viernes, 19 de septiembre de 2025

Gaza

 

“La noche en la ciudad es oscura

salvo por el brillo de los misiles

silenciosa,

salvo por el sonido del bombardeo

aterradora,

salvo por la promesa tranquilizadora de la oración

negra,

salvo por la luz de los mártires

Buenas noches”.


Hiba Kamal Abu Nada

 

 

 

 

 

 La complicidad silenciosa: nuestra responsabilidad en el genocidio en Gaza

 

 

En un mundo donde la información fluye a gran velocidad, la indiferencia ante el sufrimiento ajeno se convierte en una elección moral. La situación en Gaza es un grito desesperado que resuena en todo el planeta, un eco de dolor que se intensifica con cada noticia de bombardeos, muertes y desplazamientos. La inacción frente a este genocidio es una forma de complicidad; como bien dijo Sartre, somos responsables por acción o por omisión.

El presidente de Uruguay, Yamandú Orsi, ha optado por una postura de silencio y ambigüedad, evitando calificar lo que ocurre en Gaza como genocidio. Esta falta de claridad no solo es un acto de omisión, sino que lo convierte en cómplice de un estado que perpetúa la violencia. Mantener relaciones diplomáticas con Israel sin condenar sus acciones es una traición a los valores de justicia y derechos humanos que deberían guiar nuestra política exterior. La historia nos juzgará por nuestra pasividad.

No podemos mirar hacia otro lado. Cada vez que compramos un producto israelí, estamos, de alguna manera, apoyando un sistema que oprime a un pueblo. El boicot a los productos de Israel no es solo un acto de protesta; es un llamado a la acción colectiva. Nos invita a reflexionar sobre nuestras decisiones de consumo y a cuestionar a qué tipo de política estamos contribuyendo. Al elegir no comprar productos israelíes, estamos desdibujando las líneas de complicidad que nos atan a un sistema injusto.

Es hora de asumir nuestra responsabilidad. La neutralidad no es una opción. Al ignorar el sufrimiento de los palestinos, nos convertimos en cómplices en el genocidio que se perpetúa ante nuestros ojos. A través del boicot, podemos ser parte de una solución que exija justicia y dignidad para todos.

La historia nos mirará y nos preguntará: ¿qué hiciste tú cuando se cometió el genocidio? La respuesta debe ser clara: no fuimos cómplices.

MAURICIO MOREIRA

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