Gobiernan
para Monsanto
El 15
de diciembre el Gabinete Nacional de Bioseguridad (GNBio) aprobó la
autorización de cuatro nuevos eventos transgénicos para su cultivo comercial en
Uruguay. Gestiones realizadas por la ARU ante el
presidente Tabaré Vázquez fueron las que empujaron a tomar esta
decisión política sin precedentes en el país, que prioriza favorecer a actores
del agronegocio y a las transnacionales de la biotecnología en lugar de
proteger la salud de la población y el cuidado de nuestro medio ambiente.
Los
nuevos eventos aprobados incluyen una soja que además de tolerar glifosato
permite usar sobre el cultivo los herbicidas 2,4-D y glufosinato de amonio, y
otro evento de soja que además de tolerancia a glifosato presenta tolerancia al
herbicida Dicamba. Tanto el 2,4-D como el Dicamba son herbicidas más antiguos y
más tóxicos que el glifosato. El primero de ellos, un integrante del
tristemente célebre agente naranja, puede presentar dioxinas y furanos como
impurezas, los cuales son cancerígenos. El segundo suma a su potencial
toxicidad la característica de ser muy volátil, lo que hace que se disperse
fácilmente en el medio ambiente. La reciente liberación de esta soja tolerante
a Dicamba en Estados Unidos ha provocado fuertes conflictos entre productores,
debido a que la aplicación de este herbicida sobre los cultivos transgénicos
que lo toleran quema los cultivos vecinos, incluidos los de soja RR. El Estado
de Arkansas ha prohibido el uso de Dicamba por ese motivo. Desde el agronegocio
se argumenta que es necesario el uso de esta tecnología ya que el uso masivo de
glifosato ha provocado la aparición de malezas tolerantes al mismo, por lo que
es necesario ‘más poder de fuego’ para combatirlas. Esto traerá aparejado un
círculo vicioso donde el uso masivo de estos herbicidas provocará que aparezcan
más rápidamente malezas resistentes, por lo que se utilizará una carga aún
mayor de agrotóxicos en el medio ambiente. El argumento esgrimido por la ARU de
que la no aprobación de estos cultivos pone al país en un ‘rezago tecnológico’
es caprichoso y no considera los impactos negativos asociados al uso de la
tecnología. No es de esperar que la ARU atienda esta dimensión, pero sí que las
autoridades competentes la incorporen, y no respondan a intereses particulares
de una gremial caracterizada por favorecer a la oligarquía, en detrimento de
los derechos de los trabajadores/as y del interés general. Otro de los eventos
transgénicos aprobados es un maíz que la novedad que presenta es ser tóxico
para un insecto (Diabrótica speciosa) que no es plaga del maíz en Uruguay.
Monsanto solicitó la autorización de este evento a fines de 2010. En su momento
la UdelaR, el MSP, el MVOTMA e incluso el INIA (que luego revirtió su posición)
recomendaron no aprobar su liberación dado que no aportaba ningún beneficio e
introducía un riesgo. Además, el MSP señaló posibles riesgos de alergenicidad.
Por estos motivos algunos de los integrantes del GNBio no firmaron su autorización.
En junio de 2016 Monsanto envió una carta al subsecretario del MGAP, Enzo
Benech (del Partido Socialista premiado ahora con el cargo de Ministro), en la
que solicitó que “a la mayor brevedad posible” se
resolviese acerca de la autorización para liberación comercial de ese maíz
transgénico . El 15 de diciembre este maíz fue aprobado por el GNBio sin
las firmas de los titulares del MVOTMA y el MSP.
No
sólo la ARU y Monsanto han presionado para la aprobación de los nuevos eventos
transgénicos. El presidente de Bayer para el Cono Sur también hizo lobby ante
el ministro de Economía, Danilo Astori, en junio de este año.
El propio titular de
DINAMA Alejandro Nario, critica esta resolución. En una nota señala que: “Estamos ante cuatro situaciones diferentes,
que nosotros no compartíamos, porque agregan riesgos y no comportan ningún
beneficio para Uruguay. Uno de los maíces es para una plaga que no existe aquí
y que además no tiene ningún valor comercial. No mejora la productividad, no
mejora nada “. Más adelante en la misma nota, Nario señala que: “...se introducen plaguicidas más
potentes, algunos de los cuales ya han tenido problemas en otros países, como
Estados Unidos, porque el Dicamba en particular es muy volátil y eso hace que
en verano tengas mucha más deriva de la que es usual en los agroquímicos. Si
han existido infinidad de denuncias contra los efectos del glifosato, estamos
convencidos de que la acción de este nuevo herbicida los va a multiplicar…Por
lo mismo dijimos que nuestra responsabilidad como ministerio es negarnos a la
liberación de ese evento cuyos efectos y consecuencias no están estudiados”.
Están gobernando para Monsanto y un puñado
de grandes productores, en este marco se encuadra la aprobación de la Ley de
Riego.
(Informacion del Observatorio del agua en
Uruguay. WWW.obseratoriodelaguaenuruguay.com)
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