Situación de la industria frigorífica
El presente distopico de la unidad
Escribir sobre la división de las FOICAS no es algo inédito. Desde sus
inicios las corrientes ideológicas en la interna del movimiento obrero han
tenido diferentes formas de accionar y grandes logros en su proceso, orgullo
del movimiento. Pero a pesar de ello ha predominado la división. El trabajador
de hoy, no logra resolver la división heredada sin más división. Y por lo
tanto, superar las diferencias ha sido un desafío insuperable, aunque
maquillable.
La realidad de los frigoríficos es algo incierto, pero no es de ahora. La
centralidad de la industria en Montevideo y aledaños forzó una coordinación
laboral y sindical muy profunda, producto también del contexto mundial. Sin embargo,
hoy en día tenemos islas industriales esparcidas, con métodos similares pero
inconexas, donde la realidad social y urbana describe una forma distinta de
organización, y aunque el sistema de trabajo nos hermana, la discreción de los
acuerdos nos separa. Porque cada planta tiene su trasfondo.
El empresariado ha mantenido un método encubierto y subrepticio de manejar
el negocio, aunque ha sofisticado y privilegiado la cadena, con influencia
jurídica y política en muchas áreas. El negocio de la carne es una marca país,
mueve los hilos de la economía, y por ende, capta el interés de los gobernantes
de turno.
Por otra parte, la clase dirigente no estaba tan empantanada en intereses
políticos para ejercer el poder. No había tanto marco legal al que atenerse
para su ejercicio. Era el coraje y su condición de asalariado lo que regía como
un deber a la hora de representar las causas colectivas. La actividad sindical
tiende a corporativizarse, producto del desapego identitario del trabajador, su
compromiso es más selectivo e individualista, invierte para sostener una
estructura de servicio, apoya aquel representante que este dispuesto a
sacrificarse "full time". El concepto "lucha de clases"
pasa a un plano secundario y discursivo. La premisa del "salario
digno" cobra un sentido supra-capitalista, ya que se mide o se valora de
acuerdo a su capacidad de consumo.
Uno de los principales factores en detrimento del salario, es la baja
frecuencia laboral. La industria es una gran carnicería dedicada al sacrificio
de animales y los acuerdos económicos se sostienen por los volúmenes de cada
jornada. Por lo tanto, que el jornal sea una variable de especulación afecta
directamente nuestro salario. Ese comportamiento de la industria, de toda la
vida, llevó al trabajador a asimilar la zafralidad como algo inherente al
oficio, por sus largos periodos de inactividad, impulsando así un marco legal
de protección y salvaguarda. Pero cuando esos mecanismos de cobertura caían, el
trabajador quedaba nuevamente a la intemperie, en una condición de
"sálvese quien pueda", buscando trabajo muchas veces en la
informalidad, hasta la reapertura de la actividad fabril. Ese estado de
supervivencia del trabajador de la industria frigorífica lo incorporó a su
estilo de vida. Cada vez que arrancaban las intensas jornadas laborales, el
trabajador se inmolaba físicamente para recuperar su salud financiera,
negociaba el salario con el empresariado (que la hacía en pala) aprovechando el
momento, para después quedar a merced del mercado y sus intervalos. Eso que se
mantiene hasta hoy en día es parte de nuestra idiosincrasia. Pero es una
realidad que ya no se sostiene en el tiempo, no se puede vivir durante esos
intervalos de inactividad sin cobertura económica, la sociedad en la que
estamos inmersos no lo permite. La fragilidad de la economía familiar se paga
con más endeudamiento. Ya no se condice el estilo de vida moderno con los
comportamientos de antaño de la industria, esta fragilidad en la actualidad
deja expuesto al trabajador.
La volatilidad del negocio también divide las aguas entre empresarios y
mega empresas, donde cada uno hace su juego de poder, con la complicidad del
sistema político llamado de izquierda o de derecha, donde lamentablemente la
sociedad termina polarizada. Los sindicatos están sometidos a negociar rebajas
o "favores" a cambio de reactivar las plantas. Mientras ambas
federaciones intentan recuperar su estatus dentro del PIT-CNT, porque también
ahí, hay una lucha de poderes con injerencia partidaria.
Este panorama harto explicado en otras notas no pierde vigencia, pero
además genera diversas posiciones en distintos ámbitos de trabajo. Hay
trabajadores que han dedicado su vida a la creación de plataformas
reivindicativas que van quedando al margen y muchos otros que están para justificar
el establishment y militan para su permanencia. Ambos quieren lo mejor para el
trabajador pero difieren en su punto de vista.
La industria frigorífica está en una etapa clave, donde la multinacionales
se disputan la supremacía del negocio, concretando acuerdos comerciales que
profundizan la configuración del escenario actual, en pocas manos y muy
poderosas. Estás mega empresas de capitales extranjeros, que vienen a acaparar
el negocio agroindustria con la opacidad del sistema político, tienen el sartén
por el mango. Es lo primero que tenemos que entender, sino las discusiones caen
en anacronismos inconducentes. El pienso en la estrategia de acuerdos debe
tener su respaldo racional, por fuera de las pretensiones de aquellos
sindicatos que ostentan un lugar de privilegio. En los últimos consejos de
salario, la avaricia del empresariado fue nuestra principal justificación para
defender una partida fija, mientras muchas plantas frigoríficas peleaban por
conservar su jornal. Aunque entiendo que las necesidades materiales, hoy en
día, superan las expectativas del colectivo. Se está desprestigiando la jornada
laboral, a cambio de promocionar un modelo cortoplacista. Antes de
cuestionarnos qué es lo que debemos hacer, es importante que entendamos que la
situación de cada frigorífico va a depender de quien responda por él y de las
señales que el colectivo esté dispuesto a dar.
Estas observaciones objetivas de carácter individual tienen sentido desde
el lugar que ocupo, la de un simple afiliado a SITFRICA, pero además carecen de
sustancia por mi propia incapacidad de incorporar adhesiones a la causa. Más
allá de eso, hay que seguir insistiendo con la necesidad de intercambiar ideas
y mantener la apertura a discutir por las vías que la herramienta sindical
ofrece, antes que se terminen de extinguir en la práctica.
Anael Cardozo de Assis
Trabajador del frigorífico Carrasco
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