Situación actual del frigorífico
Carrasco
El frigorífico Carrasco entró
en un nuevo receso de su actividad
productiva. Desde el mes de noviembre (diciembre recientemente confirmado) y
hasta nuevo aviso, se mantendrá sin actividad. Nada nuevo bajo el sol.
Si bien no es algo atípico, no solo para
la empresa sino como parte de un comportamiento de la industria, es algo que
siempre nos descoloca como jornaleros y trabajadores dependientes. El vacío
salarial que afecta a los trabajadores, con el exabrupto de la inactividad, es
muy difícil de soportar.
El primer impacto es emocional, por fuera
del nivel económico o situación de cada familia, cuesta mucho sostener el
estilo de vida de un deudor, muchas veces insolvente, rudimentario por sus
ingresos variables, siempre al límite y bajo la egida de la
incertidumbre.
El segundo impacto es de impotencia. Que
podemos hacer? La empresa justifica ante el ministerio su situación
contractual, nosotros pasamos a depender pura y exclusivamente del amparo
económico del Estado, con jornales de subsidio caídos reglamentariamente, solo
podemos esperar (rezar) que todo vaya por los andariveles correctos, sin
sobresaltos. Para que, al margen de no haber generado ingresos en todo el mes,
se pueda hacer frente a las cuentas atrasadas, antes de dar quiebra.
El tercer impacto es previsible. Quién
tiene la culpa? Si hablamos de un comportamiento, estamos evidenciando su
conocimiento de causa. Tanto la industria, como los gobiernos de turno y
nosotros, los trabajadores agremiados, sabemos cómo es el negocio. Estamos
subordinados a él. No es sólo un problema de Carrasco, de hecho ya me he
expresado con respecto a nuestro accionar, mientras se le aplicaba esta misma
regla a los frigoríficos de la misma empresa, incluso con rebajas salariales
sobre la mesa, nosotros no hacíamos otra cosa que trabajar. Entonces, cuál
sería el problema? Si el Estado nos cubre la "platita" mensual sería
solo una cuestión de esperar, armoniosamente, como suelen trasmitir nuestros
dirigentes, que obviamente padecen de lo mismo, un acostumbramiento.
La empresa cocina muchos temas entre sus
plantas (4 en total), evalua rendimientos típicos de todo negocio privado y
procede radicalmente cuando se lo propone. En este caso, manifiesta la
inviabilidad productiva de la planta con respecto a la situación actual del
negocio, sobre todo referido a los costos y a las cuadrillas kosher,
habitualmente radicadas acá en esta época. Y se inclina a mantener activa las
otras plantas de la firma, mientras se espera un movimiento mercantil favorable
para nosotros. Nada indica, a priori, cierres definitivos, pero si se puede
suponer, que la cosa va dirigida a la discusión de los acuerdos económicos
entre las partes, realidad que últimamente nos venía pasando por el costado.
La situación de los acuerdos bipartitos
(convenio colectivo) ya venían dilatandose mucho, por conveniencia, hace ya dos
años. Con un convenio vencido pero no caído, que las partes sostuvieron en
instancias de reuniones, muchas veces improductivas. Las razones fueron harto
abordadas, en la mayoría de los casos se entendió que la estabilidad laboral
del momento pesaba más que nuestras aspiraciones. La estabilidad en el rubro
posterga muchas de las discusiones de fondo. Y la burbuja en la que nos mantuvo
la empresa, con apertura al intercambio, nos dejó satisfechos a nivel gremial.
Pero como estamos cada vez más sumidos en un método individual y cortoplacista
de abordar los temas, nadie visualizó como podríamos pararnos ante una posible
situación adversa, como para hacer algo distinto. La realidad es que en algún
momento este ciclo en espiral en el que estamos inmersos dejará de ser
funcional, incluso para aquellos que sacan provecho de él y si todavía hacemos
siempre más de lo mismo la cosa no va a mejorar.
En definitiva seguimos igual, en la dulce
espera, con todo el optimismo corporativo a cuestas y sobreviviendo por la
cuenta, hasta nuevo aviso.
Anael Cardozo de Assis
Trabajador del frigorífico Carrasco
No hay comentarios:
Publicar un comentario