miércoles, 12 de octubre de 2022

frigorífico Carrasco Un nuevo receso forzoso

 

Situación del frigorífico Carrasco

Un nuevo receso forzoso 

 

La industria frigorífica se mueve por mercados, mejores precios de ganado y ciclos naturales de los mismos. El trabajador de la industria, sin embargo, se mueve por salario y la única forma de generar salario es con la planta produciendo. 

Para que las empresas mantengan esos tres pilares en consonancia con sus objetivos de ganancia precisan un aparato legal adicional para garantizarlo. Proporcionar ese marco legal es una prioridad para el gobierno uruguayo, un país fundado sobre la base de la explotación ganadera. 

El trabajador de la industria en todo ese proceso histórico tuvo que superar muchas vicisitudes, hasta forjar desde su dolor un frente organizado. Ese frente organizado logro poner condiciones al "mecanismo de tortura" dentro de las plantas frigoríficas y fué además un bastión de lucha obrera, ya que conquistó derechos que fueron modelos para futuras legislaciones laborales.

Estos procesos de larga data no invirtieron los roles, solo advirtieron una situación de vulnerabilidad estructural del trabajador de la industria frente a los baches improductivos propios del negocio, tan evidentes eran, que los cánones a pagar por las empresas en su momento fueron una contribución directa a la seguridad social del trabajador.

Con el tiempo está puja histórica fué tomando otros modelos y los grupos de poder fueron adaptando a su favor los distintos reparos del derecho. El sistema prospera bajo su influjo y eso los gobiernos de turno lo saben muy bien, acompañan los cambios de forma subrepticia y para disimular su inclinación al servicio del más fuerte, tapa con indulgencias al más débil.

El trabajador se sabe en desventaja, vive en un mundo capitalista, es parte vital de la sociedad de consumo y tiene un nivel de vida, aunque en diferentes escalas, que siempre debe aspirar a más. Esa aspiración es parte de la hegemonía cultural que nos inculcaron. Formar sociedades entre pares como mecanismo de defensa, y el gremialismo como instrumento para combatir las injusticias del sistema, pero no para cambiar nuestra condición original. La dependencia al salario nos define como tal. 

El recurso legal, hitos del movimiento sindical uruguayo, trata de suplir esa falta de ingresos que el cese forzoso de la industria generan. El gobierno asume sus recesos entre parámetros subsidiarios para que el negocio siga en constante crecimiento y se consoliden las divisas. Cada desajuste del parámetro establecido afecta directamente al asalariado, que es la persona que depende directamente de sus ingresos y se encuentra de rehén por la coyuntura actual de mercado. Incluso los tiempos administrativos que conllevan el proceso burocrático es otro frente de lucha para el trabajador.

Los ingresos del trabajador de la industria dependen directamente de los volúmenes de producción. Los altibajos anuales de faena o recesos laborales no se encuadran solo por los ciclos naturales del ganado, sino que son parte de un impasse, dónde empresas y productores ganaderos sacan sus facones para intimidar y confrontar su estrategia empresarial de negocio. Entre esas instancias tan volátiles existen posibles reestructuras, el costo del personal o mano de obra siempre está sobre la mesa, son parte de la discusión diaria sobre recortes y regulaciones del corporativo, que se rigen por acuerdos bipartitos en cada planta, acuerdos con plazos distintos entre sí. Para evitar su profundización el trabajador cuenta con el beneplácito estatal. Pero lamentablemente se utiliza muchas veces para favorecer su coartada, las empresas utilizan los recursos de seguros como una estrategia de desmantelación o para intentar doblegar las aspiraciones de los gremios. 

En estos periodos de inactividad el trabajador se sostiene de un recurso que se supone está desfinanciando al estado uruguayo, para que  las empresas mantengan sus dividendos elevados. Está claro que el peso que tiene la industria frigorífica no da margen para imponerle más condiciones. La cantidad de fuentes de trabajo que genera lo amerita. Sería una decisión política muy arriesgada. 

Podría, por lo tanto, el trabajador de la industria poner condiciones?

En principio, si se va a seguir favoreciendo está lógica, los parámetros del derecho deberían adaptarse a la necesidad del trabajador que cesa su actividad involuntariamente y no a la inversa. No hacerlo rehén de una artimaña mercantil que solo cuida de si mismo. Y nos hace caer en un vacío administrativo entre empresa y gobierno. De los cuales, del ágil proceder de ambas va a depender la posibilidad de que el trabajador reciba su sustento.

Si existen ciclos productivos a los cuáles el trabajador se debe adecuar, que son producto de la volatilidad del negocio, busquemos el mejor escenario posible para él. El movimiento productivo anual se muestra ante el trabajador de forma muy impredecible, o así se pretende llevar frente a los especuladores. La incertidumbre se debe ajustar con elementos asequibles para el obrero, para facilitar, ya de por si, la frágil administración de sus haberes. No como ahora, que todos los recursos posibles para su sustentabilidad se encuentran agotados o se han aplicado de forma inapropiada.

Esto comprende conclusiones sacadas del reciente parate de la actividad productiva en el frigorífico Carrasco. Un hecho que veíamos venir, después de que las otras dos plantas de la empresa tuvieran su "receso

correspondiente". Pero analizando el inevitable desenlace, pienso que haber caído los tres frigoríficos en la misma lógica, jurisdicción de una misma empresa, nos pone frente a la posibilidad de discutir con mayor profundidad entre los sindicatos y buscar formas de contrarrestar estos mecanismos en conjunto. Un ideal difícil de llevar a la práctica pero no imposible.

 

Anael Cardozo de Assis 

Trabajador del frigorífico Carrasco

 

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