domingo, 6 de julio de 2025

FOICA

 

Situación de la industria frigorífica 

El presente distopico de la unidad 

 

Escribir sobre la división de las FOICAS no es algo inédito. Desde sus inicios las corrientes ideológicas en la interna del movimiento obrero han tenido diferentes formas de accionar y grandes logros en su proceso, orgullo del movimiento. Pero a pesar de ello ha predominado la división. El trabajador de hoy, no logra resolver la división heredada sin más división. Y por lo tanto, superar las diferencias ha sido un desafío insuperable, aunque maquillable.

La realidad de los frigoríficos es algo incierto, pero no es de ahora. La centralidad de la industria en Montevideo y aledaños forzó una coordinación laboral y sindical muy profunda, producto también del contexto mundial. Sin embargo, hoy en día tenemos islas industriales esparcidas, con métodos similares pero inconexas, donde la realidad social y urbana describe una forma distinta de organización, y aunque el sistema de trabajo nos hermana, la discreción de los acuerdos nos separa. Porque cada planta tiene su trasfondo.

El empresariado ha mantenido un método encubierto y subrepticio de manejar el negocio, aunque ha sofisticado y privilegiado la cadena, con influencia jurídica y política en muchas áreas. El negocio de la carne es una marca país, mueve los hilos de la economía, y por ende, capta el interés de los gobernantes de turno. 

Por otra parte, la clase dirigente no estaba tan empantanada en intereses políticos para ejercer el poder. No había tanto marco legal al que atenerse para su ejercicio. Era el coraje y su condición de asalariado lo que regía como un deber a la hora de representar las causas colectivas. La actividad sindical tiende a corporativizarse, producto del desapego identitario del trabajador, su compromiso es más selectivo e individualista, invierte para sostener una estructura de servicio, apoya aquel representante que este dispuesto a sacrificarse "full time". El concepto "lucha de clases" pasa a un plano secundario y discursivo. La premisa del "salario digno" cobra un sentido supra-capitalista, ya que se mide o se valora de acuerdo a su capacidad de consumo.

Uno de los principales factores en detrimento del salario, es la baja frecuencia laboral. La industria es una gran carnicería dedicada al sacrificio de animales y los acuerdos económicos se sostienen por los volúmenes de cada jornada. Por lo tanto, que el jornal sea una variable de especulación afecta directamente nuestro salario. Ese comportamiento de la industria, de toda la vida, llevó al trabajador a asimilar la zafralidad como algo inherente al oficio, por sus largos periodos de inactividad, impulsando así un marco legal de protección y salvaguarda. Pero cuando esos mecanismos de cobertura caían, el trabajador quedaba nuevamente a la intemperie, en una condición de "sálvese quien pueda", buscando trabajo muchas veces en la informalidad, hasta la reapertura de la actividad fabril. Ese estado de supervivencia del trabajador de la industria frigorífica lo incorporó a su estilo de vida. Cada vez que arrancaban las intensas jornadas laborales, el trabajador se inmolaba físicamente para recuperar su salud financiera, negociaba el salario con el empresariado (que la hacía en pala) aprovechando el momento, para después quedar a merced del mercado y sus intervalos. Eso que se mantiene hasta hoy en día es parte de nuestra idiosincrasia. Pero es una realidad que ya no se sostiene en el tiempo, no se puede vivir durante esos intervalos de inactividad sin cobertura económica, la sociedad en la que estamos inmersos no lo permite. La fragilidad de la economía familiar se paga con más endeudamiento. Ya no se condice el estilo de vida moderno con los comportamientos de antaño de la industria, esta fragilidad en la actualidad deja expuesto al trabajador. 

La volatilidad del negocio también divide las aguas entre empresarios y mega empresas, donde cada uno hace su juego de poder, con la complicidad del sistema político llamado de izquierda o de derecha, donde lamentablemente la sociedad termina polarizada. Los sindicatos están sometidos a negociar rebajas o "favores" a cambio de reactivar las plantas. Mientras ambas federaciones intentan recuperar su estatus dentro del PIT-CNT, porque también ahí, hay una lucha de poderes con injerencia partidaria. 

Este panorama harto explicado en otras notas no pierde vigencia, pero además genera diversas posiciones en distintos ámbitos de trabajo. Hay trabajadores que han dedicado su vida a la creación de plataformas reivindicativas que van quedando al margen y muchos otros que están para justificar el establishment y militan para su permanencia. Ambos quieren lo mejor para el trabajador pero difieren en su punto de vista. 

La industria frigorífica está en una etapa clave, donde la multinacionales se disputan la supremacía del negocio, concretando acuerdos comerciales que profundizan la configuración del escenario actual, en pocas manos y muy poderosas. Estás mega empresas de capitales extranjeros, que vienen a acaparar el negocio agroindustria con la opacidad del sistema político, tienen el sartén por el mango. Es lo primero que tenemos que entender, sino las discusiones caen en anacronismos inconducentes. El pienso en la estrategia de acuerdos debe tener su respaldo racional, por fuera de las pretensiones de aquellos sindicatos que ostentan un lugar de privilegio. En los últimos consejos de salario, la avaricia del empresariado fue nuestra principal justificación para defender una partida fija, mientras muchas plantas frigoríficas peleaban por conservar su jornal. Aunque entiendo que las necesidades materiales, hoy en día, superan las expectativas del colectivo. Se está desprestigiando la jornada laboral, a cambio de promocionar un modelo cortoplacista. Antes de cuestionarnos qué es lo que debemos hacer, es importante que entendamos que la situación de cada frigorífico va a depender de quien responda por él y de las señales que el colectivo esté dispuesto a dar.

Estas observaciones objetivas de carácter individual tienen sentido desde el lugar que ocupo, la de un simple afiliado a SITFRICA, pero además carecen de sustancia por mi propia incapacidad de incorporar adhesiones a la causa. Más allá de eso, hay que seguir insistiendo con la necesidad de intercambiar ideas y mantener la apertura a discutir por las vías que la herramienta sindical ofrece, antes que se terminen de extinguir en la práctica.

 

Anael Cardozo de Assis 

Trabajador del frigorífico Carrasco

 

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