Sindicalismo y barbarie.
En estos últimos días nos hemos enterado de un nuevo aplazamiento en
cuanto a la decisión de reintegrar a los cuatro compañeros despedidos en el
Sanatorio Americano, a estos cuatro compañeros (entre ellos un dirigente
sindical) se los acusa de omisión de asistencia, es bien sabido que un
enfermero no pude ser objeto de dicha acusación . Como
si todo esto fuera poco en una asamblea en la cual participaron miembros del
Consejo Central de FUS uno de ellos dice: “los cuatro compañeros no son
prioridad para la FUS”, palabras más palabras menos. Estos dirigentes que se
dicen “dirigentes sindicales”, son principalmente marionetas del partido
comunista.
Partido que en las últimas décadas se ha comportado como una secta donde
lo único que cuenta es el poder. Si el poder, por el poder mismo. Para muestra
sobra un botón, la principal responsable de estos despidos es integrante del
mismo partido, ellos son los mismos que cantan la internacional y con fervor
levantan el puño y gritan ¡Arriba los pobres del mundo!, el colmo de la
hipocresía…
Estas situaciones dejan al descubierto la debilidad de la federación uruguaya
de la salud y el accionar poco transparente de sus principales dirigentes.
Hemos aprendido que el “interés” tal como lo conocíamos deberá tener una
resignificación, es decir, un nuevo sentido. Freud en su
texto “más allá del principio del placer” explica que los sujetos no se mueven
solo por los “intereses vitales” sino que hay un lado más oscuro por el cual
muchas veces toman decisiones que les perjudican, que nos les favorecen. La pregunta
que surge casi naturalmente es ¿Que hace que los compañeros recurran a su
verdugo? Porque quien ponga en manos de esta cúpula sindical una negociación,
tendrá una muerte lenta pero segura, esta es la barbarie. Una barbarie
aleccionadora, una barbarie que no es externa, sino una mucho más dolorosa, es
la que proviene del propio sindicalismo.
Mauricio
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