«Los infinitos
héroes desconocidos valen tanto como los
mayores héroes de la historia»
Walt
Whitman
Movimiento
sindical en uruguay
El siguiente articulo esta
dedicado a la evolución del movimiento sindical en el Uruguay desde sus
comienzos a fines del siglo XIX, hasta nuestros días. Para lograr una mejor aproximación
dado la complejidad y la extensión del periodo en relación a la temática, y a
los efectos de su mayor compresión se divide de la siguiente forma: 1ª etapa
(1870 - 1905), 2ª etapa (1905 - 1929); 3ª etapa (1930 - 1959), 4ª etapa (1959 -
1973), 5ª etapa (1973 – 1984- 2000).
En dicho análisis del movimiento sindical en Uruguay esta
vinculado con las estructuras político-económicas, regionales como así también
en el resto del mundo.
Ahora bien, sin intención de proponer nuevas periodizaciones en cuanto al
desarrollo de las estructuras antes mencionadas (entiéndase desarrollo
económico en la historia) creo necesario una caracterización que condense
presupuestos filosóficos y teóricos a fin de que se vuelvan explícitos como sea
posible. Evidentemente el elemento subjetivo es inevitable y debe ser
reconocida como tal. Estos presupuestos se pueden formular así: buscar en la
especificad el carácter individual que hace al periodo a través de la
“significaciones imaginarias que genera y que lo dominan”; sin descuidar la
complejidad, la mejor forma de poder captar la especificad es relacionándola con
la “significación y el proyecto de autonomía” en lo social e individual.
Desde este punto de vista
se pueden distinguir que los periodos abordados tiene gran significado en tanto
es en el campo social y político, que en su desarrollo global (1750- 1950)
supone cuestionamientos a las formas políticas establecidas, se crean “nuevas
formas que rompen con el pasado, mas
allá de lo político, se rompen con los conceptos que atañen a la formas de
propiedad, la organización de la economía, la posición de las mujeres, la
educación. A la vez por “primera vez en la
era cristiana la filosofía rompe definitivamente con la teología”. Al mismo
tiempo se produce una expansión de los campos de la ciencia racional. En
definitiva todo ello supone para la historia la creación de una nueva realidad
socioeconómica es un “hecho social total”: el capitalismo. El capitalismo es la
transformación de las condiciones y de los medios de acumulación, “la
revolución perpetua de la producción, del comercio, y del consumo. Con ello se
encarna una nueva significación en el imaginario social “la expansión
ilimitada, después de un tiempo, esa significación, penetra y tiende a informar
a la totalidad de la vida social (el Estado, la educación, etc.) Mediante el
crecimiento de la empresa (institución capitalista básica) se materializa “un nuevo tipo de organización burocrático
gerencial que se convierte en la portadora del proyecto capitalista.
Este periodo se puede definir por la lucha de oposición y tensión entre las
significaciones centrales por un lado la autonomía social y por otro la expansión
ilimitada. La expresión fáctica de esa tensión se encuentra en el despliegue y
la persistencia del conflicto político, social e ideológico. Este conflicto es
el motor para el desarrollo dinámico de la sociedad occidental.
Luego de las dos guerras mundiales, devienen los totalitarismos, la
evanescencia del conflicto social. También es cierto que es este periodo ha
visto nacer a movimientos duraderos, pero sin embargo, han resultado
semifracasos, ninguno de ellos ha podido proponer una nueva visión de la
sociedad, ni hacer frente al problema político global como tal. Por ultimo este
periodo en la construcción del proyecto autonómico tuvo un desarrollo de corto
plazo (entiendase los movimientos del 60) ya que tuvo un peso creciente la
privatizacion, la despolitizacion, y el individualismo. A su vez la
“pauperización intelectual tanto de los socialistas como de los conservadores
es aterradora. Abunda por doquier el comentario y la interpretación de los
autores del pasado que tiene como finalidad la funcion “de sustitutos del
pensamiento”, es decir interpretaciones de las interpretaciones llegando a
configurar teorizaciones superficiales y atonjadizas de la cuestión social.
Los comienzos…
La historia del movimiento sindical
se conjuga en un entramado temáticas como “…las modalidades del tránsito del artesanado
a la industria fabril; los avances y retrocesos registrados en las condiciones
de vida de los sectores trabajadores; las variaciones de los salarios y sus
relaciones con el costo de vida; las condiciones de cumplimiento de la relación
laboral y sus expresiones patológicas;[1]
Situación del país y su clase asalariada.
En el siglo XIX (a partir
de 1870), se inicia el proceso conocido como “modernización”, es decir, el
tránsito hacia el modo capitalista de producción. El impulso modernizador se
articuló mediante el afianzamiento de la autoridad estatal. El mecanismo
utilizado para la implementación del modelo urbano industrial fue la adopción
de textos legislativos tendientes a proteger y promover la industria nacional.
La transformación del artesanado en fábrica, la creación de un mercado interno,
y la existencia de abundante mano de
obra proporcionada por la migración interna (campo-ciudad) como la inmigración
extranjera, fueron elementos determinantes para la concentración obrera en los
centros fabriles de los medios urbanos.
En esta fase inicial del movimiento obrero, las tres orientaciones
ideológicas que lo
nutrieron fueron la corriente de pensamiento anarquista, la socialista y la
católica, evidenciándose un claro predominio de la primera de ellas.
Las ideas anarquistas se concretan, hacia el año 1875 con la fundación por
parte de un
grupo de inmigrantes europeos de la Federación Regional
de la República
Oriental del
Uruguay, conocida con el nombre de Federación Montevideana. Dicha Federación constituyó una filial de la Asociación Internacional
de Trabajadores (A.I.T). En su interior
se mezclaron vertientes distintas del anarquismo, predominando entre los años 1878 a 1884 las posturas
proudhonianas.
A fines del siglo XIX asistimos a la división del anarquismo en dos
tendencias o
vertientes antagónicas a)
federacionistas (anarco colectivistas o anarco sindicalistas) y
b)antiorganizacionistas (comunistas anárquicos). Los primeros, partidarios del
pensamiento de Kropotkin reivindicaron los derechos negados por el sistema
político y económico, a través de organizaciones libres, gremiales y
antiautoritarias de asalariados. Esta tendencia es importante ya que su
accionar culmina con la fundación de la
FORU (Federación Obrera Regional Uruguaya)
Por su parte, los
comunistas anárquicos, negaron importancia a las acciones sindicales
puntuales y a las asociaciones de obreros con fines reivindicativos.
Postularon la huelga
general revolucionaria, como recurso de transformación social. Siguieron
las ideas de Mijail
Bakunin, manifestándose anticlericales y partidarios de la igualdad sexual.
Decadencia del movimiento obrero:
crisis anarquista (1906–1910)
En estos años el
anarquismo sufre uno de sus peores momentos. En octubre de 1906,
se convocó al Segundo Congreso de la FORU y es revelador de la crisis, la concurrencia
de 20 gremios, mientras que al primero lo habían hecho 32. Ratificaron la
declaración de
principios trece sindicatos y estuvo ausente la Unión Ferrocarrilera.
Entre las polémicas del Segundo Congreso merece destaque la suscitada a
raíz de la
presencia de secretarios rentados. Algunos anarcos, veían con preocupación
la concentración del poder en manos de los secretarios y la consecuente
reducción de la participación democrática a tomar decisiones individuales
(fundamento de la concepción ácrata).
Otro factor que agudizó la crisis de
la Central
fue el impacto del reformismo social.
Un sector reformista se manifestó a favor de la intervención estatal, en
tanto el sector
ortodoxo, a través del periódico La Protesta asumió una actitud de corte luddista
para
combatir los cambios provocados por la introducción de tecnología.
Represión y proceso de divisiones
entre 1911–1920
El Tercer Congreso de la FORU
se reunió el 29 y 30 de mayo de 1911, con la intención
de organizar el movimiento obrero, sólo lograron reunir 7.000 trabajadores
de los 80.000
que se estimaban en actividad. En la segunda Presidencia de Batlle
(1911–1914), las organizaciones lograron revitalizarse. El gobierno reconoció
el derecho a la huelga, al tiempo
que afirmó la protección de la libertad de trabajo amparando a quienes
desearan hacerlo.
En términos generales tuvo una actitud tolerante y de apoyo al movimiento sindical.
Por estos años, dos acontecimientos históricos gravitaron en la realidad
interna de los
sindicatos. Por un lado la Primera Guerra Mundial que tuvo importantes
consecuencias
políticas y económicas. El centro hegemónico del mundo se desplazó de Inglaterra
hacia
Estados Unidos. Por otra parte el triunfo de la Revolución Rusa y
la implantación de la
dictadura del proletariado generó a nivel internacional y nacional el
fraccionamiento del
movimiento obrero.
La división de la FORU y la aparición de dos
nuevas centrales: U.S.U y C.G.T.U
Un sector de los anarquistas (anarco-puristas) rechazaban la filosofía y
metodología
de la revolución, así como la orientación de la Internacional Sindical
Roja.
Otro sector anarquista también sostenía la dictadura del proletariado
ejercida por los
sindicatos y repudiaba la acción de la citada internacional.
En setiembre de 1923 por iniciativa de la Federación Obrera
Marítima y otros sindicatos se reunió el Congreso que acordó la creación de una
nueva Central, llamada USU
(Unión Sindical Uruguaya). Fue rival de la FORU y adoptó una definición ideológica
anarco-sindicalista. La federación obrera marítima en 1927 formuló un nuevo
llamado
para la formación de un “block de unidad obrera” que permitiera superar
problemas de
conducción en la USU.
El block de unidad buscaba la unificación, pero las diferencias ideológicas
existentes
hicieron imposible la formación de una central unitaria. Se constituyó en
el Congreso
que se llevó a cabo del 10 al 12 mayo de 1929 una nueva Central que se la
denominó
Confederación General del Trabajo del Uruguay (C.G.T.U.)
Esta etapa se caracterizó en lo sindical por la dispersión orgánica y la
coexistencia de
tres centrales con tendencias diferentes: F.O.R.U (14 organizaciones y
2.240 afiliados,
anarquista), U.S.U (23 sindicatos y 3.960 afiliados, anarco sindicalista) y
C.G.T.U (comunista)
Coyuntura política y económica
entre 1930-1959
En nuestro país durante los primeros años de este etapa, padecimos el
impacto de la
crisis económica del año 1929, y la dictadura del Dr. Gabriel Terra. Hacia
el año 1947, tras
la muerte de Tomás Berreta, ascendió a la Presidencia de la República Luis
Batlle Berres.
El neo-batllismo, así se llamó a la corriente política liderada por este
último, practicó una
política reformista sobre la mayoría de las masas populares especialmente
urbanas.
Por su parte el movimiento obrero durante la dictadura terrista sufre las consecuencias
de la represión a las importantes huelgas desarrolladas entre 1930 y 1933. Durante
la década del 40 las condiciones económicas propician que la clase trabajadora
crezca y aumente el número de
asalariados no obreros. La adopción de la Ley de Consejos de Salarios en
noviembre de 1943 que organizó los grupos salariales por rama de actividad,
favoreció también la organización sindical por industrias. Es en esta década
que asistimos a l proceso organizativo del
funcionariado público y privado que se expresó a través de las siguientes
organizaciones: A.U.T.E (1944), F.F.O.S.E (1946), A.DE.O.M (1947) y A.E.B.U
(1942).
Disuelta en la década del treinta la
C.G .T.U, se crea el 20
de marzo de 1942 la U.G .T.
(Unión de Trabajadores del Uruguay) que intentó superar las divisiones y
agrupar a diferentes sectores, aunque tuvo clara preeminencia comunista. La
integraban entre otros: Sindicato de la Industria de la Goma , Sindicato Único Tabacalero, Ferroviarios,
Unión de Obreros del Cuero, Calzado y
Afines. No la integraron los gráficos, canillitas, y taximetristas. Esta
Central integraba la
Confederación de Trabajadores Latinoamericanos y contribuyó a fundar la
Federación
Sindical Mundial en 1944.
1959–1973
A partir del año 1959, fecha en que se disuelve la U.G .T, comienza un proceso
acelerado hacia la unificación sindical definitiva, que se logrará en 1966.
La concreción de la unidad sindical, estuvo precedida de instancias previas
con implicaciones
políticas y programáticas. En 1961 se crea la Central de Trabajadores
del Uruguay (C.T.U.), en
la que participaron ochenta organizaciones en representación de unos
300.000 trabajadores.
momento con los estructurales del país. Procuró también integrar a los
sectores que aún no
lo habían hecho, y prohibió que sus dirigentes ocuparan cargos políticos
electivos.
Hacia noviembre de 1964, con la finalidad de alcanzar la anhelada unidad,
se constituyó un organismo de coordinación llamado Convención Nacional de
Trabajadores (C.N.T.)
entre la C.T .U
y los sindicatos que se encontraban fuera de ella (bancarios, frigoríficos,
electricistas, etc.). Los propósitos de la C.N .T. no eran únicamente los de la unificación
sindical, sino que pretendió aglutinar a todos los sectores sociales
afectados por la crisis
económica del Uruguay, a los efectos de actuar conjuntamente.
El año 1966 fue clave, se reunió el Congreso de Unificación Sindical y la C.N .T. dejó
de ser un organismo de coordinación para convertirse en Central Unica de
Trabajadores.
El programa de la C.N .T.
postuló entre otras, las siguientes medidas: a) reforma agraria e
industrial; b) nacionalización de los monopolios y del comercio exterior;
c) reforma
tributaria tendiente a gravar más severamente a los sectores de más altos
ingresos; d)
promoción del desarrollo industrial.
En noviembre del mismo año se realizaron las elecciones nacionales que
implicaron el triunfo del Partido Colorado, luego de dos gobiernos
nacionalistas. El advenimiento de Jorge Pacheco Areco tras la muerte de quien resultara
electo el General Oscar Gestido, aceleró la aplicación del modelo conservador. Entre
1968 y 1973 el país vivió bajo el régimen de medidas prontas de seguridad adoptadas
por el gobierno ante la intensidad de los conflictos sindicales y
estudiantiles. A su vez, para combatir el proceso económico altamente
inflacionario decretó el
congelamiento de precios y salarios, y adoptó un mecanismo legal de
fijación de salarios
rechazado por las organizaciones gremiales.
1973–1984.
El 27 de junio de 1973 se produce el golpe de Estado, disolviéndose las
cámaras de
diputados y senadores. Se anunció la implantación de un Consejo de Estado,
con la
finalidad de desempeñar algunas funciones legislativas.
Unas horas después del golpe de estado, la C.N .T. declaró la huelga general con
ocupación de los lugares de trabajo, que se extendió hasta el 11 de julio
del mismo año.
El gobierno decretó, el 30 de junio, la disolución de la C.N .T., la clausura de sus
locales, la incautación de sus bienes y la detención de sus dirigentes.
El 1° de agosto de 1973 dictó el Decreto N° 622/73 reglamentario de la Constitución y
funcionamiento de los sindicatos, así como del derecho de huelga. El
régimen implantado por el decreto es dejado de lado por el propio gobierno,
comenzándose una etapa de
parálisis sindical hasta la década del 80 en que comienzan los intentos de
reorganización.
En el intento de reorganización sindical fue importante el documento
(“Restablecimiento de la actividad sindical; una necesidad de país”) lanzado
por AEBU en julio de
1979 y la defensa del 1° de mayo. En el año 1981 se promulgaba la Ley
15.137 que
autorizaba la creación de asociaciones profesionales. Esta Ley si bien fue
posteriormente
anulada, dio impulsos a los intentos de organización y alentó a una nueva
generación de
dirigentes gremiales a combatir dicha ley desde adentro.
En el año 1982 se incrementa la organización en base a las asociaciones
profesionales
y se toma la iniciativa para la realización del acto del 1° de mayo de
1983. El movimiento
sindical comenzaba a gravitar sobre el resto de los actores políticos y
sociales.
Los antiguos dirigentes de la
C.N .T. se encontraban presos o en el exilio. De hecho el
grupo de nuevos dirigentes reconstituyeron la Central única que adoptó
el nombre de
Plenario Intersindical de Trabajadores (P.I.T.). En la actualidad la Central es la síntesis de
la vieja C.N.T. y el P.I.T. nacido en la dictadura, que se presenta bajo la
sigla común de
P.I.T-C.N.T.
Por ultimo en la actualidad el movimiento obrero va en franco proceso de debilitación
de los postulados de autonomía y la búsqueda del cambio social. Esta, desfiguración
del movimiento sindical es lo que lo ha llevado a ser hoy casi como un apéndice
de los partidos políticos y le ha hecho perder casi todo el potencial
emancipatorio que alguna vez tuvo.
NICOLAS PI
Montevideo,
Ediciones de la Banda
Oriental , tomo III, pág. 5; D’ELIA, Germán,
MIRALDI,
Armando “Historia del movimiento obrero en el Uruguay”:(1984), Montevideo,
Ediciones de la Banda Oriental , pág. 9.
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