martes, 10 de septiembre de 2019

Biografías rotas.


Biografías rotas.                                                                                                                                                     El capitalismo en su mutación neoliberal ha adoptado la forma de excepción, se desarrolla en una especie de estado de excepción. El mismo se comporta como una fuerza acéfala e ilimitada, dando la idea de eternidad. No lo es, pero es el sistema que mejor representa dicha idea, ya que no podemos imaginar donde está el corte, donde está su fin.                                                                Hasta ahora lo único que sabemos es que la historia no tiene un devenir necesario y que el capitalismo no trae su destrucción inmanente (dentro de sí mismo) al contrario justamente ésta "destrucción" es la que lo retroalimenta. Haciendo un poco de historia reciente en el año 2008 la crisis de Lehman Brothers fue una excusa perfecta para una nueva acumulación y un nuevo reordenamiento de las relaciones capital-trabajo.                                                                                       Desde entonces quedó al descubierto que las grandes empresas mundiales al igual que los bancos no necesitan imperiosamente de ésta fórmula capital-trabajo, ya que ahora el desempleado también integra esta lógica del consumidor-consumido. Con un dispositivo de éstas características ¿Es posible pensar un afuera? ¿Somos capaces de reconocer la frontera del capitalismo? La respuesta a éstas preguntas es no. Lo que si podemos y debemos es poner un freno a este tren desbocado que marcha a toda velocidad.                                                                                                                                         Como ya hemos expresado anteriormente el discurso capitalista es un movimiento circular, es decir, no dialectico. Éste sistema que ha sabido conjugar la falta y el exceso en un mismo golpe, donde por un lado se extiende la insaciabilidad y a la vez el exceso. Como si con cada vaso de agua que bebemos aumentara la sed.                                                                                                                           En esta lógica “liquida" al decir de Zygmunt Bauman. La inter-relación entre la clase trabajadora también ha tomado ésta forma de liquidez. Esta situación se va dando en todo el mundo ya que la precariedad de los trabajos (y todavía hay actores políticos que quieren flexibilizar aún más las condiciones y relaciones laborales) hace que los individuos no permanezcan mucho tiempo en un lugar y trabajo determinado. Por lo tanto no hay organizaciones sindicales fuertes y tampoco deja un hiato, un espacio para articular los relatos, solo quedan biografías rotas.
Mauricio Moreira


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