FOICA
La incertidumbre es el
síntoma de esta pandemia.
Cómo pudo devenir en una inestabilidad general la panacea del modelo económico que rige en el mundo?
Cuán frágil se vislumbra el estado de situación global como para resolver en simples pasos la crisis industrial o la informalidad laboral que se evidencia en cualquier localidad, y que no es sólo producto de esta emergencia sanitaria, sino de una fragilidad que lleva años solapados.
La discusión es muy amplia y debe ser abordada inexorablemente por la masa trabajadora, hoy en día abrumada por los medios de comunicación y dividida producto de la confusión que genera a nivel político y social ésta situación.
El resultado de las elecciones en la FOICA Cerro reflejo la necesidad de un cambio de dirección, la lista 209 representada por la mayoría de los frigoríficos esparcidos a lo largo y ancho del país logra imponerse ante la lista 1942 del oficialismo. El mismo día del escrutinio final, los grandes medios de comunicación alertaban sobre los primeros casos importados del covid-19, que hasta el momento se miraban de costado. Casi sin darnos cuenta la paranoia y la expansión de la misma nos fue ocupando sólo de ese tema, cuestión que seguramente irrumpió en la mayoría de lugares y organizaciones.
Las reivindicaciones salariales se paralizaron, el estado de situación -en cuanto a la actividad de la industria- pasó a segundo plano. La prioridad, estimulada por parte del Gobierno y la realidad empírica del resto del mundo, llama a la responsabilidad sanitaria de la población para evitar la propagación del virus, extremando las medidas de higiene y seguridad personal, instando a la sociedad a evitar salir de sus casas, no más, que para lo elemental.
La actividad sindical también se ve afectada, a nivel de Federación y en cada gremio que la integran, se postergan las discusiones internas para tratar de pulir una postura única sobre el comportamiento de la Foica ante la amenaza sanitaria.
Todos los días se van implementando medidas nuevas por parte del Gobierno, que van generando diferentes movimientos a nivel laboral.
A la industria frigorífica se lo etiqueta en estos casos como proveedor esencial, por ende, en plena crisis mundial la idea de detener sus actividades se muestra ante nosotros, contraproducente.
Pero que pasa con el movimiento comercial de todos los años que paraliza la industria frigorífica de forma abrupta y espontánea? O sólo se trata de hacer leña del árbol caído? Porque más allá de la complejidad del momento, el negocio no debe deprimirse, menos ahora que se comienzan a restablecer los acuerdos comerciales.
Esto es por plata entonces? Parece una ironía. Cuando la economía va flama, los trabajadores de los frigoríficos desfilan por los distintos rincones del seguro de paro, mientras se le hace creer a la sociedad que es una condición sine qua non de la industria, los trabajadores se agrupan para dar frente a la situación que desestabiliza la fuente laboral y llena de incertidumbre su reactivación. En esos momentos la imagen benévola del negocio de la carne no se promociona como tal, ni se pone en juego el alcance del servicio por un cierre inminente. Nunca llama la atención en los medios, a no ser por el empuje de sus gremios. Esa señal exagerada sobre la necesidad de producir más, como si la dificultad radicara en la distribución de la materia prima en Uruguay. El daño está en el vínculo comercial, es un problema de accesibilidad al capital.
A los empresarios y ministros no les parece prudente una pausa sanitaria, debido al impacto que se deduce líneas arriba.
En base a las declaraciones, tanto del Gobierno como del sindicato médico, que instan a resguardarse en sus casas para prevenir la curva de contagió más elevada hasta después de "la semana de turismo", la Foca Cerro toma la resolución de parar una semana a partir del primero de abril.
Cómo pudo devenir en una inestabilidad general la panacea del modelo económico que rige en el mundo?
Cuán frágil se vislumbra el estado de situación global como para resolver en simples pasos la crisis industrial o la informalidad laboral que se evidencia en cualquier localidad, y que no es sólo producto de esta emergencia sanitaria, sino de una fragilidad que lleva años solapados.
La discusión es muy amplia y debe ser abordada inexorablemente por la masa trabajadora, hoy en día abrumada por los medios de comunicación y dividida producto de la confusión que genera a nivel político y social ésta situación.
El resultado de las elecciones en la FOICA Cerro reflejo la necesidad de un cambio de dirección, la lista 209 representada por la mayoría de los frigoríficos esparcidos a lo largo y ancho del país logra imponerse ante la lista 1942 del oficialismo. El mismo día del escrutinio final, los grandes medios de comunicación alertaban sobre los primeros casos importados del covid-19, que hasta el momento se miraban de costado. Casi sin darnos cuenta la paranoia y la expansión de la misma nos fue ocupando sólo de ese tema, cuestión que seguramente irrumpió en la mayoría de lugares y organizaciones.
Las reivindicaciones salariales se paralizaron, el estado de situación -en cuanto a la actividad de la industria- pasó a segundo plano. La prioridad, estimulada por parte del Gobierno y la realidad empírica del resto del mundo, llama a la responsabilidad sanitaria de la población para evitar la propagación del virus, extremando las medidas de higiene y seguridad personal, instando a la sociedad a evitar salir de sus casas, no más, que para lo elemental.
La actividad sindical también se ve afectada, a nivel de Federación y en cada gremio que la integran, se postergan las discusiones internas para tratar de pulir una postura única sobre el comportamiento de la Foica ante la amenaza sanitaria.
Todos los días se van implementando medidas nuevas por parte del Gobierno, que van generando diferentes movimientos a nivel laboral.
A la industria frigorífica se lo etiqueta en estos casos como proveedor esencial, por ende, en plena crisis mundial la idea de detener sus actividades se muestra ante nosotros, contraproducente.
Pero que pasa con el movimiento comercial de todos los años que paraliza la industria frigorífica de forma abrupta y espontánea? O sólo se trata de hacer leña del árbol caído? Porque más allá de la complejidad del momento, el negocio no debe deprimirse, menos ahora que se comienzan a restablecer los acuerdos comerciales.
Esto es por plata entonces? Parece una ironía. Cuando la economía va flama, los trabajadores de los frigoríficos desfilan por los distintos rincones del seguro de paro, mientras se le hace creer a la sociedad que es una condición sine qua non de la industria, los trabajadores se agrupan para dar frente a la situación que desestabiliza la fuente laboral y llena de incertidumbre su reactivación. En esos momentos la imagen benévola del negocio de la carne no se promociona como tal, ni se pone en juego el alcance del servicio por un cierre inminente. Nunca llama la atención en los medios, a no ser por el empuje de sus gremios. Esa señal exagerada sobre la necesidad de producir más, como si la dificultad radicara en la distribución de la materia prima en Uruguay. El daño está en el vínculo comercial, es un problema de accesibilidad al capital.
A los empresarios y ministros no les parece prudente una pausa sanitaria, debido al impacto que se deduce líneas arriba.
En base a las declaraciones, tanto del Gobierno como del sindicato médico, que instan a resguardarse en sus casas para prevenir la curva de contagió más elevada hasta después de "la semana de turismo", la Foca Cerro toma la resolución de parar una semana a partir del primero de abril.
La respuesta de las
cámaras empresariales ante ésta resolución no se hace esperar, al día siguiente
se convocan las tres partes para acordar una salida que contemple la urgencia.
Más allá de los acuerdos que puedan traducirse como favorables, el problema que se avecina es aún más complejo. El trastorno generado a nivel económico y social de esta pandemia tiene como resultado inmediato la capacidad de remover acuerdos, modificar sistemas de trabajo y reducir el personal. Sin una proyección clara a futuro, podría parecer un suicidio de promocionarse en común acuerdo una reestructura junto con los trabajadores.
Sin relativizar los aspectos dañinos del virus, el impacto más notorio ha sido a nivel económico, generando conmoción a nivel social, que hace imposible de ignorar.
El caso del frigorífico Carrasco, pasa sobre todo por el punto donde está localizado. Los focos más grandes están justamente en Paso Carrasco, y si bien no se ha comprobado el contagio puertas adentro del frigorífico, la situación en cuanto al relacionamiento laboral se hace insostenible.
La empresa y sindicato han venido cumpliendo con medidas de prevención, dentro de lo que se puede acordar de forma bipartita, sin llegar a afectar el sistema de trabajo. Pero la situación no deja de avanzar y las medidas no dejan de ser insuficientes.
No podemos dejar de visualizar a futuro la salud, pero tampoco descuidar la coyuntura económica de fondo, la cual nos va empujando sin capacidad de réplica o análisis, a la desestabilización.
Más allá de los acuerdos que puedan traducirse como favorables, el problema que se avecina es aún más complejo. El trastorno generado a nivel económico y social de esta pandemia tiene como resultado inmediato la capacidad de remover acuerdos, modificar sistemas de trabajo y reducir el personal. Sin una proyección clara a futuro, podría parecer un suicidio de promocionarse en común acuerdo una reestructura junto con los trabajadores.
Sin relativizar los aspectos dañinos del virus, el impacto más notorio ha sido a nivel económico, generando conmoción a nivel social, que hace imposible de ignorar.
El caso del frigorífico Carrasco, pasa sobre todo por el punto donde está localizado. Los focos más grandes están justamente en Paso Carrasco, y si bien no se ha comprobado el contagio puertas adentro del frigorífico, la situación en cuanto al relacionamiento laboral se hace insostenible.
La empresa y sindicato han venido cumpliendo con medidas de prevención, dentro de lo que se puede acordar de forma bipartita, sin llegar a afectar el sistema de trabajo. Pero la situación no deja de avanzar y las medidas no dejan de ser insuficientes.
No podemos dejar de visualizar a futuro la salud, pero tampoco descuidar la coyuntura económica de fondo, la cual nos va empujando sin capacidad de réplica o análisis, a la desestabilización.
Anael
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