Conversamos con Javier, a quien hemos
escuchado cantar varias veces en los últimos tiempos, es que en cada festival o actividad que llevamos adelante,
el está ahí con su guitarra y armónica dispuesto a entregar su arte solidariamente.
La Fragua: Contanos de tu actividad como cantautor.
Javier País: Como bien dice la frase “la
música es el arte de combinar los horarios de los músicos”, y yo de atrevido le
agregaría un poquito más: diría que también es el combinar los gustos, los
compromisos, los objetivos...
Mi formato como cantautor surge de estos
desencuentros, pues pese a que compongo música desde niño, siempre intenté
apostar a lo colectivo, y siempre quise ser parte de una banda.
Después de varios intentos fallidos hace
poco más de un año decidí intentarlo por mi cuenta a ver qué pasaba, y en eso
estamos.
L.F: Es muy difícil para un músico
desarrollar su actividad en nuestro país? ·
J.P: Tiene sus complejidades. Hoy por hoy
se han abierto muchas puertas que de alguna manera facilitan las cosas a nivel
de difusión como lo son las redes sociales, o la tecnología que incluso permite cosas que eran impensables
hace unos años como los es grabar un demo en tu propia casa y poder fabricarlo
vos mismo como disco. O también las Usinas Culturales que significan una
democratización increíble.
De todas formas Uruguay tiene una
característica que lo hace todo un poco más difícil, y es que somos pocos
habitantes y hay muchos músicos de muy buen nivel, y hacerse un lugarcito entre
todos ellos no es poca cosa.
Creo que lo más difícil es poder sostenerse
económicamente con la música, lo que te obliga a buscar otras alternativas y
por ende te quita especialización, y con ello calidad también.
Por suerte
desde hace unos años se han abierto posibilidades como la de tocar en
los ómnibus que son sagradas, porque para los que lo realizamos nos permite
llevar el día a día dentro de nuestro palo, y eso te hace crecer.
L.F: Cuales son tus desafios para este año?
J.P.: Principalmente intentar difundir mi
reciente disquito-demo Apenas Tarde, que es un registro de algunos de los temas
que compuse entre mis catorce y veinte años; que hace mucho que no sabía que
hacer con ellos pero que no los quería dejar morir.
Espero que al tener un soporte más concreto
de mi música me permita acceder a otros ámbitos a los cuales hoy por hoy casi
no he tenido acceso, como lo es el circuito de boliches en general.
De momento mucho trabajo de hormiga y a
esperar si el viento sopla a favor.
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