Situación frigorífico Carrasco
Quién lleva la delantera?
La pandemia nos pasó por arriba. Muchos de los acuerdos laborales y barreras sanitarias creadas para contener el avance fueron superadas. La realidad es que hasta el momento y más allá de algunas irregularidades, la actividad productiva se pudo mantener en el tiempo mejor de lo que esperábamos. Con un riguroso seguimiento de la situación por parte de los trabajadores y una inversión importante por parte de la empresa para satisfacer los protocolos, que por supuesto daban garantías para seguir produciendo. Aún así los contagios y la propagación de los mismos en corto plazo forzaron nuevamente un cierre inminente.
Ya venía desde la semana de turismo un cese de actividades en el frigorífico Canelones impulsado por los trabajadores, medida que se tomó producto de la disconformidad generalizada y acelerada abruptamente al confirmarse el lamentable fallecimiento de un compañero. Mientras acá la situación que en ese entonces parecía controlada se precipitó.
La autonomía de los sindicatos y su trabajo interino en cada planta dista a la hora de tomar medidas en común. La discusión elevada a nivel de plenario nacional no pudo definir parámetros generales para determinar un parate sanitario, más allá de los límites acordados con las autoridades competentes de carácter preventivos.
La postura de la empresa se mantuvo indiferente ante el reclamo de los trabajadores, la actividad productiva en Carrasco iba a mantenerse a tope, el momento era propicio para el negocio (precios, ganado, ventas). Además de la posibilidad de acceder a trabajadores eventuales -también llamado cuadrillas- para cubrir puestos "calificados", sumado a la cantidad de trabajadores nuevos con contrato a término, que podían cubrir puestos que el trabajador actual momentáneamente dejaba vacante. El parate no estaba sobre la mesa.
El sindicato trabajo incesantemente para hacer respetar tanto la aplicación de las medidas protocolares, como de todas aquellas que surgieron del intercambio y la experiencia. Generando acuerdos que sólo están comprendidos en el marco de la pandemia. Aún así, nos pasó por arriba.
La postura del sindicato de acoplarse al parate sanitario con Canelones aceleró la detención de las actividades en Carrasco.
Dos semana después y con un panorama quizás más ventajoso que ayer pero menos que mañana, se intenta recomponer. La reactivación de las dos plantas ya es un hecho, pero con un riguroso seguimiento de los protocolos y medidas de contingencia exigidas por los trabajadores. Aunque nada te garantiza el éxito, los recursos paliativos hoy en día son lo único asequible. La industria frigorífica no está en crisis y tampoco queremos ser una carga impositiva para el Gobierno y por ende, para la sociedad. Si tenemos trabajo hagámoslo valer, pero el costo de producir no debe recaer en perjuicio de nuestra salud. Nosotros evaluaremos los riesgos. Ellos que cubran los costos de la crisis.
Al momento es difícil saber en qué andaremos al final de este resumen, lo que si fue un quiebre importante para el colectivo, lograr detener el frenesí de la empresa por producir y producir sin medir consecuencias. Y eso se logró gracias a un buen intercambio entre sindicatos comprometidos y con conciencia.
Anael Cardozo
Trabajador del frigorífico Carrasco
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