El coronavirus llegó a Uruguay
Según la OMS “Los coronavirus (CoV) son una amplia familia de virus que pueden causar diversas
afecciones, desde el resfriado común hasta enfermedades más graves, como ocurre con el coronavirus
causante del síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS-CoV) y el que ocasiona el síndrome respiratorio
agudo severo (SRAS-CoV).” Son infecciones que suelen causar fiebre y síntomas respiratorios como la tos o
ciertas dificultades para respirar, pero en casos más graves pueden causar neumonía, SRAS, insuficiencia
renal e incluso la muerte.
Sin embargo esta suele aparecer en personas cuya edad se comprende en el
tramo de adulto mayor, o sea, más de 65 años y/o personas con enfermedades previas como el asma, la
diabetes o las cardiopatías.
No se conoce la cura y mucho menos un tratamiento efectivo. Por ahora, solo sabemos que se transmite a
una velocidad increíble y mucho más alta que una gripe común.
Esta, también mata, pero no lo solemos
decir.
Es bueno recordar, que con cada llegada del otoño - invierno, muchos adultos mayores mueren de
neumonía o de SRAS, originado en una gripe, de ahí el famoso dicho “una gripe mal curada”.
Entonces, ¿dónde está el problema? En la velocidad de contagio, el virus pasa tan rápido de unos a otros,
que las situaciones graves pueden llegar a ser tantas que saturaría el servicio sanitario. Y con servicio no me
refiero a la cantidad de respiradores o de tubos de oxígeno, sino a las camas de CTI y lo que ellas implican: 4
turnos de enfermería, materiales, espacio, 2 turnos de guardia mínimos, sueldos, recursos, etc.
Es así, que
personas con neumonía que podrían salvarse, morirían frente a la ausencia de atención.
Entonces, hay dos asuntos que atender. Reducir el contagio e incrementar o mejorar el servicio sanitario.
Sin embargo el mundo se ha quedado anclado en uno de los dos. Y aquí el motivo de mi escritura.
El pasado domingo el presidente de la república suspendió las clases, tras confirmarse los primeros casos de
coronavirus en el país. ¿El objetivo? Cortar la mayor circulación de personas y reducir el contagio. No se
logró ni una, ni la otra. Las personas no solo siguen circulando, sino que tienen que cumplir con sus
actividades diarias, y además, nos encontramos con una situación real: ¿Es posible cortar toda la cadena de
producción y sobrevivir? Necesitamos productos de higiene que si nadie los fabrica y los vende y los compra
y los pone en el supermercado, difícil que podamos sobrevivir. Necesitamos alimentos, que hasta donde
tengo entendido, se compran con dinero, que obtengo si trabajo, o vendo, o hago algo productivo.
Ejemplos de cadenas de producción me sobran.
Sin embargo, aquellos que cuentan con la suerte de poder teletrabajar llaman a quedarnos en casa, en una
especie de salvador del mundo, heroísmo puro, convocando a las masas a no salir, pero no se detienen a
pensar que “no salir”, para las masas, tiene un costo altísimo.
El vendedor ambulante, el artesano, los feriantes, los que trabajan por su cuenta, los mono tributarios, y
tantos otros que están en esta situación, no tienen cuentas en dólares para sobrevivir lo que dure esto.
Y
mientras tanto, el tiempo pasa y no veo a nadie pensando ideas innovadoras. Si esta es una enfermedad
nueva, ¿por qué habremos de combatirla con los viejos sistemas? Tal vez, necesita ideas nuevas, pensar
todos juntos, ser solidarios en serio, cranear ideas, pero sobretodo dejar de romantizar el aislamiento con
frases lindas y meditaciones baratas, que terminan por hacer sentir miserable a aquel que no le queda otra
que salir a laburar.
Hay que ser solidarios en la chiquita, con el vecino y no en las redes sociales, para la cámara. Si no hay
síntomas y sos adulto, es muy probable que no tengas el virus y si cuidas las medidas probablemente no lo
tengas y si en algún momento te lo contagias, casi seguro no te mueras. Entonces, ¿por qué quedarte en
casa? Capaz, es tiempo de que sostengamos a nuestros adultos mayores y a aquellos que tienen sueldo y
por ende no tienen ni van a tener con qué comer. Hacer cooperativas de cuidado, trasladar gente en el
auto, estudiar cursos rápidos de enfermería, trabajar honorario en una emergencia, hacer una vaquita
gigante, pero no.
El miedo nos paraliza, seguimos teletrabajando y compartiendo #yomequedoencasa.
Fernanda Blanco
No hay comentarios:
Publicar un comentario