Redes-Amigos
de la Tierra: Estudio de Impacto Ambiental del proyecto Neptuno es
tendencioso y omite producción científica reciente
Escribe Camila Méndez en Debates ambientales
Informe
elaborado por Redes-Amigos de la Tierra y científicos de la Facultad de
Ciencias evidencia vulnerabilidades en la documentación presentada por
el consorcio de empresas privadas y OSE al Ministerio de Ambiente;
mientras, esperan que avance el recurso administrativo para la anulación
de la iniciativa.
En
setiembre de 2023, Redes-Amigos de la Tierra presentó un recurso
administrativo para la revocación y anulación de la licitación del
proyecto Neptuno-Arazatí ante el Tribunal de la Contencioso
Administrativo (TCA). Esta licitación había sido adjudicada en junio al
consorcio de empresas privadas que realizó la propuesta inicial al
gobierno, que se llama Aguas de Montevideo y está integrado por las
compañías Saceem, Berkes, Ciemsa y Fast. En este contexto, la
organización socioambiental recibió el asesoramiento del Instituto de
Derechos Humanos de la Facultad de Derecho de la Universidad de la
República. María Selva Ortiz, activista ambiental y promotora del
recurso, comentó a la diaria que se vive un clima de esperanza porque el
TCA, además de recibir los escritos y documentos, pidió escuchar a
testigos en audiencias que tendrán lugar el 12 y 13 de marzo.
Entre
los testigos se presentarán Marcel Achkar y Luis Aubriot,
investigadores del Instituto de Ecología y Ciencias Ambientales de la
Facultad de Ciencias de la Universidad de la República; Claudia Piccini,
doctora en Ciencias Biológicas e investigadora del Instituto de
Investigaciones Biológicas Clemente Estable; Carlos Dárdano, integrante
de la Asamblea por el Agua del Río Santa Lucía; y Danilo Ríos, docente
del Curso Potabilización de Aguas de la Universidad de la República y
exgerente general de OSE. “Luego de que el TCA escuche todos los
elementos, se tiene que expedir sobre si suspender o no el proyecto”,
señaló Ortiz.
El
avance del proceso en este órgano tiene lugar después de que varios
recursos administrativos presentados ante el directorio de OSE con el
objetivo de frenar la licitación fueran rechazados. Los argumentos de la
empresa estatal para desestimarlos se basaron en “la ausencia de
legitimación de los accionantes” y las “inaplazables razones de
servicio”.
En
paralelo, el Ministerio de Ambiente (MA) se encuentra analizando el
Estudio de Impacto Ambiental del proyecto Neptuno-Arazatí. Los titulares
de la iniciativa –OSE y el consorcio Aguas de Montevideo– contrataron
para su realización a las consultoras CSI Ingenieros SA y Seinco SRL. El
documento cuenta con dos tomos: el primero de 823 páginas –incluido su
anexo– y el segundo de 1.510 páginas –incluidos sus dos anexos– y se
encuentra disponible en el Observatorio Nacional Ambiental. Redes-Amigos
de la Tierra, con apoyo de científicos de la Facultad de Ciencias de la
Universidad de la República, elaboró un informe al que accedió la
diaria con una serie de comentarios sobre el estudio.
Problemas que persisten
La
organización socioambiental comienza contando que, anteriormente, envió
un texto al MA donde analizaba el informe de Viabilidad Ambiental de
Localización –documento previo que deben presentar los proponentes ante
la cartera ambiental–. Allí identificaron, junto a científicos, una
serie de “carencias e inexactitudes que lo hacen inaceptable desde el
punto de vista de las exigencias que se esperan para un proyecto con
estas complejidades”. Detectaron “errores de interpretación de
información existente, escasa revisión bibliográfica, uso de datos e
información desactualizada y una tendencia a realizar afirmaciones sin
sustento en verificaciones empíricas o referencias a estudios
específicos”.
Citan
como ejemplo que “no se demuestra en forma contundente que la
localización de la planta de tratamiento de agua potable, la ubicación
de la toma de agua bruta y la ubicación de la reserva de agua bruta,
corresponden al mejor sitio posible”. Manifiestan que una situación
similar ocurre con el trazado de la aductora en el cruce del río Santa
Lucía y el área protegida Humedales del Santa Lucía. “En este punto –que
resulta uno de los más sensibles desde el punto de vista de un informe
de viabilidad ambiental de localización– llama la atención que no se
consideraran otras opciones de trazado que podrían ser más adecuadas a
la propuesta”, señalaron. También resaltaron que “no se presentan
conclusiones sobre el estado, funcionamiento y comportamiento de los
sistemas ambientales donde se proponen las piezas de intervención del
proyecto” y únicamente brindan información “parcial”.
Frente
a esta situación, presentaron ante la cartera ambiental un informe con
43 problemas que identificaron en el texto para que sean aclarados. “Sin
embargo, aunque el texto fue ingresado en tiempo y forma en el
Ministerio de Ambiente, nunca obtuvimos ningún tipo de respuesta sobre
los problemas identificados”, lamentaron. Al momento en que los
integrantes de Redes-Amigos de la Tierra leyeron el Estudio de Impacto
Ambiental –informe que deben realizar después de la Viabilidad Ambiental
de Localización–, se percataron que “ninguna de las observaciones” que
realizaron anteriormente “fueron contempladas” y se continuó “cometiendo
los mismos errores técnico-científicos”.
Vamos a la fuente
A
partir de citas del Estudio de Impacto Ambiental, los integrantes de la
organización y científicos plantean inquietudes y afirmaciones
contundentes. “La documentación presentada es tendenciosa, omite gran
parte de la producción científica nacional, regional e internacional.
Principalmente la producción científica de la última década es
prácticamente desconocida por los autores del texto. En general el uso
de referencias bibliográficas es impreciso o incorrecto, las
afirmaciones realizadas a lo largo del texto no son contrastadas con el
conocimiento científico actual”, declaran.
Por
ejemplo, las cianobacterias vuelven a estar nuevamente en el ojo de la
tormenta. En la página 22 del primer tomo del Estudio de Impacto
Ambiental se menciona que “el análisis de serie de 24 meses de
fluorescencia a la clorofila-a medida en sonda multiparámetro, permitió
definir un 97,3% del tiempo con valores de clorofila-a equivalente
inferiores a 50 μg/L correspondientes a aguas satisfactorias a
excelentes según Gesta Agua, y menos de un 2,7% del período
(correspondiente a un evento de duración aproximada de 30 días) con
valores no satisfactorios del parámetro, con valor máximo de 130 μg/L de
clorofila-a equivalente”. Recordemos que la clorofila-a es un indicador
de biomasa fitoplanctónica, es decir, de floraciones algales o
cianobacterias. Ante este planteo, la organización y científicos se
preguntan: “¿De dónde salen estos datos? No se pueden presentar cifras
sin un sustento de los resultados del estudio. Además, estos datos no
son correctos y contradicen las últimas publicaciones científicas sobre
el tema”.
Sobre
el mismo tema, tres páginas más adelante en el Estudio de Impacto
Ambiental, se plantea como solución para la potabilización al “ozono en
posición de interozonización” que permite “la inactivación de
fitoplancton en general y cianobacterias en particular y la oxidación de
cianotoxinas”. Ante esto, las organizaciones y científicos enfatizan
que esta información “no se sustenta en la bibliografía” porque “la
variabilidad temporal de la ocurrencia de cianobacterias implica el
ajuste permanente de la cantidad de ozono” y, con las “demoras” de los
ajustes en el sistema, “se puede lograr una reducción del 50%”. Más
adelante, OSE y las compañías reconocen que es “factible la ocurrencia
de episodios de floraciones algales con valores máximos registrados en
la zona de captación”. Agrega que “se han registrado episodios
extraordinarios distribuidos en [la] zona costera oeste del Río de la
Plata”. “¿Quién analizó esto?¿Dónde está publicado? Hay estudios
nacionales sobre floraciones en el Río de la Plata, con resultados
publicados sobre esta compleja situación. ¿Por qué no fueron usados?”,
inquieren desde Redes-Amigos de la Tierra.
En
el informe que elaboró la organización socioambiental con el apoyo de
científicos se menciona que la documentación “se presenta en forma
repetitiva en varios pasajes de las 1.984 páginas” de forma
“innecesaria”, “sin ninguna explicación que lo justifique”. A su vez,
explican que “las afirmaciones sobre el ecosistema acuático presentan
errores graves, producto de la desactualización científica, conceptual y
bibliográfica”. Remarcan que “los modelos utilizados para evaluar
aspectos del estuario del Río de la Plata son antiguos –algunos tienen
más de 20 años–” y “no consideran el cambio climático en el
funcionamiento de los modelos”.
Sin
ir más lejos, en la página 94 del Estudio de Impacto Ambiental se
declara: “Para determinar la calidad de agua bruta en la zona del
proyecto, se realizó un análisis estadístico de valores determinados
para los principales parámetros de calidad del Río de la Plata,
correspondientes a la serie disponible de información proporcionada por
OSE de muestras tomadas en la zona de Arazatí en el período mayo
2003-abril 2005. Estos rangos de valores expuestos son consistentes con
los resultantes del análisis general de calidad de agua en el Río de la
Plata y de información resultante de monitoreo continuo en sonda
multiparámetro instalada en el punto de captación y muestreos realizados
para el período junio 2021 hasta agosto 2023”. Frente a esto, las
organizaciones y científicos responden que son “datos de hace 20 años,
cuando recién comenzaba el proceso de intensificación agraria” y se
preguntan: “¿Cómo se valida que estos datos aportan información sobre la
situación actual de la calidad del agua del Río de la Plata?”. Sobre
las mediciones actuales, nuevamente, solicitan más información sobre los
datos y “los análisis estadísticos que confirman la consistencia”.
“El
manejo de bibliografía con más de 20 años es escandaloso, especialmente
porque la producción de conocimiento sobre estos temas a nivel regional
y mundial presenta un gran crecimiento en este período, conocimiento
que no está integrado”, enfatizan.
Otra
de las críticas que recibe el Estudio de Impacto Ambiental radica en
que las consultoras definen al Río de la Plata como “una reserva
infinita” de agua. “El concepto de fuentes de agua dulce infinita no es
correcto. En los últimos 20 años se ha demostrado claramente que no
existen fuentes de agua infinitas, que la cantidad de agua dulce es
limitada e incluso disminuye progresivamente”, responden desde
Redes-Amigos de la Tierra. Asimismo, señalan que a lo largo del
documento “no se especifica cómo se controlarán las floraciones en agua
con carga elevada de nutrientes, altas temperaturas y alto tiempo de
residencia”, como la que estará disponible en la reserva de agua bruta
que será utilizada durante los períodos de salinidad.
Sobre la afectación de humedales, arroyos y cañadas
“No
se prevén mayores dificultades en la instalación de la tubería salvo el
cruce de un par de arroyos”, dice en la página 110 del Estudio de
Impacto Ambiental del proyecto Neptuno-Arazatí. 45 páginas más adelante,
se aclara que los cruces se darán principalmente en los arroyos
Mauricio, San Gregorio y Melilla. Sin embargo, la primera cita molestó a
los científicos y defensores ambientales. “¿Este es el enfoque de un
Estudio de Impacto Ambiental? No son un par de arroyos, son mucho más.
No se debe afirmar que no se prevén mayores dificultades, hay que
demostrarlo. Son ambientes vulnerables que deben tener un desarrollo y
un plan de recuperación específico, pero no se mencionan”, manifiestan.
Por
otra parte, también resaltan que el trazado de la tubería que afectará
al área protegida Humedales del Santa Lucía –estimado en 7,67
kilómetros– no es presentado en detalle. “Un estudio correcto implica el
listado de valores socioambientales afectados, su ubicación precisa, su
recuperación posterior a la obra y su funcionamiento posterior. Pero
nada de esto está presente en las 1.984 páginas”, expresan en el informe
de Redes-Amigos de la Tierra. Sostienen que las medidas de mitigación
propuestas “son un conjunto de generalidades que luego no pueden ser
evaluadas” y que el estudio se caracteriza por “extenderse en el
análisis de detalles de baja significación y no se abordan los temas más
sensibles” de la obra.
En
síntesis, definen que el Estudio de Impacto Ambiental “presenta una
serie de carencias, errores e inexactitudes que lo hacen inaceptable
desde el punto de vista de las exigencias que se esperan de acuerdo a la
legislación vigente”. Afirman que no tiene en cuenta la dinámica del
agua subsuperficial, no integran al cambio climático en los modelos de
salinidad, ni trabajan correctamente la problemática de las floraciones
de cianobacterias y los forzantes en el Río de la Plata.
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