Quien camina las aulas
Las recientes manifestaciones de Silva y otras autoridades de la educación muestran un capítulo más en los intentos de rebajar –aún más – la calidad de la enseñanza pública.
Con la justificación de la pandemia se recorta en áreas vitales, pero los ajustes y perdidas de salarios llevan años, comenzando en el gobierno anterior, donde Astori reclamaba “cautela” (?)A la hora de negociar salarios.
Ahora llevamos dos años de caída salarial continua (con convenios firmados por los sindicatos) mientras se muestran números favorables para los exportadores o la banca.
Desde la reforma Rama en los 90 –fogoneada por el BID- pasando por los planes, también traídos de la mano de los organismos de crédito (otra vez BID –BM) en los gobiernos frenteamplistas (Promejora Profime, etc.) a estos anuncios actuales, la intención de llevar la educación pública a su expresión mínima, ha sido norma.
La caída en la calidad educativa, la deserción, la baja en picada de los niveles de exigencia deberían interpelar a todos. En lugar de eso la manija general de los gobernantes de turno ha sido la de disparar sobre los gremios docentes y el estudiantado organizado.
Desde la prensa de todo pelo, dependiendo del gobierno de turno, se acusa a los docentes de estar “siempre en contra”, pero es la voz de quienes caminan las aulas la que debería ser escuchada en primer término.
Las recientes movilizaciones de estudiantes secundarios marcan un camino de reanimación de los gremios que permita superar aparatos anquilosados que logran convertir a los gremios en cascaras vacías, escenarios de disputas de facciones, que terminan alejando a las mayorías.
Las históricas luchas en Chile o Colombia, han tenido como sujeto central a una juventud rebelde y dispuesta a romper con tradiciones “más muertas que un faraón “.
Quien más que las nuevas generaciones pueden barrer con el derrotismo gris de malos aparatos de la centroizquierda asimilada por el régimen?
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