La Guerra Comercial entre Estados Unidos y
China: Información, Subjetividad y Compromiso Político
La
guerra comercial entre Estados Unidos y China ha marcado un hito en las
relaciones internacionales, desatando una serie de tensiones económicas y políticas
que trascienden a ambos países. En este contexto, el exceso de información
juega un papel crucial en la producción de subjetividad, afectando cómo los
ciudadanos perciben y se comprometen con la política, donde se toman decisiones
vitales.
El Exceso de Información y la Producción de
Subjetividad
Vivimos
en una era sobrecargada de información, donde las noticias fluyen
constantemente a través de múltiples plataformas. En el caso de la guerra
comercial, los ciudadanos reciben un torrente de datos, análisis y opiniones
que, en lugar de esclarecer la situación, contribuyen a la confusión y la
polarización. Este exceso de información puede llevar a una desensibilización
ante temas importantes, como las implicaciones de las decisiones políticas en la
economía global.
Maurice
Merleau-Ponty, filósofo existencialista y fenomenólogo, nos ofrece una
perspectiva interesante al abordar la relación entre la percepción, la
corporalidad y la materialidad de la mirada. Según Merleau-Ponty, nuestra
experiencia del mundo es inherentemente corporal; percibimos a través de
nuestro cuerpo y nuestra mirada está condicionada por nuestra presencia física
en el mundo. En este sentido, el exceso de información puede aislar a los
individuos, llevándolos a una desconexión con la realidad política y social que
los rodea. La falta de compromiso y la apatía hacia la política pueden
interpretarse como un fenómeno donde la mirada se desvía de lo que realmente
importa, dejando a la política en un espacio marginal.
La Desconexión Política
El
compromiso político es fundamental para la toma de decisiones que afectan a la
sociedad. Sin embargo, cuando los ciudadanos se sienten abrumados por la
información y desconectados de la realidad política, su interés disminuye. Este
fenómeno se asemeja a la metafórica "izquierda que no está ni con la
mirada", como si no pudieran ocupar un lugar determinante en la esfera
pública. La falta de presencia y corporalidad en el debate político significa
que sus voces y preocupaciones pueden ser fácilmente ignoradas.
En
este contexto, la guerra comercial entre Estados Unidos y China se convierte en
un trasfondo donde los ciudadanos, al no sentirse representados ni
comprendidos, ven su capacidad de influir en la política menguar. La
desconexión entre la realidad política y la percepción individual crea un ciclo
vicioso que perpetúa la falta de interés y compromiso.
La Materialidad de la Mirada
La
teoría de Merleau-Ponty sobre la materialidad de la mirada sugiere que nuestra
experiencia del mundo está profundamente interconectada con nuestra
corporalidad. Cuando los ciudadanos no están físicamente involucrados en el
proceso político, su mirada se aleja de los temas que importan. Esto significa
que las decisiones que se toman en el ámbito político pueden no reflejar las
necesidades y preocupaciones de la población.
La
guerra comercial, por su complejidad, requiere una mirada atenta y crítica. Sin
embargo, si la ciudadanía se siente incapaz de articular su perspectiva debido
a la saturación informativa y la desconexión de la política, se corre el riesgo
de que las decisiones se tomen sin considerar las realidades vividas por las
personas.
Conclusiones
La
guerra comercial entre Estados Unidos y China no es solo un conflicto
económico; es un reflejo de cómo el exceso de información puede influir en la
subjetividad y el compromiso político. La desconexión entre la política y la
ciudadanía, ilustrada a través de las teorías de Merleau-Ponty, resalta la
importancia de una mirada crítica y comprometida. Para que la política sea
verdaderamente representativa, es esencial que la ciudadanía recupere su lugar
en la escena, participando activamente en el debate y las decisiones que
afectan su vida cotidiana. Solo así se podrá construir un futuro más equitativo
y consciente de las realidades globales.
MAURICIO
MOREIRA
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