ENTRE EL CONVENIO COLECTIVO Y LA CRISIS
POLÍTICA INTERNA
El convenio colectivo
En el medio de una crisis política sin
precedentes, la FUS firmó un preacuerdo que deberá ser refrendado en la próxima
asamblea general del 24 de octubre en Canelones.
Respecto a las reivindicaciones del 20
congreso, no se ha avanzado casi nada. Las pautas salariales son las que
propone el gobierno, con desindexación salarial en el primer año y, dependiendo
del comportamiento de la inflación, tendremos en el mejor de los escenarios un 2
% de aumento del salario real, y en el peor, un empate al final del segundo año
del convenio. El país crece, se pronostica que alrededor de un 2,5 % del PBI
para el año 2025, pero nosotros no tendremos participación en ese crecimiento.
¿Adónde irá ese dinero? Hacia los trabajadores y trabajadoras seguro que no.
En el punto de las condiciones laborales
hay un tibio avance en la licencia para los hijos de las y los trabajadores que
tengan algún percance de salud y estén internados, llevando la posibilidad de
extender la licencia por ese motivo de 18 años como hasta ahora, a 23 años.
Se aumentó la licencia gremial de 36
días a 48 días al año distribuidas entre 6 representantes. La mayor parte de
los sindicalistas realizan su labor con un enorme esfuerzo individual, salvo
excepciones, la de algunos atornillados hace décadas.
Después, en una comisión quedaron temas
importantísimos a ser tratados, entre ellos, el 4 y 2, la mejora del descanso. Veremos qué tanto se pueda avanzar en tres
meses, que es el plazo que tiene la comisión, contando a partir de marzo, para
llegar a acuerdos en áreas tan sensibles.
El preacuerdo se votó por unanimidad,
luego que se negoció y eliminó un punto que implicaba una regresión en derechos
para algunos trabajadores. Es evidente que era lo que se podía lograr dada la
enorme crisis política y de representación que tiene la Federación.
La crisis política
Décadas de temor e indignación llegaron
a su fin, de forma escandalosa y mediática. Se desmoronó un liderazgofundado en
un carácter autoritario, con múltiples usos y abusos de los recursos de la
federación.Un liderazgo que no representaba a la inmensa mayoría de las y los
trabajadores de la salud.
¿Y saben por qué podemos ser tan
contundentes en la afirmación de que ese liderazgo no representaba a los
trabajadores? Porque nadie salió en su defensa. Salvo mínimas y casi
inexistentesexpresiones, no hubo defensa del FOGATA.
La auditoría del primer año es
contundente. Imagino que los años para atrás serán peores. Pero no nos quedemos
en una sola cabeza. Porque hay más responsables. Por ejemplo, algunos
dirigentes que hoy forman parte del Consejo Central no pueden decir seriamente
que no sabían que había serias irregularidades, por decir lo mínimo, en la FUS.
Nosotros las habíamos denunciadouna y otra vezy las denuncias fuerondesestimadas
todas las veces. Es más, nos decían que atacábamos la unidad sindical.Éramos
divisionistas.
Así que algunos continúan tranquilamente
fingiendo demencia. Por otra parte, las comisiones fiscales, ¿no son
responsables? ¿Qué fiscalizaron durante todos estos años? Es evidente que, en
esa estructura, algunos son más responsables que otros.
La situación es grave y amerita
respuestas contundentes, este proceso no puede ser una lavada de cara y un
cambio para que la estructura de poder y control quede como está.
Sería una lástima que no aprovecháramos
este proceso para cambiar verdaderamente. La idea no puede ser cambiar de
collar, sino dejar de tener dueño.
R Hunter Indart
Consejera Central de FUS
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