lunes, 14 de abril de 2025

frigorífico Carrasco

 

Situación frigorífico Carrasco 

Decadencia sindical?

 

Esta semana se dió en el local del sindicato al que pertenezco una Asamblea General. La instancia se dió por mandato estatutario y entre las mociones del día, la más relevante giraba en torno a las elecciones internas del gremio. 

El plazo determinado e incluso el diseño para celebrar elecciones está dispuesto por estatuto desde el siglo pasado, cuando un grupo de trabajadores con visión de futuro decidió emprender la personería jurídica y formalizar el trabajo colectivo. La personería jurídica no es la solución a todos los problemas, pero es una guía legal que regula el funcionamiento interno. Aunque algún marco pueda ser más flexible dependiendo del contexto actual, básicamente su estructura es de rigor y es deber de sus integrantes, independientemente del lugar que ocupe en el sindicato, hacerlo cumplir.

En estos más de cincuenta años de formalización del sindicato del matadero Carrasco ha sucedido un montón de cosas, desde lo laboral hasta lo humano, que se ha logrado superar por la adhesión que tiene su gente al gremio. Aún así, los efectos del ejercicio del poder en su ceno siempre fueron discutibles e imperfectos, dada la condición humana, no solo por el simple hecho de errar, sino por la obsesión que tiene el trabajador de perseguir el exitismo salarial en todo momento, difícil de satisfacer.

En la actualidad, si bien es un sindicato que abarca casi el cien por ciento de su plantilla productiva, hay un debilitamiento del compromiso del trabajador a la hora de formar parte de la estructura jerárquica o representativa del sindicato. Esta cuestión genera que unos pocos activos se roten en los lugares de dirección, mientras la mayoría hace la vista gorda o critica en la pulpería, centralizando las decisiones colectivas en unos pocos.

Más allá de comprender las dificultades que tiene el ejercicio del poder en el sindicato, es importante conservar diligentemente las etapas formales que tiene el sindicato para no seguir fomentando la desidia o el desinterés en los trabajadores, o el vicio y el acostumbramiento de unos pocos a mantenerse al frente. Ya que cada vez más se mezclan intereses personales y políticos, dirigentes de carrera que buscan aprovechar los espacios de discusión que los trabajadores van dejando por negligencia.

La experiencia de esta última Asamblea General vino a reafirmar lo que presumía. En dos años de ejercicio sin darle importancia al plenario de afiliados -cuestión que genera cada vez menos concurrencia- manejando casi a control remoto el sindicato, banalizando circunstancias que fueron claros objetivos de la empresa Minerva, se hizo una asamblea, algo apresurada, restringida y amañada, en función de evitar elecciones y manterse en el poder, habiendo un grupo de compañeros siguiendo los pasos pertinentes para presentar lista e ir a elecciones. O sea, más importante que hacer cumplir el estatuto, fué hacer valer lo que no está escrito en él. Pero todo justificado por el voto mayoritario. 

La situación me lleva indefectiblemente a una reflexión. La participación es fundamental. Pero cómo hacemos para no caer en sindicatos regentes producto de la decadencia institucional? Yo creo que volviendo a la raíz. No podemos perder de vista el orígen que motivo a esos trabajadores de los años setenta para emprender el camino de la formalización del sindicato. Evidentemente en ese entonces los caminos alternativos tenían desviaciones imprevistas que atentavan contra  la unidad proletaria del momento. En una época de auge industrial, con un sinnúmero de problemas, desde la precariedad laboral hasta la conquista tendenciosa del obrero por distintas ideologías en disputa, el camino legal tenía como objetivo proteger la integridad del colectivo, cuidarlo de intereses políticos, religiosos e incluso filosóficos. Su condición por consiguiente era la de ser obreros libres y su cometido la de contribuir a ser mejores personas, comprometidas con las causas en común, entre ellos y sus pares. Si bien suena romántico e idílico en sus preceptos, son extractos del estatuto, por lo tanto es digno de honrar su memoria trabajando sobre las dificultades del presente, sin caer en personalizmos, apresuramientos o apatias entre compañeros, ya que todo esto se hizo además con paciencia, tolerancia y mucha, mucha discusión.

 

Anael Cardozo de Assis 

Trabajador del frigorífico Carrasco

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario