viernes, 19 de septiembre de 2025

CAPITAL

 

CAPITALISMO

 

El análisis de Slavoj Žižek sobre el capitalismo contemporáneo plantea una reflexión profunda sobre cómo este sistema ha evolucionado y adaptado sus estrategias para perpetuar su propia existencia. En lugar de depender de una ideología que requiera la fe ciega de sus participantes, el capitalismo actual parece haber encontrado una forma más sofisticada de operar: no necesita que creas en él, solo que actúes como si lo hicieras. Esta paradoja se revela en una sociedad donde, a pesar de la conciencia crítica, las acciones cotidianas son, en gran medida, una reafirmación del mismo sistema que se critica.

                                             

La premisa de Žižek se basa en la idea de que, aunque hoy contamos con un conocimiento más completo sobre la explotación y la injusticia inherentes al capitalismo, nuestra respuesta no es necesariamente la resistencia, sino una aceptación irónica. Sabemos que nuestros teléfonos fueron fabricados en condiciones laborales inhumanas, que las empresas que nos emplean son responsables de la contaminación, y que nuestras elecciones de consumo contribuyen al deterioro del medio ambiente. Sin embargo, continuamos participando en este sistema, no por ignorancia, sino por una especie de complicidad consciente.

 

Para entender cómo llegamos a este punto, es fundamental explorar el concepto de “falsa conciencia” en el contexto del marxismo clásico. Antiguamente, se pensaba que la clase trabajadora estaba atrapada en una ilusión que la mantenía en la ignorancia sobre su propia explotación. La estrategia de la izquierda en ese tiempo era clara: educar y concienciar a los trabajadores sobre la naturaleza de su opresión. Sin embargo, la realidad ha cambiado. En la actualidad, la información está al alcance de todos, y en lugar de una revelación que impulse el cambio, hemos desarrollado una “conciencia cínica" en la que somos plenamente conscientes de las contradicciones del sistema, pero elegimos no actuar en consecuencia.

 

Este fenómeno se manifiesta en una especie de disfrute perverso: el acto de consumir algo que sabemos que es perjudicial se convierte en una forma de goce. La compra de un producto que sabemos que contribuye a la destrucción del comercio local o al daño ambiental puede generar una satisfacción ambigua, una mezcla de placer y culpa que refuerza nuestra complicidad. Este comportamiento se convierte en parte de la dinámica del capitalismo, donde la crítica a menudo se transforma en una forma de participación activa en el mismo sistema que criticamos.

 

Žižek sugiere que esta contradicción es clave para entender el funcionamiento del capitalismo moderno. Al aceptar la hipocresía de nuestras acciones, en lugar de rebelarnos contra el sistema, nos convertimos en motores de su reproducción. La crítica se convierte en un componente del consumo, y lo que podría haber sido un llamado a la acción se diluye en una aceptación resignada. En este contexto, el capitalismo no solo se sostiene, sino que florece a través de nuestra propia conciencia crítica.

 

En conclusión, la reflexión de Žižek sobre la relación entre el capitalismo y la conciencia contemporánea es un recordatorio perturbador de cómo las dinámicas de poder y consumo han evolucionado. En lugar de ser una mera cuestión de ignorancia, la complicidad consciente se convierte en un fenómeno que desafía nuestras nociones de ética y responsabilidad. El desafío radica en reconectar esa conciencia crítica con la acción, transformando el conocimiento en un motor de cambio real, en lugar de un simple espectador de la propia opresión.

MAURICIO MOREIRA

 

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