3 de abril de 2019
Comparecencia de Vecinos de los Lagos de Ciudad de la Costa, ante la
Comisión de Vivienda, Territorio y Medio Ambiente de la Cámara de
Representantes
VECINOS DE LOS LAGOS DE CIUDAD DE LA COSTA: La Comisión recibe al señor Freddy Gallo (lago La
Botavara), antropóloga social Leticia Cannella (lago Lagomar), especialista en desarrollo social Graciela
Moreira y contadora Thania Millot (lago Pesquero), quienes se manifiestan sobre el tema de la importancia
histórico, turístico y deportiva de los lagos y la contaminación
.
Aspectos urbanísticos
Los Lagos representan hoy, un activo paisajístico para la ciudad y su población, y un activo
económico para los propietarios del suelo. A estos lagos, sobre todo el Lago Botavara y el Lago
Pesquero, hasta hace unos pocos años no se les daba importancia inmobiliaria; si constituían parte
del paisaje de naturaleza lacustre con un rico ecosistema de vegetación, peces, multiplicidad de
aves, y múltiples actividades recreativas.
Allí los que vivimos hace mucho años fuimos a buscar
justamente eso, escapar de la ciudad y disfrutar de la tranquilidad, la naturaleza y el paisaje.
La actividad inmobiliaria hoy, busca nuevos lugares, nuevos nichos de mercado y es así que una vez
que se van saturando zonas como Carrasco, Carrasco Norte, Barra de Carrasco, Av. de la Américas,
Pque. Miramar/La Caleta; el desarrollo inmobiliario pone en la mira, a los lagos de la Ciudad de la
Costa.
En torno a ellos existe una normativa aprobada por la Intendencia Municipal de Canelones, que
establece ciertas pautas para la edificación, como que no está permitido que se rellenen sus bordes,
que se puede hacer solo una vivienda cada 500 m² de terreno, que la altura total podrá ser de 7,50
mts.
Con esa normativa todos los vecinos construimos nuestras casas. Puede surgir la pregunta: Por
qué una vivienda cada 500 m2 de terreno y una altura máxima de 7,5 mts?, obviamente con el fin urbanístico y sanitario, de crear y preservar un BARRIO JARDIN, y lograr el menor impacto posible
sobre el ecosistema de la zona.
Debido a esta situación geográfica y paisajista excepcional, es natural que exista una fuerte presión
inmobiliaria para la construcción de proyectos singulares, principalmente de uso residencial. Como
consecuencia, la Intendencia ve un negocio muy lucrativo y da por tierra la idea del barrio jardín.
Comienza a otorgar permisos para rellenar los bordes de los lagos, y aprueba torres que llegarán a
tener 60 mts. de altura, y centenares de apartamentos.
Se incumple con las normas de Factor de
Ocupación de Suelo, de densidad habitacional, de densidad de espacios verdes y alturas.
El Costaplan señala textualmente que: “LOS CONJUNTOS HABITACIONALES DEBERAN INSERTARSE
EN LA TRAMA URBANA QUE LE CIRCUNDE, RESPETANDO LA MORFOLOGIA DE SU ENTORNO, SIN
ALTERACIONES SIGNIFICATIVAS EN SU RITMO Y VOLUMETRIA” (Art. 62).
En un barrio Jardín donde la altura promedio es de 1 o 2 plantas, que se construyan al lado de las
mismas varias torres de 20 pisos, obviamente es NO RESPETAR LA MORFOLOGIA DEL ENTORNO, y
es ALTERAR significativamente el ritmo y la volumetría existentes. Un principio que en la Facultad
de Arquitectura desde el primer año al último de carrera se le graba a fuego a los estudiantes.
Consecuencias:
- Contaminación irreversible de los lagos debido a rellenos no aptos.
- Disminución del volumen de agua, para obtener tierra firme.
- Impermeabilización del suelo volcando mayor cantidad de aguas pluviales a los lagos, y
escorrentía con contaminantes superficiales.
- Modificación del paisaje. Grandes bloques de apartamentos irrespetuosos del entorno,
destruyendo la identidad y dinámica barrial, con densidades no previstas.
- Las nuevas torres cortaran los vientos, tan importantes para el movimiento del agua y su
oxigenación, y producirán grandes superficies de sombra sobre fincas vecinas y sobre los
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lagos, impidiendo el asoleamiento de las viviendas y la fotosíntesis necesaria para el
ecosistema acuático.
El relleno sobre los espejos de agua, en condiciones normales sería inviable económicamente; si
alguien tuviera que comprar el relleno a un privado, debido a la inmensa cantidad de camiones
necesarios para ello, (debemos tener en cuenta que la profundidad de los lagos promedio es de 8 a
14 mts., (según estudios de la Facultad de Ciencias) serían miles y miles de viajes de camiones.
Entendemos que el desarrollo inmobiliario venga, pero de forma ordenada y regulada, aplicando
la Constitución, las leyes y ordenanzas municipales.
Lamentablemente los técnicos y miembros de
la Junta Departamental, que aprueban los proyectos de excepción desde la IMC, muchas veces
desconocen las zonas afectadas, para ver los impactos que puedan provocar los mismos, y una vez
aprobados y avalados por la Junta Departamental, es muy difícil dar marcha atrás porque implican
la posibilidad de juicios.
La IMC solicita a las empresas postulantes, estudios de impacto ambiental; los hemos estudiado y
son totalmente laxos, simplemente son una formalidad, y no se condicen con la realidad.
Por la “vía de excepción”, la Comuna aprueba estos megaproyectos a cambio de una
contraprestación de cientos de miles, o millones de dólares, violando las normas constitucionales y
el propio Costaplan.
Muchos padrones tienen porción de tierra y también de agua, cuando rellenan
vuelcan basura y contaminantes, y también perjudican a los padrones linderos que son propiedad
privada.
Según la legislación, una de las condicionantes es presentar el proyecto a los vecinos, para otorgar
permisos de excepción.
Esa es otra norma que no se cumple, cuando participamos de las audiencias
públicas, no se nos dan respuestas ni se toman en cuenta las opiniones de los vecinos, siendo éste
uno de los puntos más importantes y con el cual se embandera el Costaplan: la Participación
Ciudadana.
A los efectos de favorecer la inversión privada y la recaudación, se ha dejado de tomar en cuenta el
interés público y de la gente de la zona.
Estamos hablando de una ciudad con más de 100.000 habitantes, cuya morfología está siendo
dañada, más allá de aspectos paisajísticos.
Incluso, se pretende avanzar con edificaciones de gran
porte sobre la Rambla Costanera, porque están siendo aprobados complejos de hoteles,
apartamentos y oficinas, sobre la propia franja costera, que es de jurisdicción nacional.
Entendemos que dada la escala de lo que está pasando en la zona, las decisiones sobre
Ordenamiento Territorial, deben pasar por ámbitos, más amplios que el de la propia comuna.
Extracto de la Ordenanza vigente de edificación para la ciudad de la Costa
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Aspectos Sanitarios y Medioambientales
Lago La Botavara
La Ciudad de la Costa cuenta con una veintena de lagos, la mayoría areneros, formados por canteras
de extracción, que una vez obsoletas, y como consecuencia de las precipitaciones pluviales y los
cursos hídricos subterráneos, se transformaron en espejos de agua de gran profundidad, que
albergan vida acuática animal y vegetal.
Es decir, que tienen su propio ecosistema.
Desde hace décadas forman parte del entorno paisajístico e identidad de Ciudad de la Costa. Existe
un fuerte arraigo de los pobladores de la zona con los mismos, e incluso de habitantes de zonas
cercanas como Paso Carrasco o Colonia Nicolich, que le dan uso recreativo (paseos, pesca y
deportes náuticos, por nombrar solo algunos ejemplos).
Sufren procesos de deterioro a causa de la contaminación, y el exceso de nutrientes (sobre todo
fósforo y nitrógeno), que acarrean disminución de oxígeno, proliferación de cianobacterias,
deterioro en la calidad del agua, mortandad masiva de peces y riesgo sanitario para la población,
por el incremento en la producción de cianobacterias. Éste fenómeno se conoce como
“eutrofización”.
La falta de saneamiento en la zona, empeora aún más la situación.
Si además sumamos el aporte externos de nutrientes, como el vertido de relleno contaminado,
producto del excedente de la obra de zanjeado y saneamiento de Ciudad de la Costa, que la
intendencia vende a los inversores privados, para fabricar terrenos dentro de los lagos, el escenario
se vuelve más sensible aún. Por un lado tenemos un problema sanitario, y por otro un problema
medioambiental, y ambos requieren medidas urgentes, porque cuanto mayor sea el daño, más
costoso será revertirlo.
El Lago La Botavara es el más grande de Ciudad de la Costa, tiene unas 70 has. aproximadamente.
Se ubica al noreste del Parque Roosevelt, al sur de la ruta 101 y al noroeste de la Av. Giannattasio,
en la localidad de Shangrilá. La calle Presidente Kennedy lo separa de un Lago de menor tamaño,
llamado Lago Pesquero. A ambos lados de esa misma calle, se está rellenando desde hace un
tiempo, por dos motivos diferentes. Hacia el sureste, es decir sobre el Lago Pesquero que es el más
pequeño, para la construcción de torres de apartamentos.
Y hacia el noroeste sobre el lago la
Botavara, para la creación de un parque lineal, por parte de la Intendencia Municipal de Canelones.
Es en esos cuatro últimos padrones, que existe un conflicto de intereses entre la Comuna y la
Federación Uruguaya de Canotaje, ya que los mismos fueron cedidos en comodato a dicha
Federación, por parte de la Secretaría Nacional de Deporte (Resolución SP/545, firmada por el Dr.
Miguel Ángel Toma, Secretario de la Presidencia de la República, documento que adjuntamos).
Es necesario aclarar, que los lagos están formados por varios padrones tanto fiscales como
privados, conectados entre sí, y en ambos casos sujetos a la normativa, ya sea de Decretos
Nacionales o Departamentales, como también de leyes específicas sobre agua y medio ambiente, y
desde luego el Art. 47 de la Constitución de la República, que establece que “…las aguas
superficiales… constituyen un recurso unitario subordinado al interés general, que forma parte del
dominio público estatal…”. Si el propietario de un padrón del lago vuelca relleno contaminado, está
contaminando al resto de los padrones.
El hecho de que sea un predio privado, no exime a su titular
de cumplir con las normas sanitarias, medioambientales y urbanísticas. Funciona como una especie
de reglamento de propiedad horizontal de hecho, ya que lo que le pase a un sector del lago, afecta
al resto.
El caso concreto y el principal motivo que nos convoca hoy, es el relleno que se está volcando en las
costas de los lagos, con el aval de la Comuna, y al que nosotros, los pobladores de la zona, nos
oponemos tajantemente. Porque obedece a una falsa necesidad, de atomizar el entorno de los
lagos de la ciudad, con estructuras edilicias que nada tienen que ver con la morfología del barrio.
En primer lugar, todos los estudios realizados por la Facultad de Ciencias, el Centro Universitario
Regional del Este (CURE) en colaboración con la Intendencia de Canelones, y también, las opiniones
de técnicos especialistas en la materia, es decir limnólogos; coinciden en que el relleno de los
bordes de los lagos areneros, es nocivo. No importa con qué tipo de material se rellene.
Y si es con
material orgánico, tal como pasa hoy, los efectos sobre el ecosistema son catastróficos. Porque
desencadenan una serie de sucesos de deterioro, que pueden ser irreversibles. Porque en el mejor
de los casos, si partiéramos de la hipótesis que el material empleado es no contaminante, se está
tapando el humedal costero, que es el filtro natural del lago, y que cumple un rol importante en el
mantenimiento de la calidad del agua y el propio ecosistema zonal.
Inundación en el lago La Botavara en el año 2017, a raíz de intensas lluvias, y la obstrucción del único desagüe pluvial
En segundo lugar, el relleno provoca disminución de volumen del lago, lo que pone en riesgo a los
habitantes de las proximidades, ante eventuales inundaciones por lluvias, como ya pasó en 2017, y
cuyas fotos les adjuntamos. Es de orden aclarar también, que los lagos forman parte de un sistema
de drenaje pluvial, previsto en el proyecto de saneamiento, y están interconectados entre sí,
cumpliendo un papel receptor y amortiguador, frente a eventuales crecidas.
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En la propia Memoria Informativa del Costaplan, del año 2007, ya se advertían los peligros del
eventual avance de las tierras sobre los lagos, por estos motivos; y aun así, el Gobierno
Departamental aprueba que se lleven a cabo.
Lago La Botavara (2017)
Nosotros consultamos al Dr. Daniel Conde, Docente Grado 5 de la Facultad de Ciencias, con
licenciatura y doctorado en limnología, entre otras especialidades, acerca del impacto del relleno.
También consultamos a la Dra. Sylvia Bonilla, docente Grado 3, con licenciatura y doctorados en
ecología y biología.
Ambas respuestas fueron concluyentes, desaconsejando el relleno, y
fundamentando los motivos de manera contundente.
Dichos cuestionarios también se adjuntan.
Antes de llegar a este punto, hemos pasado por instancias previas, de denuncias ante la Intendencia
y la DINAMA. Ésta última se niega a participar de los controles y el seguimiento, derivando nuestras
múltiples denuncias, a la propia Comuna, quien actúa como juez y parte del proceso. Por su parte la
Intendencia nos dice que el relleno que vende a los inversores inmobiliarios, para volcar en los
lagos, es material seleccionado y apto, y apunta a instrumentar medidas de mitigación. Algo así
como, que primero se rellene, y luego vemos que podemos hacer para minimizar el deterioro.
Nosotros apuntamos a la prevención, o sea, el origen del problema. Hemos recopilado
documentación gráfica (fotos y videos que se adjuntan), que demuestran claramente, que el relleno
es altamente contaminante, contiene desechos orgánicos y residuos de todo tipo.
Hace unas semanas en el lago La Botavara, se debió suspender una competencia de nado, en la que
iban a participar competidores de todas las edades, niños, adultos mayores y personas con
discapacidad, debido al alto grado de contaminación del agua, que arrojaron los estudios del agua
encomendados por los organizadores, a un laboratorio privado.
Existen ejemplos de lo que ha ocurrido cuando se ejecutan estos procedimientos de relleno. El Lago
La caleta, el Lago de Parque Miramar, el lago donde se construyó el Costa Urbana Shopping, el lago
de Lagomar al sur de la Av. Giannattasio, por mencionar solo algunos. Los ecosistemas colapsaron y
perdieron calidad de vida los habitantes de esas zonas, más allá de los daños paisajísticos
ocasionados. Vieron vulnerados sus derechos al goce y disfrute, del entorno natural que eligieron
para afincarse, y terminaron condenados a vivir a las costas de un basural acuático. Nosotros no
queremos que nos pase lo mismo.
Lago que le dio nombre al balneario Lagomar y que formó parte del diseño urbanístico del Arq. Román Fresnedo Siri, en el
año 1952. Aproximadamente dos tercios de su superficie fue rellenada por el Club Lagomar, y los terrenos linderos se
inundan cuando llueve, incluidas dos escuelas públicas, cuyos fondos dan al lago.
El relleno, aun siendo inorgánico, acarrea peligros sanitarios, ya que genera nuevos hábitats, que
pueden ser colonizados por especies invasoras. La proliferación de roedores en las zonas de
influencia de los lagos afectados, es una muestra clara de ello.
La Ciudad de la Costa se caracteriza por ser una ciudad jardín, y a pesar de su crecimiento
demográfico, sigue manteniendo hasta ahora ese perfil. Los pobladores de la misma, tienen una
marcada idiosincrasia, que los identifica. Son personas que no quieren vivir rodeadas de torres de
60 metros de altura, como se pretende establecer en la modificación del Plan de Ordenamiento
Territorial de Ciudad de la Costa (Costaplan), que ya de por si contiene vicios normativos, porque
por un lado declara a los lagos “paisaje protegido, de interés para la Micro Región de la Costa”, y
por otro avala su depredación.
Entendemos que la situación tal como está planteada, excede la órbita del Gobierno
Departamental, ya que estamos ante un conflicto de intereses, que requiere como mínimo una
revisión a nivel estatal, por parte del Ministerio de Salud Pública, y del Ministerio de Vivienda
Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente, de los riesgos sanitarios, ecológicos y urbanísticos. Son
recursos hídricos que forman parte del dominio público estatal, insertos en la trama urbana, que
están siendo dañados, en algunos casos de forma irreversible.
El Ministerio de Transporte y Obras Públicas también debe involucrarse, ya que es quien aporta
fondos para algunas de las intervenciones, como el caso concreto del Club Lagomar.
Nos han contactado grupos de vecinos de otros lugares de la ciudad de la Costa -preocupados
porque sufren situaciones similares a la nuestra-, para formar parte de esta reivindicación. En esa
línea nos hemos propuesto seguir difundiendo esta problemática, y actuar en forma coordinada con
los demás colectivos de participación ciudadana, para defender derechos tan sensibles como la
salud, el agua, el medio ambiente y la identidad de los pobladores de la ciudad.
Por todo esto exigimos a las autoridades, que se respeten nuestros derechos y hagan cumplir la ley.
Nos amparamos en el Art. 47 de la Constitución de la República, la ley Nº 9.515 (Art. 35/2), ley Nº
14.859 (Código de aguas), ley Nº 16.466 (Medio ambiente), ley Nº 17.283 (Medio ambiente), ley Nº
18.308 (Ordenamiento Territorial), ley Nº 18.610 (Política Nacional de Aguas), el Decreto 253/79,
Decreto 349/05, Decreto 221/09, Decreto Departamental 10/05924 Costaplan (Arts. 7.3.3, 11,
42.3.4 y 68), entre otras normas.
Todos estos instrumentos legislativos están siendo ignorados o incumplidos.
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