Los enemigos del
saber crítico: El fascismo de Bolsonaro y la apropiación de la subjetividad
Cualquiera que
trabaje para la perpetuación del mundo tal como hoy nos rodea, aun en
nombre de la filosofía, debe ser
considerado un adversario.
Alain Badiou
El pasado 26 de abril Jair Bolsonaro, actual presidente de Brasil,
anunció
su intención
de
bajar la inversión en las carreras de Filosofía y Sociología para volcar más recursos en
carreras que tengan un retorno más inmediato al contribuyente. Ante esto es necesario
reflexionar y pensar cual es el lugar y función de los saberes críticos en una
sociedad.
Vivimos en tiempos en que la tesis de Freud de que el “yo” se disuelve en la
masa nos es
tan cercano que se nos hace muy difícil cuestionarlo. Nos encontramos tan sumergidos
en y
absorbidos por una totalidad cerrada que incluso hacemos alardes de
nuestra libertad,
cuando no somos más que prisioneros de los aparatos ideológicos que producen la
oferta
de los modos-de-ser que se imponen ante nosotros, haciéndonos creer que “posibilidad de
elección
restringida”
equivale a “libertad".
Estos aparatos productores de modos-de-ser son gobernados por el Poder
Económico
y el
Poder Mediático, sin más, el Poder económico-mediático, es decir, el Poder
contemporáneo.
Este Poder lo que hace es producir una gama variada y diversa de
modos-de-ser que nos ofrece mediante una publicidad autoritaria,
impositiva, que irrumpe
ante nosotros sin pedir permiso: en la TV, radio, Internet, Redes
sociales, etc. a fin de
apropiarse de nuestras subjetividades, o mejor dicho de que nuestras
subjetividades se
apropien de estos modos-de-ser y los interioricen a tal punto en que
ya se haga cuasi
imposible distinguir entre subjetividad propia y subjetividad
apropiada.
Este fenómeno
social no es nuevo para la humanidad y mucho menos para Occidente, pero
ante el hecho de que en los últimos decenios nuestra civilización ha sufrido
transmutaciones
traumáticas
y radicales, es necesario reformular el problema desde “el hoy”. Este
Poder-productor no se muestra como tal, a parte de utilizar los
mecanismos de los mass
media, se disfraza en diversas figuras que demandan que se les rinda
culto y adoración:
artistas, deportistas estrella, religiones, partidos políticos, ideologías etc. Atribuyamos a
estas figuras básicamente lo que Freud entendía por Ideal del Yo,
esto es, “un
modelo al
que el sujeto intenta adecuarse”.
Martin Heidegger y Herbert Marcuse (entre otros) dilucidaron este
problema en su tiempo
-primera mitad del siglo XX- de manera muy acertada. El “Ideal del Yo” de Heidegger fue
bautizado con el nombre de “das Man” y Marcuse dio un paso más allá y escribió de una
sociedad encerrada en una unidimensionalidad.
Heidegger dice que el das Man es el “sujeto de la cotidianidad” que prescribe el
modo en
que el ser humano realiza su existencia bajo una dictadura de la opinión pública. En
nuestros tiempos post-modernidad la rigidez es la misma elasticidad,
los dardos de la crítica
no golpean las fuertes rocas del status quo con la esperanza de
transformación
sino que
rebotan en la “correcta” y “tolerante” actitud predominante del pensar posmoderno. El
desafío
de nuestra contemporaneidad es más “anónimo” y más “rígido”.
Ante este diagnóstico vale destacar que el papel de los saberes
críticos es hoy
sustraernos
de la dictadura de la opinión pública, darnos “lugares” donde refugiarnos para que nuestra
subjetividad no sea colonizada. Las políticas que están detrás de las medidas que el
Gobierno de Bolsonaro acaba de anunciar buscan debilitar los saberes
críticos, y por ende
disuadir la formación de sujetos críticos. El fascismo necesita masas adoctrinadas
que sigan
como ovejas lo que sus líderes dispongan.
La filosofía nace como un saber crítico frente al saber
institucionalizado y a los poderes
míticos
de la antigua Grecia. Desde entonces la filosofía siempre ha estado presente en los
grandes cambios socioculturales de la humanidad y ha abogado por la
emancipación
del
hombre. La defensa de la libertad por parte de Locke frente a las
dinastías
, la defensa de la
Ilustración
de Kant y Hegel. Las revoluciones del pensamientos de Marx, Nietzsche,
Kierkegaard. La denuncia al fascismo de la Escuela de Frankfurt, la
denuncia de Heidegger
al mundo tecnificado etc. La filosofía siempre ha tomado postura contra todo lo que
amenace la libertad y emancipación del hombre, y algunos filósofos lo han pagado
con su
vida.
El gobierno de Bolsonaro tiene una agenda dentro de la cual los
saberes críticos
son
desecho, desperdicio, y al mismo tiempo un peligro para sus anhelos
totalitarios, y eso debe
ser denunciado y expuesto. Por ende creo que es necesario y urgente
ponernos de acuerdo
en defensa de las humanidades y alzar la voz ante todo lo que atente
contra el saber crítico.
Adrian
Aranda
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