miércoles, 9 de septiembre de 2015

la cruz de CARRASCO- club JUAN ferreyra




El club de vóleibol sigue creciendo con una escuelita para niñas y con un plantel formado por chicas del interior. Vea el video

A las siete de la tarde de un viernes, la cancha de vóleibol del Club Social y Deportivo Juan Ferreira -en la calle Bolivia frente al estadio Charrúa- se llena de vida. El plantel femenino se prepara para enfrentarse a San José de Carrasco por el torneo clausura de la categoría A de la Livosur (Liga de Vóleibol del Sur).
Mientras se preparan para entrar a la cancha, las jugadoras se abrazan, ríen y comentan los planes que tienen para el fin de semana. Son las campeonas del apertura, y no se las ve nerviosas por enfrentar a un equipo que acaba de subir de la categoría B.
Es una buena oportunidad para que Miguel Galusso, el director técnico, deje jugar a las chicas -muy jovencitas- que acaban de ser incluidas en el plantel de Juanfe. "Contrastan con la experiencia de las más grandes, pero son las que le dan vitalidad al equipo", explica.
El equipo está formado, en su mayoría, por chicas del interior del país. Sofía Neves tiene 17 años y es de Colonia del Sacramento. En 2014 se enfrentó a Juanfe con su club, San Pedro. "Ahí finalmente conocí al equipo del que tanto se hablaba, por la forma en la que había comenzado desde cero y se había convertido en el titular del ambiente del vóleibol", comenta. A los pocos meses, ya formaba parte de la creciente familia de Juan Ferreira.

El inicio

Sobre finales de 2011, un grupo de siete jugadoras de vóleibol se quedó sin club por el cual competir. "Tuvimos ofertas de otros equipos con infraestructura y comodidades, pero nos gustó la idea de con más esfuerzo empezar un proyecto propio", explica Paola Galusso, la capitana de 33 años.
"Mi historia con Juanfe viene de tiempo atrás, porque mi papá jugó allí al vóley y mi abuelo a las bochas", cuenta Galusso. El Club Social y Deportivo Juan Ferreira, fundado en 1941 con un cuadro de fútbol, funcionaba desde hacía una década solo como cantina.
Miguel, que se había alejado del ambiente, se ofreció a ser el director técnico del equipo de sus hijas y amigas. "Conseguimos a un conocido para que fuera preparador físico y así refundamos el club en 2012", explica Florencia Aguirre, jugadora que venía de jugar dos años en las ligas de Francia e Italia.
Se creó el plantel femenino y al poco tiempo se sumó el masculino, con algunos de los ex Juan Ferreira y sus hijos. Al principio las condiciones eran extremas, practicaban en piso de hormigón y se raspaban en cada caída. Las ventanas estaban rotas, las luces no funcionaban y no siempre había pelotas.
Las mismas jugadoras consiguieron donaciones de pinturas e hicieron jornadas de trabajo para mejorar las condiciones del gimnasio. Al año siguiente, con el apoyo de jugadores de la selección uruguaya de fútbol y otras donaciones, hicieron rifas y juntaron los 8 mil dólares necesarios para colocar un piso de goma. Hoy son el único club del país con piso exclusivo para vóleibol.
"A nivel infraestructura siempre van a haber cosas por mejorar", plantea la capitana Galusso. Desde mejorar las luces y el techo hasta colocar más gradas y un tanteador electrónico. Pero hoy, el mayor objetivo es que la escuelita de vóleibol para niñas crezca.

La escuelita

Surgió a raíz de la hija de un ex jugador de Juanfe, que quería tener un sitio donde practicar vóley, y hoy está formada por unas 50 niñas de entre 6 y 17 años. Santiago Pascale las entrena junto a Paola Galusso, los lunes y jueves entre las 19.30 y las 21 horas.
"Es una forma de crear cimientos fuertes para los planteles de Juanfe del futuro", explica Miguel Galusso. También una oportunidad para que las niñas del barrio tengan un lugar dónde hacer deporte. "Los clubes en Carrasco suelen ser muy caros, y no todos pueden costear la cuota". Juan Ferreira es un club sin fines de lucro. Los directivos y entrenadores son honorarios, y la cuota de $500 para los jugadores apenas cubre los costos fijos del gimnasio y los gastos de torneos.

El plantel


"En Juanfe vivís un sueño a diario", dice Galusso emocionada. La frase que las jugadores repiten una y otra vez es que "si no sos de Juanfe, no entendés". El esfuerzo y sacrificio que implica formar parte de un club con estas características genera un vínculo y un sentido de pertenencia muy estrecho. "De verdad que soy muy competitiva, pero ganar o perder a esta altura es secundario", agrega.
Sin embargo, los resultados han sido buenos. Con nueve citaciones en la selección uruguaya, el plantel femenino de Juanfe parece imparable. En los cuatro años desde la refundación del club, fueron campeonas dos veces en la Livosur y en la primera Liga Uruguaya, que se jugó en 2014. "También hemos sabido perder varias finales", comenta Aguirre. "Pero en un deporte amateur, lo que más se destaca es lo humano, el grupo de amigas que se formó".
Juanfe gana el partido contra San José de Carrasco tres a cero. El equipo se ilusiona ante la posibilidad de jugar un Sudamericano de clubes en caso de ganar el torneo clausura de la Livosur. Tras un abrazo grupal de festejo, las jugadoras se preparan para volver a sus estudios y trabajos, a sus casas con sus hijos y maridos. El sacrificio no acaba luego de una victoria, sino que se intensifica.

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