Conflicto en Frigocerro
Una mirada sesgada
Agosto amaneció con una situación predecible para el movimiento sindical a raíz de lo acordado en el último plenario. Un día de paro definido de antemano por los dos despidos de carácter abusivo en Frigocerro y seguido de dos paros sorpresivos consecutivos, producto de que la situación se mantuvo inamovible. Durante el proceso una luz de apertura al diálogo mantuvo en suspenso las medidas una semana más esperando una evolución favorable de nuestros reclamos. En ese lapso de tiempo la propuesta definitiva elevada por la empresa no fue satisfactoria para el sindicato de base, lo que motivó una marcha a pie desde Durazno a Montevideo para obtener respuestas directas del ejecutivo ante la opacidad de los intermediarios. A partir de ahí una nueva ventana se abre con la posibilidad de reencausar el diálogo y levantar los despidos.
La realidad es que el problema no arrancó en agosto, sino en los sucesivos agostos postergados. Año tras año el emblemático frigorífico de Durazno, Frigocerro, fue adquiriendo trascendencia entre los distintos sindicatos de la FOICA que veíamos como, tanto los trabajadores, como la dirección patronal y los actores políticos permitían un manejo inquisidor por parte del empresario en cuestión. Llevando las relaciones laborales al mínimo y contraponiendo la necesidad de trabajo por sobre la legitimidad de los reclamos.
Pocas posibilidades habían para el trabajador de Frigocerro que veía como la opresión laboral y el atraso organizacional fue menoscabando la capacidad de lucha y conservar el trabajo dependía de aprender a navegar en aguas turbias. Durante años éste sistema perverso se incorporó como algo normal (no deseado) y predominó en un contexto departamental de intereses compartidos.
Era inevitable responder con la misma severidad que los acontecimientos, a pesar de entender que el problema de raíz no se estaba solucionando. Forzar la mediación de los diferentes actores con responsabilidad para poder interceder, sabiendo que buscarían sobre todo darle certeza productiva a la cadena y descomprimir una confrontación más prolongada para retomar el orden abitual.
Para nosotros el primer paso estaba dado, el "grito en el cielo" de los dueños del negocio se había logrado.
Aunque de forma parcial ya que en el lugar de los hechos la planta funcionó con normalidad. Eso inevitablemente reduce la efectividad de las medidas. Porque más haya de generar un impacto a las empresas afectadas, a la larga nada parece corroer la estructura de impunidad que se intenta combatir. Esos problemas organizativos, aunque razonables, limitan el alcance que se busca con la medida.
Para entender lo eficaz o no de una medida hay que separarlo de responsabilidades absolutas, ya que el colectivo es una construcción de muchas partes y a veces de realidades incompatibles o desiguales. Es imposible medir el daño entre los damnificados. Con el tiempo la agudeza del pilar económico hace estragos en la familia trabajadora, por lo tanto sostener la medida se torna inverosímil. La salida se logra negociando la perdida. Aprendiendo a soltar para seguir caminando.
Ésto parece a simple vista una forma dulce de claudicar. Pero eso sería injusto. Ya que los trabajadores llevan mucho tiempo inmersos, acostumbrados a lidiar con un sistema que tiende a denostar y está convencido que con discursos ideológicos lo puede derrocar. Y no es tan simple.
El camino organizacional de la FOICA es interesante aunque tardío, es un movimiento con mucha historia pero siempre en proceso, dividido, con un presente enredado y primigenio, que avanza motivado pero con torpeza, como dando sus primeros pasos. Y eso no está mal, es solo una parte de la historia reciente.
Las generaciones nuevas no heredaron lo mejor de sus predecesores sino que prefirieron el ostracismo de las ideas.
Ahora el que sí se ha fortalecido con el devenir a sido el modelo de negocio ganadero en toda su extensión, desde su formato de mercado global, hasta la delicada cadena productiva y sus grandes inversionistas, todo a generado que su impacto para el Uruguay sea decisivo en esta materia. Que nos deja en un escenario desafiante, pero propicio para el fortalecimiento de la organización. Que depende mucho del trabajo colectivo, ya que su línea temporal a sido corrompida por los disignios de intereses ajenos al trabajador, se a dejado llevar por la alternancia en el poder de los supuestos "aliados del progresismo" que si bien nos dieron respuestas concretas también nos generaron muchos problemas nuevos. Todo se redujo a eso, a conservar el poder el mayor tiempo posible.
Pero no es algo que vaya en desmedro del que tiene la voluntad de estar al frente de su sindicato, que intentan por distintos medios modificar la realidad. No se confundan, sobre todo hay que tenerle respeto a la herramienta y por quienes siguen confiando en ella ocupando roles decisivos. Trabajando en pro del colectivo a pesar de su inhospitalidad.
El proceso que motivó el conflicto en Frigocerro aún sigue resistiéndose. La posibilidad de cubrir el perjuicio económico de los trabajadores afectados con seguros de paro es el objetivo primario. He ir abordando los diferentes reclamos a medida que avancen las instancias de negociacion, acompañados por la organización de la Federación que nos representa. Sabiendo que sea cuál sea el resultado, ésto no termina acá y va depender de la unidad para fortalecerlo.
Anael Cardozo
Trabajador del frigorífico Carrasco
No hay comentarios:
Publicar un comentario