martes, 3 de agosto de 2021

FUS

 

¿Quiénes, qué y cómo deciden en la


FUS?

La FUS es una federación y eso significa que la base de la misma son los sindicatos que la integran. En la práctica esto presenta distorsiones, los sindicatos tienen cada vez menos poder, menos autonomía y son más dependientes del poder centralizador de la FUS. Hay algunas explicaciones para este fenómeno. Una de las principales explicaciones es la permanencia del mismo secretario general, el “FOGATA” desde hace 23 años.

La FUS hace 23 años que tiene el mismo secretario general y nadie entiende cómo sigue allí. Muchas veces tenemos a lo largo de la historia ejemplo de liderazgos emblemáticos que representan el sentir de todo un pueblo o un colectivo. Cuando eso sucede no se “siente” que esos líderes se hayan atornillados porque representan una época, un pueblo, son un símbolo viviente. No es el caso del FOGATA Bermúdez.

Entonces, ¿cómo es que hace 23 años está al frente de la FUS? Si escuchamos lo que dicen las compañeras y compañeros a lo largo y ancho de la federación, vemos que él no representa el sentir de los trabajadores, se cuestiona su estrechísima relación con las patronales, hace caso omiso de lo que el colectivo piensa, siente o reivindica. Entonces, ¿por qué está desde hace tantos años? ¿Está por los avances programáticos, salariales y de condiciones laborales que tienen los trabajadores de la salud? Claramente esa no es la respuesta.

La respuesta es sencilla, y al mismo tiempo, terrible. Está en ese lugar porque no lo votan directamente las trabajadoras y trabajadores. Lo votan los dirigentes sindicales de los sindicatos de base, la de él es una representación indirecta. Muchos dirigentes no están de acuerdo con esta eternización en el cargo, pero esta posición no se traduce en un resultado electoral.  ¿Por qué?

 Las causas pueden ser muchas, desde el consabido acostumbramiento a un estado de situación dado, hasta un cierto grado de temor al cambio. Temor que tiene mucho que ver con las posibles consecuencias para los sindicatos que se opongan a esta estructura enquistada en el poder. La FUS, como estructura sindical promueve el acatamiento acrítico y lo hace haciendo gala de todo su poder. Por ejemplo, tenemos muchos ejemplos de sindicatos que al mínimo enfrentamiento con este poder central, no han sido respaldados ante el avasallamiento de las patronales.  No tendrán ningún apoyo si necesitan el respaldo de la FUS, y además tendrán dos fuentes de conflicto, una la patronal y otra la propia FUS.

La estructura de nuestra Federación está basada en una concepción extremadamente vertical, centralizada donde se invierte el sentido natural de una Federación, que es el de que los sindicatos son la base de la FUS y no al revés. La FUS viene languideciendo desde hace años, tiene escasa convocatoria, y aun cuando sabemos que es un problema del sindicalismo en general, esto se agudiza en nuestra federación. Y ello, en parte, creemos que se debe a que las compañeras y compañeros ven a la FUS como algo lejano, no la sienten como una herramienta sindical propia. La falta de apertura y de tolerancia con todo aquel o aquella que piense diferente en la FUS tiene pésimas consecuencias para la unidad de las trabajadoras y trabajadores. En los últimos años hemos visto con dolor la fragmentación y el intento de división de los trabajadores de la salud y como ejemplo paradigmático tenemos al sindicato de enfermería.  Esta es una pésima noticia para la unidad y fortaleza de nuestra FUS. La causa es clara: no podemos tramitar la diferencia interna, hay un proceso continuo de expulsión de toda expresión distinta.  

El alejamiento de la conducción de la FUS respecto a sus bases quedó plasmado en la posición que tomó en contra del paro general del 17 de junio pasado donde las palabras de Jorge Bermúdez pusieron una diana sobre los trabajadores de la salud privada, dándole al gobierno un arma contra nosotros. 

Este 19 Congreso llega con muchas interrogantes, por ejemplo, no sabemos cuántos afiliados tiene la FUS y esa información es la que garantiza la transparencia en el número de delegados que participan. No es que ese dato no esté o se desconozca, es que se omite, no se da a conocer. Seguramente de trasfondo está el largo conflicto tanto de AFCASMU y de APMU en post de saber cuántos afiliados tiene la FUS. Recordemos que, en el Congreso pasado, en el año 2018, se había informado que la FUS tenía 107 sindicatos y ahora se nos informa que tenemos 73 sindicatos habilitados, sin mencionar el total de sindicatos integrantes de la federación. Ese dato llama la atención y dispara la pregunta: ¿qué pasó con los 34 sindicatos que faltan? Es un número demasiado importante para mirar para el costado.

En este congreso no tendremos las comisiones funcionando como corresponde, ni tampoco la totalidad de los delegados, ya que, debido a la pandemia, el aforo se redujo a la tercera parte.

Debido a esto y con el objetivo de subsanar esta faltante de delegados, en la última Dirección Nacional presentamos una moción para que se puedan integrar en las listas que se presenten para el Consejo Central a compañeras y compañeros que no estén presentes en el Congreso, con la debida autorización escrita. Se votó negativamente. Para realizar este congreso se ha utilizado artículos de la Dirección Nacional y el aforo de una Dirección Nacional.

El panorama que se avecina es bastante complejo: pérdida del salario real, aumento del desempleo, la clara intención de las patronales de romper conquistas históricas de la salud privada y el aumento de las tercerizaciones. En las gráficas vemos con claridad la pérdida del salario real en la 8va ronda en la salud privada. El panorama es bastante sombrío.

Este escenario se debiera enfrentar con un programa claro, que represente el sentir colectivo. En cualquier batalla la unidad de acción está basada en la confianza que generan las compañeras y compañeros que nos representan. La confianza se gana con la coherencia entren lo que se dice y lo que se hace, con un claro sentido de clase, poniendo siempre los intereses colectivos por encima de los intereses particulares.

Rosalba Hunter

 

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