Ignorancia Politica
La ignorancia política es un
fenómeno alarmante que permea diversas sociedades, y Uruguay no es la
excepción. El reciente plebiscito que buscaba derogar la Ley de Afaps y
modificar la edad de jubilación de 65 a 60 años, es un claro ejemplo de cómo la
falta de conocimiento y compromiso con la política puede llevar a decisiones
que perjudican a quienes más necesitan protección y apoyo.
El desinterés por la política, en este contexto, se convierte en un enemigo insidioso. Muchos ciudadanos, especialmente aquellos que se encuentran en situaciones de vulnerabilidad, a menudo votan en contra de sus propios intereses. Este fenómeno puede ser visto como un reflejo de lo que Sigmund Freud describe en su obra “Más allá del principio del placer", donde argumenta que los seres humanos no siempre actúan guiados por instintos vitales, sino que sus intereses pueden estar motivados por factores más oscuros y complejos.
En este caso, la ignorancia política se traduce en una incapacidad para reconocer cómo las decisiones políticas afectan directamente la calidad de vida de los más desfavorecidos. Al votar en contra de medidas que, a primera vista, parecen amenazar el statu quo, estos individuos terminan perpetuando un ciclo en el que el pobre se convierte en enemigo del pobre. La falta de información y el miedo a lo desconocido llevan a muchos a apoyar políticas que no solo les despojan de derechos, sino que también consolidan las estructuras de poder que los mantienen en la pobreza.
Este fenómeno se ve agravado por la manipulación mediática y la desinformación, que alimentan mitos sobre la política y sus actores. En lugar de fomentar un diálogo constructivo y una educación política, se perpetúan narrativas que convierten a la política en un campo de batalla donde los más vulnerables se ven atrapados en una lucha que no comprenden. La apatía y el desinterés hacia el voto se convierten en una herramienta que favorece a aquellos que ya están en el poder, asegurando que sus intereses sigan primando sobre los de la población.
Es crucial, entonces, promover una educación política que empodere a los ciudadanos. La ignorancia no es solo una falta de conocimiento; es una barrera que impide a las personas actuar en su propio beneficio. Debemos trabajar para que todos los uruguayos, independientemente de su nivel educativo o socioeconómico, comprendan la importancia de su voz en el proceso democrático. La política no es un juego ajeno; es una herramienta que puede transformar realidades, pero solo si la utilizamos con sabiduría y conocimiento.
Al final, la lucha contra la ignorancia política es una lucha por la dignidad. Es un llamado a reconocer que el verdadero enemigo no es el otro, sino la desinformación y el desinterés que nos alejan de un futuro más justo y equitativo. La historia nos ha demostrado que cuando los pobres votan en contra de sus propios intereses, se convierten en cómplices de un sistema que perpetúa la desigualdad. Por lo tanto, es imperativo que tomemos conciencia y asumamos nuestra responsabilidad en el ámbito político, no solo por nosotros mismos, sino por las generaciones futuras que heredarán las consecuencias de nuestras decisiones.
MAURICIO
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