domingo, 1 de junio de 2025

CIUDAD DE LA COSTA

 

CIUDAD DE LA COSTA

Desde estas páginas llevamos años denunciando la creciente  degradación ambiental de toda Ciudad de la Costa.

Los espacios verdes son cada vez menos y el avance de los especuladores inmobiliarios va de la mano de la propia Intendencia de Canelones solo busca hacer “caja” permitiendo que se violen las propias normas de la comuna. Ha pasado con los Lagos de toda la Costa, con aéreas verdes de El pinar, etc.

Hoy esto lo sufren vecinos de Solymar Norte que ven como se avanza sobre el último espacio verde de la zona, el Parque lineal que se encuentra a la altura de Real de Azua, Venezuela a lo largo de varias cuadras.

Ya en la Administración Hakembruch se había perdido una parte y en todo este periodo la Comisión de vecinos ha trabajado para defender este Parque.

En un comunicado los vecinos organizados señalan que: “este parque fue concebido y registrado en los planos originales de urbanización en la década de 1950. Desde entonces, ha formado parte esencial de la vida cotidiana del balneario, albergando memorias y juegos de generaciones de vecinos. Muchos lo recuerdan como el montecito del camino al almacén de subsistencias o al pozo de agua potable, lugares emblemáticos de una época en la que la vida del barrio se organizaba alrededor de lo esencial y de la comunidad, y en la que ese espacio verde era parte del recorrido cotidiano y del imaginario compartido. A lo largo de los años, el parque ha sufrido diversas transformaciones. A fines de los años 80, durante la gestión del entonces intendente Hackembruch, una manzana entera fue desafectada del parque y pasó a manos privadas. No obstante, también se vivieron momentos de recuperación: gracias al esfuerzo de la Comisión de Fomento de Solymar Norte, se construyó la primera pista de skate en la calle Real de Azúa y se plantaron árboles nativos en uno de los extremos del parque, con la colaboración del reconocido naturalista Jaime Machado.” (El Metropolitano).

Sin embargo, entre 2016 y 2018, el parque sufrió un golpe duro. Casi la totalidad del bosque de pinos, eucaliptos y acacias —donde muchos niños crecieron jugando libremente— fue arrasado para convertir la zona en un obrador para las obras de saneamiento y bituminizado. Este uso fue justificado oficialmente, pero resultó en la tala indiscriminada de árboles, la extracción no regulada de arena y muchas viviendas de vecinos se vieron afectadas. El terreno quedó degradado, y lo que era un monte vibrante se transformó en baldíos cerrados por malezas invasoras, focos de basura y circulación insegura. Durante la pandemia, algunos vecinos comenzaron espontáneamente a limpiar el terreno y reabrir senderos para volver a disfrutar del lugar.”

En las últimas semanas se enteran en la zona que se propone la venta de una manzana (manzana 67) para viviendas.

Este Parque es unos de los pocos pulmones verdes que queda y la Intendencia nuevamente prioriza el interés de unos pocos sobre el de toda la comunidad.

Mago

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