viernes, 26 de enero de 2018

Gobiernan para Monsanto

Gobiernan para Monsanto
El 15 de diciembre el Gabinete Nacional de Bioseguridad (GNBio) aprobó la autorización de cuatro nuevos eventos transgénicos para su cultivo comercial en Uruguay.  Gestiones realizadas por la ARU ante el presidente Tabaré Vázquez  fueron las que empujaron a tomar esta decisión política sin precedentes en el país, que prioriza favorecer a actores del agronegocio y a las transnacionales de la biotecnología en lugar de proteger la salud de la población y el cuidado de nuestro medio ambiente.
Los nuevos eventos aprobados incluyen una soja que además de tolerar glifosato permite usar sobre el cultivo los herbicidas 2,4-D y glufosinato de amonio, y otro evento de soja que además de tolerancia a glifosato presenta tolerancia al herbicida Dicamba. Tanto el 2,4-D como el Dicamba son herbicidas más antiguos y más tóxicos que el glifosato. El primero de ellos, un integrante del tristemente célebre agente naranja, puede presentar dioxinas y furanos como impurezas, los cuales son cancerígenos. El segundo suma a su potencial toxicidad la característica de ser muy volátil, lo que hace que se disperse fácilmente en el medio ambiente. La reciente liberación de esta soja tolerante a Dicamba en Estados Unidos ha provocado fuertes conflictos entre productores, debido a que la aplicación de este herbicida sobre los cultivos transgénicos que lo toleran quema los cultivos vecinos, incluidos los de soja RR. El Estado de Arkansas ha prohibido el uso de Dicamba por ese motivo. Desde el agronegocio se argumenta que es necesario el uso de esta tecnología ya que el uso masivo de glifosato ha provocado la aparición de malezas tolerantes al mismo, por lo que es necesario ‘más poder de fuego’ para combatirlas. Esto traerá aparejado un círculo vicioso donde el uso masivo de estos herbicidas provocará que aparezcan más rápidamente malezas resistentes, por lo que se utilizará una carga aún mayor de agrotóxicos en el medio ambiente. El argumento esgrimido por la ARU de que la no aprobación de estos cultivos pone al país en un ‘rezago tecnológico’ es caprichoso y no considera los impactos negativos asociados al uso de la tecnología. No es de esperar que la ARU atienda esta dimensión, pero sí que las autoridades competentes la incorporen, y no respondan a intereses particulares de una gremial caracterizada por favorecer a la oligarquía, en detrimento de los derechos de los trabajadores/as y del interés general. Otro de los eventos transgénicos aprobados es un maíz que la novedad que presenta es ser tóxico para un insecto (Diabrótica speciosa) que no es plaga del maíz en Uruguay. Monsanto solicitó la autorización de este evento a fines de 2010. En su momento la UdelaR, el MSP, el MVOTMA e incluso el INIA (que luego revirtió su posición) recomendaron no aprobar su liberación dado que no aportaba ningún beneficio e introducía un riesgo. Además, el MSP señaló posibles riesgos de alergenicidad. Por estos motivos algunos de los integrantes del GNBio no firmaron su autorización. En junio de 2016 Monsanto envió una carta al subsecretario del MGAP, Enzo Benech (del Partido Socialista premiado ahora con el cargo de Ministro), en la que solicitó que “a la mayor brevedad posible” se resolviese acerca de la autorización para liberación comercial de ese maíz transgénico . El 15 de diciembre este maíz fue aprobado por el GNBio sin las firmas de los titulares del MVOTMA y el MSP.
No sólo la ARU y Monsanto han presionado para la aprobación de los nuevos eventos transgénicos. El presidente de Bayer para el Cono Sur también hizo lobby ante el ministro de Economía, Danilo Astori, en junio de este año.
El propio titular de DINAMA Alejandro Nario, critica esta resolución. En una nota señala que: “Estamos ante cuatro situaciones diferentes, que nosotros no compartíamos, porque agregan riesgos y no comportan ningún beneficio para Uruguay. Uno de los maíces es para una plaga que no existe aquí y que además no tiene ningún valor comercial. No mejora la productividad, no mejora nada “. Más adelante en la misma nota, Nario señala que: “...se introducen plaguicidas más potentes, algunos de los cuales ya han tenido problemas en otros países, como Estados Unidos, porque el Dicamba en particular es muy volátil y eso hace que en verano tengas mucha más deriva de la que es usual en los agroquímicos. Si han existido infinidad de denuncias contra los efectos del glifosato, estamos convencidos de que la acción de este nuevo herbicida los va a multiplicar…Por lo mismo dijimos que nuestra responsabilidad como ministerio es negarnos a la liberación de ese evento cuyos efectos y consecuencias no están estudiados”.
Están gobernando para Monsanto y un puñado de grandes productores, en este marco se encuadra la aprobación de la Ley de Riego.
(Informacion del Observatorio del agua en Uruguay. WWW.obseratoriodelaguaenuruguay.com)





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