La dictadura dispara a menores de edad
Las decisiones verticales, sin consulta previa a la población, son medidas dictatoriales que terminan en represiones, heridos, muertos, desapariciones forzadas y otras variables que determinan una dictadura predominante en un país promilitarista, que se encuentra en su decadencia extrema a su extinción.
En seis años, Honduras, ha determinado seguir este rumbo dictatorial financiado y dirigido por la élite oligopólica financiara-religiosa y mediática que da forma a su antojo, el entorno que conforma la realidad del día a día, de un país sometido por las legiones imperialistas que manipulan a su antojo a personeros politiqueros y empresariales.
Ser joven en Honduras, sigue siendo un delito que se paga hasta con la muerte. Prueba de ello fue lo sucedido el día 16 de marzo de 2015, cuando un grupo de jóvenes del Instituto Central Vicente Cáceres (ICVC), hicieron uso de su derecho humano universal a la libertad de expresión y a la protesta pacífica, frente a las instalaciones de este histórico centro educativo, en donde estudian las grandes mayorías empobrecidas.
El reporte oficial brindado por el Hospital Escuela Universitario, describe que al menos nueve estudiantes, ocho de ellos del Instituto Central Vicente Cáceres (ICVC), resultaron heridos esta tarde durante un enfrentamiento contra autoridades policiales, tras una jornada de protesta contra el nuevo horario escolar.
Dos jóvenes fueron ingresados a la Sala de Emergencias del Hospital Escuela Universisatorio (HEU) por heridas de bala, mientras que los restantes siete reportaban esguinces, traumas nerviosos y leves lesiones corporales, confirmó el director del Instituto Central, Hernán Díaz.
Nuevamente la respuesta del gobierno fue la represión a través de gases lacrimógenos, bala viva, y todos los indicadores que promueven la tortura publica, antes de acudir al dialogo entre los estudiantes de educación media y las autoridades gubernamentales.
La imposición de nuevos horarios de estudio, son antipedagógicos, y atentan contra la vida de los estudiantes que caminan para llegar a sus centros de estudios a tempranas horas de la mañana, puesto que el crimen organizado en Honduras mantiene el peligro en las principales vías públicas de ese país centroamericano.
Sin embargo, pese a las masacres diarias que viven las dos principales urbes de esta nación centroamericana, el gobierno insiste en vender una falsa imagen de seguridad a través de la militarización completa de todos los sectores del país, como si se tratase de una guerra civil contra un pueblo pacífico y desarmado.
Sin duda, las órdenes al más alto nivel imperial, es reprimir a las masas llenas de ímpetu por buscar su libertad en medio de una dictadura, por tal motivo la represión que sufrieron los estudiantes centralistas, utilizando su pleno derecho humano universal a la protesta, es totalmente condenable, puesto que atentó contra la vida de seres humanos, en su mayoría menores de edad.
Por tal motivo, es imprescindible que los organismos de derechos humanos internacionales, condenen los métodos de la represión, la tortura y el uso inadecuado de gases lacrimógenos y armas de fuego, para amedrentar una protesta de menores de edad, puesto que esto sólo demuestra la fuerza dictatorial de un gobierno debilitado por el crimen organizado, cuyo cuarto poder ya quebrantó la estructura de un Estado.
Es grave y atentatorio contra la humanidad, lo que en Honduras sucede, ya que este, es un claro mensaje de agazapar todos los ánimos de inconformidad de un pueblo que está sometido a la peor de las dictaduras.
El dialogo entre las autoridades competentes, los estudiantes y la dirección de los institutos de educación media, debe ser respetada, antes de recurrir a la represión armada, contra civiles desarmados.
Ronnie Huete S. es corresponsal voluntario de http://conexihon.hn la revista Caros Amigos editada en São Paulo, Brasil para Centroamérica, la organización Casa Mafalda São Paulo (Brasil), La Agencia informativa Latinoamericana Prensa Latina, Kaos en la red y El portal http://desacato.info editado en Florianópolis, Brasil.
En seis años, Honduras, ha determinado seguir este rumbo dictatorial financiado y dirigido por la élite oligopólica financiara-religiosa y mediática que da forma a su antojo, el entorno que conforma la realidad del día a día, de un país sometido por las legiones imperialistas que manipulan a su antojo a personeros politiqueros y empresariales.
Ser joven en Honduras, sigue siendo un delito que se paga hasta con la muerte. Prueba de ello fue lo sucedido el día 16 de marzo de 2015, cuando un grupo de jóvenes del Instituto Central Vicente Cáceres (ICVC), hicieron uso de su derecho humano universal a la libertad de expresión y a la protesta pacífica, frente a las instalaciones de este histórico centro educativo, en donde estudian las grandes mayorías empobrecidas.
El reporte oficial brindado por el Hospital Escuela Universitario, describe que al menos nueve estudiantes, ocho de ellos del Instituto Central Vicente Cáceres (ICVC), resultaron heridos esta tarde durante un enfrentamiento contra autoridades policiales, tras una jornada de protesta contra el nuevo horario escolar.
Dos jóvenes fueron ingresados a la Sala de Emergencias del Hospital Escuela Universisatorio (HEU) por heridas de bala, mientras que los restantes siete reportaban esguinces, traumas nerviosos y leves lesiones corporales, confirmó el director del Instituto Central, Hernán Díaz.
Nuevamente la respuesta del gobierno fue la represión a través de gases lacrimógenos, bala viva, y todos los indicadores que promueven la tortura publica, antes de acudir al dialogo entre los estudiantes de educación media y las autoridades gubernamentales.
La imposición de nuevos horarios de estudio, son antipedagógicos, y atentan contra la vida de los estudiantes que caminan para llegar a sus centros de estudios a tempranas horas de la mañana, puesto que el crimen organizado en Honduras mantiene el peligro en las principales vías públicas de ese país centroamericano.
Sin embargo, pese a las masacres diarias que viven las dos principales urbes de esta nación centroamericana, el gobierno insiste en vender una falsa imagen de seguridad a través de la militarización completa de todos los sectores del país, como si se tratase de una guerra civil contra un pueblo pacífico y desarmado.
Sin duda, las órdenes al más alto nivel imperial, es reprimir a las masas llenas de ímpetu por buscar su libertad en medio de una dictadura, por tal motivo la represión que sufrieron los estudiantes centralistas, utilizando su pleno derecho humano universal a la protesta, es totalmente condenable, puesto que atentó contra la vida de seres humanos, en su mayoría menores de edad.
Por tal motivo, es imprescindible que los organismos de derechos humanos internacionales, condenen los métodos de la represión, la tortura y el uso inadecuado de gases lacrimógenos y armas de fuego, para amedrentar una protesta de menores de edad, puesto que esto sólo demuestra la fuerza dictatorial de un gobierno debilitado por el crimen organizado, cuyo cuarto poder ya quebrantó la estructura de un Estado.
Es grave y atentatorio contra la humanidad, lo que en Honduras sucede, ya que este, es un claro mensaje de agazapar todos los ánimos de inconformidad de un pueblo que está sometido a la peor de las dictaduras.
El dialogo entre las autoridades competentes, los estudiantes y la dirección de los institutos de educación media, debe ser respetada, antes de recurrir a la represión armada, contra civiles desarmados.
Ronnie Huete S. es corresponsal voluntario de http://conexihon.hn la revista Caros Amigos editada en São Paulo, Brasil para Centroamérica, la organización Casa Mafalda São Paulo (Brasil), La Agencia informativa Latinoamericana Prensa Latina, Kaos en la red y El portal http://desacato.info editado en Florianópolis, Brasil.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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