SUNCA paraliza obra de UPM: “Llegamos a tener 140 contagiados y 400 en cuarentena”
Las obras en la segunda planta de UPM, en la zona de Pueblo Centenario, quedaron detenidas ayer porque el sindicato se declaró en conflicto.
En un comunicado difundido vía WhatsApp, el Sindicato Único Nacional de la Construcción y Anexos, Sunca, da como motivos un crecimiento de contagios de covid-19 entre los trabajadores de la planta y "las dificultades para avanzar en la negociación de los puntos que derivaron en este diferendo".
También se habla de "provocación de empresas y mandos medios extranjeros de no respetar las medidas adoptadas por la asamblea general", lo que sería, según el Sunca, alentado por UPM y por el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social.
¿Qué está ocurriendo en la principal obra del país? Sobre este tema giró la entrevista que este viernes el programa En Perspectiva, emitido por Radiomundo, hizo a Daniel Diverio, presidente del Sunca.
Durante el reportaje, el sindicalista aclaró de antemano "no se paralizó la obra el jueves" de buenas a primeras. "Venimos hace ya una semana tomando algunas medidas menores para buscar una mesa de diálogo" sobre los asuntos mencionados líneas arriba. Según Diverio, "Fue muy difícil avanzar" por ese camino "y por eso se llegó a esta paralización de la obra" que comenzó sobre las 07.00 del jueves y, subrayó "no es una ocupación, que es algo diferente".
Sobre el mediodía de este viernes recomenzaron las negociaciones. "Mientras no tengamos al menos una zona de acuerdo, la obra va a estar paralizada".
Posteriormente, detalló una de las particularidades de la obra, que no es una sino varias, ya que varias empresas y su respectivo personal realizan tareas en la misma área.
"Se le llaman islas, son distintas obras que están en el mismo lugar y donde coexisten varias empresas. Y si bien cada una hace "rancho aparte", Diverio explicó que en algunos puntos se produce una suerte de convergencia. Por ejemplo, "a la entrada, la salida yen el comedor compartimos espacio los 3500 trabajadores, y ahí es donde tenemos más dificultades".
El sindicalista destacó que "nunca se cortó el canal de diálogo y negociación", algo que existió dese "el comienzo de la obra", cuando "reclamamos que hubiera una mesa de negociación", algo que efectivamente se hizo, instalando una mesa de negociación donde "participa UPM, las cámaras empresariales, el SUNCA y ocasionalmente el Ministerio de Trabajo".
De esa mesa de alzada surgieron varias comisiones que trabajan a diario sobre temas puntuales, como en la situación generada por los contagios de coronavirus.
"En casos como el del protocolo covid no hemos tenido avances", dijo, algo que consideró serio dado que se trata de "una negociación que involucra a 3500 trabajadores" y donde 2en algún momento se llegó a los 130 o 140 contagiados" cifra que hoy ronda el centenar. Además, "hay dificultades para hacer el seguimiento y el control de la situación".
"Cuando hay un trabajador aislado con síntomas, se define que otro grupo de trabajadores tiene que ser aislado también, porque compartían el ómnibus o la obra. Eso hizo que en algunos momentos tuviéramos más de 400 compañeros en cuarentena" aunque no necesariamente contagiados. Hoy son aproximadamente 300.
Además, en el SUNCA "no sólo preocupa la situación sanitaria de los compañeros", dijo el dirigente sindical. "Hay que entender que la mayoría de los trabajadores que están en esa planta se trasladan desde otros departamentos y conviven diariamente en Pueblo centenario, Paso de los Toros o Durazno, y eso lleva complejidad a la población de la zona" y define una situación muy diferente al de una obra convencional.
Diverio asegura que el protocolo covid aprobado para la construcción el año pasado demostró eficacia en la práctica, pero entiende que en u caso del porte y las singularidades de UPM "debe tener otros componentes, o mejorarse para que pueda cumplir con el objetivo para bajar los niveles de contagio que tenemos".
Interrogado al respecto, Diverio ofreció algunos ejemplos de lo que se planeta.
"El traslado desde los lugares de vivienda a la obra (unos 8 km) se hace ómnibus que están autorizados a viajar con la mitad de la capacidad, lo que permite cierta ventilación y cierta burbuja".
Sin embargo, al arribara a la obra la situación varía. "En los molinetes de la puerta de la obra bajan miles de trabajadores que hacen cola para pasar y ahí se rompe la burbuja", describió. Luego, superados lo molinetes "hacen cola para subir a otros ómnibus" para cubrir el resto del recorrido. Para Diverio, una solución sería que el primer ómnibus "tenga la capacidad de pasar directamente a la isla y así mantener mejor la burbuja".
Otros planteos pasan por la alimentación.
"Los comedores tienen capacidad para los trabajadores y en ellos se hicieron algunas separaciones, pero casi todos almorzamos a la misma hora", y es entonces cuando "miles de trabajadores se agrupan en la puerta de los comedores y se y se generan dificultades".
Un tercer reclamo es referido "al seguimiento de los compañeros que aislamos", dado que "si los llevamos a la casa donde se aloja con otros 8 trabajadores, es un problema". Sobre ese punto, reconoció que algunas de las empresas que operan en el obrador cuentan con espacios separados para ese fin, y que UPM implantó lo mismo al inicio de la pandemia. Sin embargo "la cantidad de contagios superó eso".
"No puede ser que se improvise en el momento, deben estar prestablecidas las condiciones" para que el trabajador aislado pueda mantener el confinamiento, porque si lo dejo solo en una habitación, sin nadie que le arrime siquiera un vaso de agua. . . está bravo".
En cuanto al porcentaje de vacunación del personal, explicó que en la actualidad ronda el 20 %. estos números se podrían haber mejorado de haberse instalado un vacunatorio móvil que UPM quiso implementar a su costa, pero que no prosperó por razones ajenas a la firma.
Finalmente, Diverio añadió que más allá de los puntos centrales ya reseñados, existen otros reclamos vinculados al no cumplimiento de un acuerdo suscrito entre todas las partes en diciembre pasado. El documento establecía cupos laborales para mujeres, discapacitados, y internos del INISA, así como la adjudicación de algunos empleos por sorteo, para "democratizar el acceso a la obra".
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