Desde el frigorifico
Uno se va interiorizando del tema alimentario y los intereses que mueven
el mercado hacia fines propiamente comerciales, casi que de carambola.
Es verdad que a esta altura a nadie debería de sorprender los intereses espurios y ocultos que salen a la luz por distintos medios, tanto del negocio alimenticio, como el financiero, el industrial, el cultural, donde las políticas de gobierno han determinado su degeneración como pueblos soberanos y libres, todos tienen como finalidad la entrega a las grandes corporaciones de los recursos que son finitos en manos del sistema de explotación al cual nos someten.
Antes de trabajar en un frigorífico no asociaba la importancia que dicha industria tiene para la identidad uruguaya, tanto interna, como externa, pero que además de tradicional, conlleva una rica historia de luchas obreras que contribuyeron a la postre a la unificación de la masa trabajadora, en un contexto histórico de gran relevancia.
Siempre los gobiernos lidiaron con la acérrima identidad de la clase obrera uruguaya, que forjaron las tendencias sobre todo europeas en cuanto a su proceso de industrialización, además de un apogeo circunstancial en varios periodos a raíz de las guerras europeas que propiciaron su desarrollo, nos fueron llevando inevitablemente a profundizar en la organización del trabajo y la necesidad de condiciones dignas.
Nunca se dio por mera comprensión que el dueño del capital se tuviera que sentar con el trabajador a discutir del negocio, arduas contiendas se suscitaron para llevarlos con el tiempo a esa conclusión. La industria frigorífica se llego a nacionalizar, ya que un país agropecuario por excelencia no podía entregar, en ese entonces, todas las divisas que ingresaban en base al sacrificio de una cadena productiva propia del pueblo uruguayo, a capitales extranjeros; debía además beneficiar su apropiación para regularizar el mercado interno que se encontraba a expensas del libre comercio y muchos productores nacionales se veían perjudicados. Otra de las preocupaciones que generaron su creación fue la de priorizar el consumo interno de calidad, cosa que era difícil de controlar, había un mercado negro proliferando a raíz de la concentración del producto industrializado que estaba atado a los distintos estándares de control.
Estos son algunos ejemplos sobrevolando, de los tantos que como toda gestión de carácter social y económico en manos de intereses corporativos se van corrompiendo hasta declinar la voluntad soberana que las creó. Después de la dictadura y entregado el Frigorífico Nacional como regulador de la industria (era una piedra en el zapato para los empresarios y sus testaferros) se fue decantando hasta cerrar la mayoría de los frigoríficos más importantes (Montevideo como epicentro de la industria) y se expandieron las inversiones extranjeras para distintos puntos del interior del país.
Digamos que muchas cosas han cambiado una vez que se profundizó en el sistema neoliberal, la nomenclatura ideológica se fue desvirtuada sobre todo en sus consignas políticas, que tienden a desdibujarse en los distintos planos satíricos para los que la cultura uruguaya contribuye. No obstante, la conciencia colectiva se va incorporando de forma cuasi cíclica, lo que retoma de a poco la necesidad de coordinar y trabajar de forma conjunta. Ante el avance tecnológico y las nuevas tendencias de comunicación, la información ha sido abrumadora pero de necesaria clasificación, el terreno de lucha se ve cada vez más difuso, mecanismos de lucha suprimidas por vías legislativas y derechos que se superponen a la voluntad ciudadana, comprenden una forma de cooptar las libertades que expresan la necesidad de un cambio en la matriz productiva.
Hoy en día la industria frigorífica está prácticamente en manos extranjeras, no solo detentan el negocio de la carne sino todos sus derivados, que van desde el productor, la venta de ganado en pie, el cuero, la lana, la grasa, los aceites, productos chacinados,
Es verdad que a esta altura a nadie debería de sorprender los intereses espurios y ocultos que salen a la luz por distintos medios, tanto del negocio alimenticio, como el financiero, el industrial, el cultural, donde las políticas de gobierno han determinado su degeneración como pueblos soberanos y libres, todos tienen como finalidad la entrega a las grandes corporaciones de los recursos que son finitos en manos del sistema de explotación al cual nos someten.
Antes de trabajar en un frigorífico no asociaba la importancia que dicha industria tiene para la identidad uruguaya, tanto interna, como externa, pero que además de tradicional, conlleva una rica historia de luchas obreras que contribuyeron a la postre a la unificación de la masa trabajadora, en un contexto histórico de gran relevancia.
Siempre los gobiernos lidiaron con la acérrima identidad de la clase obrera uruguaya, que forjaron las tendencias sobre todo europeas en cuanto a su proceso de industrialización, además de un apogeo circunstancial en varios periodos a raíz de las guerras europeas que propiciaron su desarrollo, nos fueron llevando inevitablemente a profundizar en la organización del trabajo y la necesidad de condiciones dignas.
Nunca se dio por mera comprensión que el dueño del capital se tuviera que sentar con el trabajador a discutir del negocio, arduas contiendas se suscitaron para llevarlos con el tiempo a esa conclusión. La industria frigorífica se llego a nacionalizar, ya que un país agropecuario por excelencia no podía entregar, en ese entonces, todas las divisas que ingresaban en base al sacrificio de una cadena productiva propia del pueblo uruguayo, a capitales extranjeros; debía además beneficiar su apropiación para regularizar el mercado interno que se encontraba a expensas del libre comercio y muchos productores nacionales se veían perjudicados. Otra de las preocupaciones que generaron su creación fue la de priorizar el consumo interno de calidad, cosa que era difícil de controlar, había un mercado negro proliferando a raíz de la concentración del producto industrializado que estaba atado a los distintos estándares de control.
Estos son algunos ejemplos sobrevolando, de los tantos que como toda gestión de carácter social y económico en manos de intereses corporativos se van corrompiendo hasta declinar la voluntad soberana que las creó. Después de la dictadura y entregado el Frigorífico Nacional como regulador de la industria (era una piedra en el zapato para los empresarios y sus testaferros) se fue decantando hasta cerrar la mayoría de los frigoríficos más importantes (Montevideo como epicentro de la industria) y se expandieron las inversiones extranjeras para distintos puntos del interior del país.
Digamos que muchas cosas han cambiado una vez que se profundizó en el sistema neoliberal, la nomenclatura ideológica se fue desvirtuada sobre todo en sus consignas políticas, que tienden a desdibujarse en los distintos planos satíricos para los que la cultura uruguaya contribuye. No obstante, la conciencia colectiva se va incorporando de forma cuasi cíclica, lo que retoma de a poco la necesidad de coordinar y trabajar de forma conjunta. Ante el avance tecnológico y las nuevas tendencias de comunicación, la información ha sido abrumadora pero de necesaria clasificación, el terreno de lucha se ve cada vez más difuso, mecanismos de lucha suprimidas por vías legislativas y derechos que se superponen a la voluntad ciudadana, comprenden una forma de cooptar las libertades que expresan la necesidad de un cambio en la matriz productiva.
Hoy en día la industria frigorífica está prácticamente en manos extranjeras, no solo detentan el negocio de la carne sino todos sus derivados, que van desde el productor, la venta de ganado en pie, el cuero, la lana, la grasa, los aceites, productos chacinados,
Las
importaciones, etc., etc. Es un mercado enorme en el cual el frente empresarial
tiene similitudes e intereses compartidos. Por eso aumenta el reclamo por parte
de los trabajadores que entienden la necesidad inaplazable de organizar de
forma correlativa las fuerzas para contener los embates especulativos y
perjudiciales contra la fuente laboral, los trabajadores cada vez más
entregados a la opresión corporativa.
Una de las preocupaciones que han determinado una postura gremial conjunta de los trabajadores de la carne, es el decreto que obliga a los frigoríficos faenar los animales que vienen de predios interdictos, con la sepa de tuberculosis tipo bovis de origen animal, algunos de predios negativos y otros positivos, con el fin de sanear los campos infectados. Un decreto que define procedimientos previos al ingreso de los establecimientos frigoríficos privados, con políticas de financiación para los productores afectados y facilidades en cuanto a la accesibilidad de precios y respaldo para garantizar su ejecución para los empresarios. Por supuesto que nada contempla, más allá de un compromiso de facto con las empresas, un protocolo de seguridad obligatorio en el proceso de faenado dentro de los establecimientos, debido al nivel de exposición y manipulación inherentes a la tarea que desempeñamos.
En Carrasco, el diálogo de continuó entre los interlocutores tanto de la empresa como los veterinarios encargados del proceso de control -ya que se dan casos de falsos negativos que se manifiestan después del proceso industrial- por parte del sindicato, llevo a la determinación conjunta del gremio de suspender esas faenas hasta concretar ámbitos de reglamentación y garantías legislativas para los trabajadores, parte del decreto que lo exime.
Además hay hechos concretos de contagios recientes en otras plantas, información que apenas manejamos por el mero intercambio sindical, sin llegar a cifras concluyentes sobre el panorama general de parte de las autoridades competentes, la aparición además de un brote de brucelosis en Paysandú, llevo a la postura por parte de la Foica, suspender toda actividad industrial donde se realicen animales provenientes de predios interdictos, hasta formarse una comisión multidisciplinaria con los distintos ministerios (MGAP, MSP, MTSS), el BSE, UDELAR, AFGAP y otros, para profundizar en el tema.
Muchos de estos animales desembocan en la producción de chacinados, debido a los procesos que lleva la materia prima para su elaboración, pero sin tampoco tener la información necesaria para su manipulación, ni los controles previstos ante las organizaciones encargadas de efectuarlo, más allá de elementos de seguridad sin su riguroso diagnóstico ante dicha operativa.
Cuanto más deberíamos saber sobre el negocio alimenticio? Cuanto más queremos saber? Hay mucho del lucro malversado que se sostiene gracias a nuestros hábitos de consumo y eso genera una contradicción a la hora de abordar la problemática.
Una de las preocupaciones que han determinado una postura gremial conjunta de los trabajadores de la carne, es el decreto que obliga a los frigoríficos faenar los animales que vienen de predios interdictos, con la sepa de tuberculosis tipo bovis de origen animal, algunos de predios negativos y otros positivos, con el fin de sanear los campos infectados. Un decreto que define procedimientos previos al ingreso de los establecimientos frigoríficos privados, con políticas de financiación para los productores afectados y facilidades en cuanto a la accesibilidad de precios y respaldo para garantizar su ejecución para los empresarios. Por supuesto que nada contempla, más allá de un compromiso de facto con las empresas, un protocolo de seguridad obligatorio en el proceso de faenado dentro de los establecimientos, debido al nivel de exposición y manipulación inherentes a la tarea que desempeñamos.
En Carrasco, el diálogo de continuó entre los interlocutores tanto de la empresa como los veterinarios encargados del proceso de control -ya que se dan casos de falsos negativos que se manifiestan después del proceso industrial- por parte del sindicato, llevo a la determinación conjunta del gremio de suspender esas faenas hasta concretar ámbitos de reglamentación y garantías legislativas para los trabajadores, parte del decreto que lo exime.
Además hay hechos concretos de contagios recientes en otras plantas, información que apenas manejamos por el mero intercambio sindical, sin llegar a cifras concluyentes sobre el panorama general de parte de las autoridades competentes, la aparición además de un brote de brucelosis en Paysandú, llevo a la postura por parte de la Foica, suspender toda actividad industrial donde se realicen animales provenientes de predios interdictos, hasta formarse una comisión multidisciplinaria con los distintos ministerios (MGAP, MSP, MTSS), el BSE, UDELAR, AFGAP y otros, para profundizar en el tema.
Muchos de estos animales desembocan en la producción de chacinados, debido a los procesos que lleva la materia prima para su elaboración, pero sin tampoco tener la información necesaria para su manipulación, ni los controles previstos ante las organizaciones encargadas de efectuarlo, más allá de elementos de seguridad sin su riguroso diagnóstico ante dicha operativa.
Cuanto más deberíamos saber sobre el negocio alimenticio? Cuanto más queremos saber? Hay mucho del lucro malversado que se sostiene gracias a nuestros hábitos de consumo y eso genera una contradicción a la hora de abordar la problemática.
Trabajador de Frigorífico Carrasco
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