
de trabajadores franceses pararon y se movilizaron empalmando con una histórica
huelga del transporte que lleva más de un mes. La lucha contra las reformas al
régimen de pensiones del presidente Emmanuel
Macron sigue tomando fuerzas a medida
que nuevos sectores de trabajadores se suman a la pelea, los portuarios, los
obreros de las refinerías y otros sectores fabriles se suman a la huelga de
ferroviarios y del transporte público. Macron pretende reformar el régimen de
pasividades elevando la edad de retiro y quitando conquistas a numerosos
sectores.
En las calles estos crecientes nucleos de trabajadores sindicalizados han coincidido con
los chalecos amarillos que llevan meses movilizados. Hasta los abogados
nucleados en el Concejo Nacional de Abogados han anunciado que sus 77 mil
miembros irán a la huelga. También
sectores de la docencia se suman a la lucha contra Macron a pesar de las
direcciones sindicales. Solo el sábado 11
cerca de 1.3 millones de franceses se movilizaron desafiando la represión
del gobierno.
Francia está lejos de ser una isla en el panorama mundial, el
2019 se cerró con levantamientos populares y luchas a lo largo del mundo, desde
Chile al Líbano. El 2020 confirma este
ascenso de la rebeldía y el hartazgo; en la India decenas de millones de
trabajadores se han lanzado a la calle, 250 millones de obreros se movilizaron
ante el llamado de 10 organizaciones sindicales, la han declarado la huelga más
grande del mundo. Los reclamos: salario mínimo, reforma
del sistema de jubilaciones, reforma laboral.
Los trabajadores
franceses han superado ampliamente a sus direcciones, desde la central CFDT ,
que busca una salida negociada con el gobierno, a la timorata CGT. Numerosos sectores se pliegan a la lucha
cansada de la creciente desocupación, la precarización laboral, la crisis del
sistema de salud, etc. Las centrales ligadas a la izquierda institucionalizada
evitan como la peste la unificación de todas las luchas y el llamado a la
huelga general.
El primer ministro
Edouard Philippe se ha mostrado partidario de reever la suba de la edad
jubilatoria (de 62 a 64) para permitir
a sectores del sindicalismo una salida “airosa”.
En todo el mundo
las revueltas populares ponen en tela de juicio a las viejas direcciones de la
izquierda anquilosada y plantean una organización superadora que ponga en tela
de juicio el propio régimen capitalista.
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